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COSTUMBRES | 06-01-2012 11:56

El editor de sangre azul

Hijo de la desprejuiciada duquesa de Alba, se liberó de los límites de su clase, para dedicarse a la actividad intelectual. Biografía de un rebelde. Por qué cree que solo los libros bellos van a sobrevivir.

El Conde de Siruela, Jacobo Fitz-James Stuart Martínez de Irujo se presenta como Jacobo Siruela, a secas. Más que cobijarse en la cuna de oro en la que nació, el tercer hijo de la Duquesa de Alba (la aristócrata española con más títulos nobiliarios del mundo) eligió reinventarse. Orgulloso de haber roto con el karma familiar de no trabajar durante 500 años, asegura que no reniega de sus orígenes, sólo que se reconoce independiente de estirpe.

A los cinco años, mientras jugaba en el jardín del palacio de Liria, se le incrustó en el pecho la duda sobre el mundo y el ser humano. Fue cuando, en un piso perfectamente cuadriculado, un ratón intrépido pasó por delante de sus piernas, lo miró atrevido y siguió viaje para esconderse entre los arbustos. Jacobo fue corriendo a contarle a su “nanny” inglesa lo que había visto. La mujer lo acusó de mentiroso y lo reprendió. Con ese germen de desconfianza sobre el mundo que lo rodeaba, pronto tuvo la seguridad de que tenía que saltar los muros aristocráticos y mezclarse con intelectuales y artistas. Quería ser pintor. Hasta que a los veintipico, descubrió el placer de editar y transformó su título nobiliario (Conde de Siruela, municipio español perteneciente a la provincia de Badajoz) en una marca registrada, Siruela S.A., la editorial que le permitió independencia monetaria y mental de su pertenencia de clase. Veinte años después, ya consolidado como un editor exitoso, decidió volver a saltar el muro. Vendió su empresa, compró una casa en el campo y se sacudió a sí mismo con un nuevo desafío de auto reinvención: armar desde ese exilio rural una nueva editorial y volver a ganar libertad, esta vez de la tiranía del mercado. Seis años después de fundar Editorial Atalanta, pasó por la Argentina y conversó con NOTICIAS.

Noticias: ¿Enfrentó más prejuicios de su propia clase o del resto de la sociedad?

Siruela: De joven, ya era pintor, entonces se me permitían más cosas. Era el raro, el bohemio. Cuando empecé a editar, me costó que el mundo editorial me tomara en serio, porque una persona de una familia como la mía, pensaban que era un capricho de un niño rico. Eso no fue verdad porque yo me independicé de mi familia a los 24 años.

Noticias: ¿Ese fue el momento de recortar su identidad?

Siruela: Sí, había que autoafirmarse.

Noticias: A la distancia, ¿cómo evalúa esa actitud?

Siruela: Quizás como algo inevitable, sigues tu propio carácter, tu propia personalidad. Siempre he sido independiente tanto de mi clase social como de mi profesión, en general, de mi vida.

La edición

A sus 26 años, conoció a Jorge Luis Borges y luego el escritor argentino terminó dirigiendo colecciones de Siruela. Jacobo lo considera su gran maestro, la persona que le abrió la mente a la cultura sin tiempo ni espacio.

Noticias: ¿Qué es ser editor?

Siruela: Es una paradoja porque el editor tiene que conciliar dos cosas irreconciliables que son la cultura y el comercio. El editor no es lo que la gente se cree, una persona que descubre autores. El descubrimiento de autores es una cosa muy azarosa. En cambio, lo que importa de un catálogo es la coherencia, que tenga rostro, que no sea un cajón de sastre en el cual entra todo. Porque si no el editor está sometido a las leyes del mercado.

Noticias: ¿Es difícil no caer en esa tentación?

Siruela: Oscar Wilde decía que se puede evitar todo menos la tentación. Sí, es verdad que está lleno de tentaciones, pero es importante no apartarse del camino. Me doy cuenta de que muchas veces cuando me aparto de mi camino, me meto en problemas. Nosotros hacemos diez libros por año. Creo que se hacen muchos libros y el problema es que, así sean diez o veinte, uno tiene que estar muy seguro de esos libros.

Noticias: ¿Eso es lo que había perdido cuando decidió dejar Siruela?

Siruela: Lo que me pasó es que la empresa me comió, me iba bien, facturaba a veces mil millones de pesetas, pero perdí toda la felicidad de editar. Estaba todo el rato pensando en promociones, teniendo que leer manuscritos. Decidí vender, capitalicé todo el gran esfuerzo de veinte años y me compré una casa en el campo. Desde allí, seguí llevando siete colecciones y me di cuenta de que desde el campo se puede hacer una editorial. Entonces, llegó un momento en que hice borrón y cuenta nueva: abrí una editorial no basada en la búsqueda de autores sino en el desarrollo de tres ideas para investigar. La primera fue la brevedad. Si todo el mundo publica novelas, yo voy a publicar cuentos.

Noticias: ¿Ir a contramano es un sello propio?

Siruela: Es que si quiero editar una novela y tengo cuatro editores detrás digo “no, vuelvo a mi vida de antes”.

La segunda idea rectora de Atalanta es la memoria. Desde allí recupera textos de culturas del pasado, como de la antigua Grecia o libros de la cultura asiática. La tercera directriz es la imaginación, y se centra en mitos, novelas simbólicas y tradiciones espirituales. De esa colección forma parte “El mundo bajo los párpados”, del mismo Siruela, y “Cuaderno de Noche” escrito por su mujer Inka Martí.

Noticias: ¿Ambos libros trabajan sobre lo onírico?

Siruela: Sí, yo hice un libro filosófico narrativo sobre lo que significa soñar y cómo los sueños están en un contexto histórico y cultural, que hay una cultura de los sueños y los sueños son parte de la cultura. Y el de Inka es la descripción de cómo es la vida en sueños. Los sueños son nuestra poética.

Noticias: ¿Su concepción editorial es artesanal?

Siruela: Ya nos hemos desprendido de la artesanía real. Nuestra artesanía actual es virtual, somos artesanos electrónicos, digo que somos amanuenses electrónicos. Construimos el libro a través de la pantalla de un ordenador y luego lo fabricamos en un proceso industrial. Lo de artesanal es una metáfora.

Noticias: ¿Se refiere a la dedicación, a hacer lo mejor que se puede?

Siruela: Exacto, eso es el culto al libro: tratar de hacer un libro bello, sensual, que reporte placer en todos los sentidos, no solo en el de fondo sino también en el del objeto.

Noticias: ¿Cuán amenazante es la tecnología para la industria del libro?

Siruela: Yo no la veo amenazante. Nuestra realidad es el pluralismo, el presente y el próximo futuro serán plurales. El libro va a convivir con el ebook pero creo que es razonable pensar que los libros de bolsillo van a desaparecer porque el ebook es un instrumento totalmente utilitario. Pero no solo existe el utilitarismo, el libro en sí es un arquetipo y no va a desaparecer. Curiosamente, el planteamiento de Atalanta es uno netamente del siglo XXI. He visto que editoriales que hacían solo libros de bolsillo están cuidando mucho sus ediciones, porque es la única forma de oponerse al ebook.

Noticias: Una apuesta a exaltar lo que se tiene de único, ¿no?

Siruela: Exacto. Y ahí veo que estamos absolutamente en el camino correcto. Al final del siglo pasado, me decían que era un editor de los de antes, una raza en extinción. Bueno, el tiempo me ha dado la razón, no solamente no me voy a extinguir sino que voy en la dirección apropiada. Nuestro planteamiento no es comercial, de hacer best seller, sino puramente cultural.

Noticias: ¿Es elitista esa visión?

Siruela: Y sí, y por qué no, parece una mala palabra. Pienso que la cultura siempre fue para poca gente, la verdadera cultura, simplemente porque comporta un esfuerzo y poca gente quiere hacerlo. Pero a nosotros no nos interesa nada hacer libros aburridos. Hemos vendido unos 14.000 ejemplares de una novela del siglo XI de Murasaki Shikibu, por ejemplo. Quiere decir que una cosa superelitista puede llegar a mucha gente, no hay que descender el nivel para llegar a la gente, es la gente que con su deseo tiene que ascender a la alta cultura.

Noticias: Siempre se lo identificó con una propuesta de editorial boutique, como a un pionero del libro objeto, ¿coincide con esa descripción?

Siruela: No me interesa nada el “coffe table book”, lo que me interesa es que el libro sea también sensual. Esa fue una de las características de Siruela y ahora de Atalanta y veo que será una característica del libro del siglo XXI.

por Valeria García Testa

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