Thursday 28 de March, 2024

RESTAURANTES | 24-02-2012 14:08

Corazón de tango

“Boedo Antiguo”, José Mármol 1692 esq. Salcedo. 4921-3500 (reservas). Solo viernes y sábados desde las 20. Tarjetas de crédito. Ambiente climatizado. $ 70/ $ 80, sin bebidas.

El solo tarareo de “Pompeya y más allá la inundación…” o “San Juan y Boedo antiguo y todo el cielo…” nos traslada a una zona emblemática de Buenos Aires, que atesora leyendas, tangos, historias, y que llega al corazón del porteño. En la zona hay bastantes restaurantes que, si bien respetan tradiciones, también incorporan novedades o sutiles modificaciones a los clásicos, como el visitado esta semana, “Boedo Antiguo”, que según los registros nació en un caserón construido en 1927 y reconstruido –ya con su actual enseña- en 1996, para abrir sus puertas en forma definitiva en el 2001. La administradora actual es Mirta Gómez, psicóloga social, psicodramatista y amante de la buena cocina, que instaló en el menú actual, originado de un mix italo-hispano, toques personales.

El local también hace gala de la tradicional música en vivo (bandoneón incluido), y candelas sobre las mesas, todo montado en espacios con clásicas paredes de ladrillo, amplias ventanas, un patio y el escenario para los músicos, instalando una interacción entre el local y su personal, que cuida el ambiente familiar. El menú también tiene un toque cordial y tradicional: comienza con una sustancial “ensalada griega”, que consta de lechuga, tomate, mozzarella, cebolla colorada, pepino y aceitunas negras, con aderezo de aceite de oliva, aceto y perejil; o bien “berenjenas a la parmesana” (torre de berenjena grilladas, con jamón, mozzarella y tomate), o también tartaleta de puerros, panceta y parmesano, o bien en otra propuesta pollo, champiñones y parmesano, etc.

Siguen después los platos principales, por ejemplo: pollo a la crema de romero con papas asadas; ojo de bife con champiñones y papar azafranadas; raviolones negros de salmón con crema de albahaca; filetes de brótola al roquefort con papas al natural, etc. y cierra con los dulces: tulipas tibias de manzana y nueces con helado de crema americana; bananas o manzanas morenas, flambeadas al ron con bocha de helado de crema americano; brownies con helado de sabayón, almendras y salsa de chocolate; etc. Aclaramos que la propuesta es más extensa aún y abierta a la tentación o curiosidad, y también que algunos platos cambian según estaciones.

El lector apreciará al menos dos características: 1) la cocina se inspira en tradiciones de la cocina familiar porteña (básicamente italo-hispana), pero con toques o combinaciones no convencionales y de realización posible según las estaciones, que dan una dimensión particular a los platos; 2) es una propuesta de platos enjundiosos e intensos, que llaman a ser probados y que, reiteramos, cambian estacionalmente. Ambas características llevan a elegir un vino adecuado para acompañar el menú, y la carta de la casa está estructurada con más de 30 vinos, seleccionados con buen criterio aunque no infalible: el paladar del comensal manda.

por Fernando Vidal Buzzi

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