Son las cosas del destino”, dice mientras espera que la peinen y maquillen para su próximo desfile del Buenos Aires Fashion Week. Se refiere al cambio radical que puede dar la vida frente a un hecho inesperado. Paula Gandolfo no pensaba ser modelo. Vivía en Junín, le encantaba el baile y todo lo que fuera artístico. Hasta que un señor con buen ojo la “descubrió” y le propuso sumarse a ese mundo al que muy pocas se resisten. Con 15 recién cumplidos y su 1,82 metro a cuestas, la chica rubia y de ojos celestes se subió a la pasarela y no se bajó más. Probó suerte en el exterior y le fue muy bien, y pasó a ser una de las modelos con mayor proyección internacional, según la revista “Marie Claire Italia” del 2008.
Ya afianzada en su carrera, aclara puntualmente que ella es mannequin. Por las dudas, y para cubrir su futuro, estudia relaciones públicas en la Universidad de Palermo. Además, está de novia con un director de cine con el que le gustaría formar una familia.
Noticias: ¿Es modelo por vocación o porque es una buena manera de vivir y de ganar un dinero interesante?
Paula Gandolfo: Empecé a trabajar a los 14 años y lo hice por vocación, por amor a esto. Pero fue algo que me pasó, no lo elegí yo. Siempre fui alta y flaca y todo el mundo me decía que tenía que ser modelo, pero a mí me encantaba el baile, iba a canto, guitarra, destreza, manualidades. Hasta que me descubrieron en el Alto Palermo y todo cambió rápidamente. Son las cosas del destino, ¿viste?
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por Cecilia Escola
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