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SOCIEDAD | 10-02-2012 14:12

Culpas y un futuro incierto

La responsabilidad del empresario en la tragedia del Delta. Negocios y pasado polémico.

En los últimos años, Eduardo “Pacha” Cantón había optado por bajar su perfil. Pero su responsabilidad en un desafortunado accidente con su yate en el Delta del Tigre lo colocó nuevamente en el centro de la escena. Esta vez, no por sus emprendimientos inmobiliarios de lujo en la costa uruguya o su sociedad con el hijo del polémico magnate saudita Gaith Pharaon, acusado de lavado de dinero. Su nombre volvió a los titulares luego de que el viernes 3 atropellara con su lancha la canoa en la que iban Lorena Rojas (27) con sus hijas Daiana (5) y Tatiana (2), y su prima Vanina (15). Literalmente, la pasó por arriba y partió la barcaza al medio. Lorena murió en el acto. Tatiana, luego de seis días de agonía.

Según los familiares de las víctimas, tras el impacto, Cantón no las ayudó ni colaboró con su traslado hasta el hospital ubicado a 6 km sobre el Paraná Miní. “En el hospital tampoco se acercó a ver cómo estaba Tatiana”, le dijo a NOTICIAS apesadumbrado, Ricardo Rojas, papá de Lorena.

El testimonio de Patricia Moraschi, cuñada de Lorena y testigo directo del accidente, es contundente: “Iba en mi bote, me la crucé a Lorena y me gritó que iba para mi casa. Antes de girar para pegar la vuelta, vi de lejos el yate. Al volver a mirar, le había pasado por el medio”. Según relató, pese a que el cuerpo de Tatiana estaba flotando a unos metros del yate, “ninguno se tiró al agua ni arrojó un salvavidas”. Fue la propia Patricia y una de sus hijas quienes se tiraron al río y ayudaron a subir a Vanina y Daiana a su bote, quienes sólo tenían lesiones leves. Según contó, a su cuñada y su sobrina las auxiliaron dos esquiadores que estaban cerca, quienes fueron los que las llevaron al hospital.

“Cuando Patricia vino hasta casa gritando desesperada por lo que había pasado, salí a buscar a mi hermano, el marido de Lorena, para avisarle. Mi bote comenzó a fallar y al llegar a 4 Bocas, en una estación de servicio YPF abandonada, vi un yate amarrado. No sabía que era el del accidente. Les pedí si por favor me podían alcanzar y lo primero que me preguntaron era quién era. Cuando me identifiqué, me empezaron a decir 'la mujer tuvo la culpa'. Viendo que no me iban a llevar, me fui y finalmente me alcanzó un vecino. Más tarde ví el mismo yate frente al hospital y a los que estaban arriba, rodeados por la Prefectura”, relató Flora Mac Dougall.

Su marido, Gustavo Kallaur, fue quien llevó a Vanina al hospital por la herida en la rodilla y también contó que vio al yate en la YPF amarrado en 4 Bocas. Con bronca contenida, agrega: “Cantón dijo que no le andaba el motor de su yate y, después, resulta que fue navegando custodiado por la Prefectura sin problemas. Si no hubieran estado Patricia y los esquiadores, las muertes hubieran sido cuatro”.

Para responder a esas acusaciones, Cantón se tomó dos días. En una carta que circuló entre sus amigos, dio una versión totalmente opuesta a la de los familiares: “Venía por el canal De la Serna rumbo a Carmelo, adelante mío un esquiador se cayó, al venir atrás tuve que optar por llevarlo por delante con mi lancha o virar hacia la margen derecha, lamentablemente en la maniobra me encontré con una barcaza con 4 mujeres y una beba. Al llevarlas por delante, herí de gravedad a la conductora.  No dudé un instante en arrojarme al agua, la agarré, nadé con ella hasta mi lancha, la subí a la misma con ayuda. Con toda mi falta de experiencia le di asistencia como pude con respiración boca a boca, masajes, etc.. y pedí que agarren a la beba que había quedado en el bote llorando. Como la lancha mía no me arrancaba, pedí a los esquiadores, que tenían toda la intención de escaparse, que se arrimaran. Cargué a la señora y a la beba a su lancha y partimos todos hacia el hospital 4 del Miní”.

Su abogado Juan José Ávila hizo público un comunicado 24 horas después, ratificando esa versión y, en diálogo con NOTICIAS, insistió en destacar que no había intentado fugarse, como se dijo en un primer momento. Aclaró que Cantón no las trasladó él mismo al hospital porque su barco no arrancaba, “algo que ocurre con frecuencia cuando se ahoga el motor”.

Santiago Kent, el abogado que representa al viudo y padre de la beba fallecida, Gustavo Mac Dougall, sostuvo que si bien los testimonios no son coincidentes, hay varios que señalan que Cantón no colaboró con el rescate. “Lo que sí está confirmado es que a Lorena y Tatiana las llevaron al hospital los esquiadores”, agregó.

La investigación quedó a cargo del fiscal Facundo Osores, quien se negó a brindar más precisiones a la prensa mientras avanza con la investigación. Tras declarar en Prefectura el viernes del accidente, el empresario está en libertad pero, como tiene prohibida la salidad del país, no puede regresar a la chacra donde vive en Carmelo desde hace casi 20 años. La calificación legal que pesa sobre Cantón es homicido culposo (sin intención) agravado por haber más de una muerte, que tiene una pena de 2 a 5 años. Una condena superior a los tres años le implicaría tener que cumplir prisión efectiva.

En su defensa. Más allá de la demoledora acusación de la familia de Lorena y Tatiana sobre el accionar de Cantón post accidente, en su entorno cercano lo defienden. Un muy amigo suyo, Facundo Alonso Laich, le dijo con vehemencia a NOTICIAS: “Hace 20 años que vamos y venimos de Carmelo en lancha dos o tres veces por semana. Pacha conocía muy bien esa ruta. Son unos 60 kilómetros y es un viaje de dos horas. No puedo decir si en este caso venía rápido o despacio, pero me corto los dedos de la mano que Pacha no dejó tiradas a la mujer y a sus hijas en el agua. Es imposible que no las haya socorrido. Es solidario y respetuoso de los códigos del río”.

Pero el abogado del viudo no tiene dudas: “Está acreditado que hubo un altísimo grado de imprudencia por la velocidad a la que iba el yate y por las características del lugar. Solo se explica que Cantón haya embestido la canoa de Lorena si estaba mirando para otro lado, porque el canal De La Serna por el que iba Cantón, tiene 80 metros de ancho y Lorena ya estaba terminando el cruce (ver Infografía). Tenía al menos 60 metros para verla”. Asimismo, destacó que por las reglas de navegación, la embarcación más grande y/o la más veloz tiene la obligación de sortear los posibles obstáculos que se le presenten en el camino, como otro bote más pequeño. En este caso, mientras que la canoa tenía 6,5 metros y un motor de 20 caballos de fuerza, el yate modelo Mediterranean 40 posee dos motores de 254 caballos cada uno, y puede alcanzar una velocidad de 30 nudos, unos 55 km por hora.“Así como pasó, en pleno día y con buen tiempo, fue una barbarie, no un accidente”, se lamentó Kallaur.

Un conocedor de la navegación en la zona del Delta le dijo a NOTICIAS que “en el trayecto de Carmelo a San Fernando, como el Paraná de las Palmas es ancho, se levanta una velocidad de entre 14 y 16 nudos, y al entrar al canal De la Serna, no suelen bajarla”.

El yate de Cantón - de 12,70 metros de largo y 3,14 de ancho- es el que anteriormente tenía su hermano, Zoilo, ex propietario y director la revista El Planeta Urbano. De hecho, debajo de la pintura azul de sus laterales se puede ver el ploteo con el nombre de esa publicación. Con esa embarcación, cuyo valor ronda los 150.000 dólares, Zoilo ya había protagonizado un accidente en el 2009, también en el Tigre, al chocar una lancha colectiva, aunque sin víctimas. El yate hoy está secuestrado en la Prefectura de Tigre hasta que se completen las pericias.

Dinero y negocios. Proveniente de una familia de clase media de buen pasar económico -su padre creó una reconocida agencia de bolsa y fue presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires en los `80-  Cantón incrementó en dos décadas su fortuna gracias a exitosos emprendimientos inmobiliarios y gastronómicos. En ese ascenso tuvo mucho que ver su habilidad para relacionarse con personajes influyentes y con dinero para invertir en proyectos de lujo. Muchos de esos vínculos no estuvieron exentos de polémica y acusaciones cruzadas por manejos económicos.

Abandonó sus estudios secundarios a los 16 años, pero mantuvo el apodo que le puso su padre, fanático de Estudiantes de La Plata, en honor al famoso jugador Carlos Pachamé, figura en el equipo ganador de la Copa Libertadores en los `60. Tras un curso en los Estados Unidos de capacitación en desarrollos inmobiliarios, pasó de los negocios financieros a ese rubro. Puso la mira en la costa uruguaya y no se equivocó.

En la tranquila ciudad de Carmelo – a la que, según dijo en una entrevista, soñaba con posicionar entre los primeros lugares del turismo internacional- construyó un emprendimiento múltiple denominado Puerto Carmelo, que comenzó a mediados de los `90 con el country El Faro y se expandió a un campo de golf, una marina y un aeropuerto. A partir de comprar a fines de los `80 una vieja estancia con viñedos de principios del siglo XX, también desarrolló su marca insignia, Finca y Granja Narbona. La recicló y allí funciona una bodega, una quesería, un restaurante de campo y una posada.

No conforme, en los `90, buscó inversores para construir un hotel cinco estrellas y se asoció a Laith Pharaon, hijo del  magnate árabe Gaith, ex propietario del Hotel Hyatt en Buenos Aires y del Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI) que tuvo que cerrar por las acusaciones de lavado de dinero. Con una inversión de 25 millones de dólares -que incluyó una participación minoritaria de Cantón- se levantó el hotel de super lujo Madison, Golf y Spa Resort de Carmelo. Por esta vinculación con Pharaon, la jueza María Servini de Cubría lo investigó por lavado de dinero, aunque no fue procesado. Hoy ese hotel de super lujo, bajo la marca Four Seasons, es propiedad de un grupo inversor que encabezan el banquero Jorge Brito y Cantón.

Con el paso de los años, el empresario se convirtió en el personaje de mayor protagonismo en Carmelo, donde lidera la mayoría de los desarrollos inmobiliarios y hacia donde atrajo el interés de varias personas destacadas de distintos ámbitos: desde Susana Giménez – de cuyo ex yerno, Eduardo Celasco es muy amigo- quien invirtió en terrenos en la zona asesorada por Cantón, hasta el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Biolcati, quien suele llegar los fines de semana en su avión, pasando por Brito, titular del Banco Macro. Federico Bonomi, dueño de Kosiuko, también fue alentado por su ¿ex? amigo Cantón para replicar el concepto de su emprendimiento hotelero Casa Chic, de San Ignacio, en Carmelo: compró 50 hectareas en Punta Gorda y en marzo próximo inaugura una posada y un club de campo. Sin embargo, hay versiones que señalan que en los últimos tiempos se habrían distanciado por cuestiones económicas.

El éxito de Narbona en Carmelo, lo impulsó a abrir otra sede en Punta del Este, un balneario que lo tuvo como protagonista de la movida esteña en temporadas pasadas. Lo contactó a Alejandro Gravier, marido de Valeria Mazza, para invertir juntos en “Viñas del Este”, un proyecto de chacras de lujo con viñedos propios dentro de Narbona. Allí viven hoy la modelo y su familia. Pero la sociedad no duró. El desacuerdo se produjo por un terreno comprado con ganancias comunes que terminó escriturado a nombre de la mujer de Cantón. El predio hoy vale 2 millones de dólares.

Esa disputa con Gravier por diferencias de dinero no fue la única. Cantón también terminó peleado con el desarrollador inmobiliario de Punta del Este Enrique Etchebarne Bullrich, responsable de Laguna Escondida en San Ignacio.

En el 2010, con la ayuda de sus hijos más grandes -tiene tres de su primer matrimonio-pudo cumplir otro de sus sueños: abrir Almacén Narbona en el Mercado del Puerto del Tigre, una zona cuya remodelación estuvo impulsada por Milagros Brito, hija de su socio.

Quizás por la fuerte apuesta que hizo por Carmelo o porque quiso priorizar su vida familiar a partir de su segundo matrimonio con una mujer uruguaya -con quien tuvo un hijo hoy de 4 años-, lo cierto es que Cantón se alejó de la movida esteña nocturna que lo tuvo de protagonista en otras temporadas y bajó notoriamente su perfil en los últimos años.

El accidente que protagonizó el viernes 3 le cambió los planes. Imposibilitado de salir del país, deberá afrontar un juicio penal que podría llevarlo incluso a prisión. Hasta ahora, no enfrentó a los familiares de Lorena y Tataina. En la carta que le envió a sus amigos sostuvo que “lamentablemente, las versiones difundidas por la prensa, y el show mediático armado para alejarme de la familia, no me han dejado compartir el dolor con ellos, pero tarde o temprano se que va a ocurrir y toda la verdad saldrá a la luz”. Quizás ya sea demasiado tarde.

por Mariel Fitz Patrick

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