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PERSONAJES | 07-12-2011 16:05

“Siempre digo que soy una ilusionista”

La diseñadora habla por primera vez del pasado con Macri. La Industria textil, los talleres clandestinos, bel canto y familia feliz.

En su oficina de Recoleta, café de por medio, Evangelina Bomparola admite que es demasiado entusiasta y que le gustaría hacer mucho, si no fuera por el tiempo. “Tengo algo adolescente, creo que una hora dura más de lo que dura”. Muy cerca de allí está su boutique, sobre la Avenida Alvear. Su marca cumple una década y sigue siendo sinónimo de calidad y buen gusto. Juliana Awada, Karina Rabollini, Ximena Caminos (pareja de Alan Faena) y Cecilia Roth, entre otras, son sus clientas.

Bomparola es sobria y elegante, incluso cuando viste chupín y chatitas. “Cada vez estoy más simple y tengo menos ganas de vestirme, adoro los jeans y los suéteres de cashmere. Compro buen corte y calidad, pero no marcas, detesto los símbolos”, asegura. También se confiesa coleccionista de zapatos: “Tengo más de 100 pares, pero ya me empecé a aburrir”. Quizás conserve algo de su adolescencia roquera en Paternal. Su vida fue dinámica. Estudió Comunicación en la UCA e Historia en la UBA, trabajó como productora de moda y periodista, y manejó la comunicación de Hermès Argentina. Y descubrió otro mundo cuando fue pareja del empresario Franco Macri durante ocho años. En diciembre del ’98 se puso de novia con Juan Pons –actual director de una compañía internacional de indumentaria–. Al año y medio se casaron y tuvieron a Beltrán (10) y Esmeralda (6).

Noticias: La ropa habla de quiénes somos. ¿Qué dicen sus diseños?

Evangelina Bomparola: Hablan de calidad, de sentir un buen género y de lo que se siente al mirarse al espejo. También de la no pretensión, no pretende ser más que un vestido, que puede hacerte soñar y sentir muy linda. En la moda uno vende ilusión, siempre digo que soy una gran ilusionista. La exclusividad es otro de mis pilares, hago pocas prendas iguales por color. Además, llevo un registro de las clientas. Si dos se conocen y compran el mismo vestido, les aviso.

Noticias: Algunos opinan que su ropa es cara.

Bomparola: Tiene costos altos porque trabajo con modistas y sastres artesanales y con géneros importados. Eso deriva en un precio alto, pero al ser de muy buena calidad, trasciende cualquier época y mis clientas la siguen usando de temporada en temporada.

Noticias: ¿Quiénes son sus clientas?

Bomparola: Tengo tres tipos. Una conservadora, que nunca se animaría a transgredir. Otra que busca la novedad y quiere sobresalir, y la tercera, que se anima pero no tanto. Y vienen chicas de 13 hasta una señora de 85.

Noticias: ¿Es cierto que quiere hacer una segunda marca, más accesible?

Bomparola: Sí, quiero vestir a todas las mujeres que quieran hacerlo conmigo, y estoy convencida de que lo voy a lograr. Hay que ver cómo, porque se requiere otra inversión.

Noticias: ¿Diseña usted? ¿En qué se inspira?.

Bomparola: Yo bajo la línea, armo los bocetos sobre unas siluetas de papel, dibujo horrible, y termino de darles forma con mis dos diseñadoras. Me inspira mucho la música. Para la colección del verano fue la electrónica, volví a los `90. También trabajé con la filmografía de David Lynch y con su libro “Atrapa el pez dorado”, que me partió la cabeza. Este pez es el más fabuloso, pero está en la profundidad más oscura, y Lynch dice que uno tiene que atravesar las zonas oscuras y entregarse a la inercia si quiere encontrar su pez dorado.

Noticias: ¿Cuáles son sus zonas oscuras?

Bomparola: En el invierno atravieso momentos de tristeza muy profunda. La muerte también me despierta cosas oscuras, hace unos meses perdí una amiga muy querida y me costó salir de ese laberinto negro. Después de veintipico de años de análisis, sé que tengo que lidiar con mi melancolía siempre. Lo bueno del melancólico es que nunca te la creés y siempre hay un desafío nuevo que enfrentar.

Noticias: ¿Qué heredó de su abuela Ñata, que fue modista?

Bomparola: La cultura del trabajo. Fue modelista, tejedora, modista, sastre, hizo de todo. Creía tanto en sus manos maravillosas, que hasta último momento siguió trabajando. También heredé el amor por lo que se hace. Una vez me dijo: “Soñás tanto, tené cuidado con los sueños”. Me había quedado a dormir en su casa y al otro día cambió: “Hacés muy bien, soñá, el que sueña llega”. Compartimos charlas deliciosas, y a mi abuelo también lo quise mucho. Los dos fueron un oasis en mi infancia.

Noticias: Pablo Ramírez dijo en NOTICIAS que la industria textil argentina no existe. ¿Coincide?

Bomparola: Sigue en estado embrionario, necesitaría que alguien la tome en serio, pero no hay idoneidad en la gente que debe decidir. Además, hay tantas cámaras, que uno chiquito no sabe dónde ponerse. Es grave el tema de la importación porque no hay reemplazos en el mercado, y no se atienden los casos particulares. Tampoco hay créditos blandos para las pymes. Otro punto es la ley de talles. Debería haber una nomenclatura universal de talles, pero no pueden obligarme a tener ocho por modelo y un volumen de prendas que mi negocio no puede absorber. Por otro lado, los diseñadores tenemos un ego tan grande, que no entramos cuatro en una sala. Es muy difícil que se nos tome en serio cuando estamos: “Yo abro el desfile, yo cierro, yo soy el mejor, vos me copiás”. El día que digan “juntémonos todos”, yo pongo mi casa.

Noticias: ¿Se copia mucho?

Bomparola: Vorazmente, de afuera y de acá también. El invierno pasado me cansé de ver un vestido mío colorado con encaje, en todas las marcas y a todos los precios que te puedas imaginar.

Noticias: ¿Qué responsabilidad tienen las marcas en la existencia de los talleres clandestinos?

Bomparola: El que da el trabajo es responsable solidario y debería auditar sus talleres. Pero para una pyme es imposible. Lo único que puedo hacer es pedirle a la modista que, si tiene alguien trabajando sea en regla, y confiar en su palabra. No puedo irme a su casa, en Lanús, para ver en qué condiciones trabaja. Debería tener una estructura más grande. Algunos me mandan recibos y facturas de monotributistas, pero alguno puede cobrarme 50 y mandarlo a un taller de bolivianos a los que les pagan 5. Sería bueno que la AFIP también hiciera inspecciones.

Noticias: Otra pasión suya es la música. ¿Cómo le va?

Bomparola: Siempre me gustó, integré coros y canté con el Zorrito Von Quintiero de adolescente. Y a los 17 quedé seleccionada para Viudas e Hijas de Roque Enroll, pero mi mamá no me dejó. Recién hace poquito pude perdonarla. Pero cuando eso pasó, se acabó el canto. Tan guardado estaba, que mi marido tardó años en escucharme, no sabía que cantaba. Un día estábamos en Nueva York y me puse a cantar un tango en la calle. ¡Me acuerdo de la cara de Juan! Ahora hago un taller de interpretación vocal y estudio bel canto. También toco la guitarra, hice diez años de conservatorio, y fui a la Escuela Nacional de Danza. Pero lo mío es el canto, sueño con volver a cantar.

Noticias: Recién hablaba de su marido. ¿Cómo fueron estos años juntos?

Bomparola: Maravillosos. Las cosas más importantes de la vida me pasaron con Juan. Encontré mi compañero, el mejor padre para mis hijos, fui mamá, y formé mi empresa . Me ayudó muchísimo, a confiar en mí, a apoyarme en mi creatividad, e incluso hoy se ocupa de armar el plan de negocios. Yo no me consideraba una persona creativa y él siempre vio ese costado mío.

Noticias: En los `90 fue pareja de Franco Macri. ¿Qué recuerdos tiene de esa época y su relación con él?

Bomparola: Fue una época muy intensa, de mucha entrega, yo crecí mucho. Venía de un barrio, de una familia de clase media, y de repente conocí un mundo, se me abrió la cabeza. Conocí presidentes, reyes, príncipes, actores, lugares. Y pude resolver temas afectivos muy complicados, que me permitieron formar una familia después. Fue como un juego, pero de un gran aprendizaje. Me enamoré profundamente de Franco y él también de mí, y construimos una pareja dentro de nuestra enorme diferencia de edad. Me convertí en una señora más grande para acompañarlo y postergué algunas cosas en pos de resolver otras.

Noticias: ¿Tiene contacto con Macri actualmente?

Bomparola: Sí, le tengo muchísimo cariño y respeto. Hace tiempo que no lo veo porque él está mucho en China, pero tengo vínculo con parte de su familia. Fui al casamiento de Mauricio (Macri) y estuvimos a los abrazos con su hermano Mariano. Y la otra vez, esquiando en Chile, me encontré con una nieta de Franco, que me abrazó y me dijo: “No sabés cuánto te quiero y cuánto me acuerdo de vos”. Yo lloraba, no lo podía creer. Está todo más que bien. Terminamos porque era la vida. En algún momento, mi reloj biológico iba a decirme: “Quiero un vestido blanco, quiero hijos, quiero ser Susanita, basta de ser Mafalda”. Estoy en paz con el pasado.

por Cecilia Escola

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