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MúSICA | 13-04-2012 13:56

Nacional e importado

Épica bajo la lluvia torrencial. Vértigo rocanrrolero. Emoción. Fiesta. Foo Fighters, Fito Páez y Charly García fueron las propuestas centrales de la edición 2012 del “Quilmes Rock”.

Este fue un “Quilmes Rock” diferente. Si alguna vez fue el festival que concentraba buena parte de lo que pasaba en el terreno del rock nacional, hace tiempo que abrió el juego hacia la presencia muy numerosa de bandas y solistas internacionales. Se repitió lo del escenario único, que es lo que permite un ámbito como el de la cancha de River, a diferencia de locaciones de otros tiempos cuando se alternaban los shows entre artistas consagrados y otros en desarrollo. Lo diferente estuvo en que al reiterarse el número principal –Foo Fighters– en las dos primeras jornadas dedicadas a los visitantes, y cerrar con Fito Páez y Charly García como muy salientes en la noche dedicada a los de aquí, en alguna medida se perdió ese formato festival que tuvieron otras versiones del mismo encuentro. Lo que unió ambas cosas, claro, fue el auspicio y el marco.

Las dos primeras fechas tuvieron a Dave Grohl, aquel recordado baterista de Nirvana –grupo con el que vino a nuestro país hace muchos años, en vida de Kurt Cobain– como protagonista excluyente. Y eso, a pesar de que en los dos días en que le tocó cerrar, como voz cantante, guitarrista y líder de Foo Fighters, hubo una larga lista de otras bandas y solistas, en algunos casos muy interesantes. La veterana y aún muy bien plantada Joan Jett con sus Blackhearts –que cantó las dos noches–, MGMT, Cage the Elephant, TV On the Radio, Band of Horses y, sobre todo, Arctic Monkeys –que soportaron los primeros embates de la terrible tormenta del miércoles 4– tuvieron sets acordes con sus categorías y sus historias, siempre eficientes. Lo que pasó fue que el público tenía a Grohl y sus muchachos como centro de su atención. Así, con pequeñas variantes en ambas noches, la multitud acompañó tanto los temas más viejos como la presentación de algunos de los nuevos correspondientes a “Wasting Light”, el disco que vinieron a presentar. Y si la primera de esas fechas tuvo la “normalidad” de un concierto emotivo pero prolijo, el segundo tuvo toda la épica de escuchar rock debajo de la lluvia torrencial, que pudo asustar a unos pocos pero que enloqueció a la mayoría. Y así sucedió, con miles de personas bailando, cantando y convirtiendo en barro el suelo de una cancha que costará mucho arreglar.

El cierre argentino tuvo otra impronta. Otra vez, hubo una propuesta amplia y variada en estilos e importancias: Banda de turistas, Las Pelotas y Catupecu Machu. Pero la enorme mayoría había ido a ver a Fito y, muy especialmente, a un Charly que lució nuevo look de pelo recoloreado, con un enrulado leonino que fue el comentario inevitable. El señor del bigote bicromo sigue enterneciendo con su recuperación y una propuesta estética –con el mismo Fito, Juanse y Pedro Aznar como invitados en su set– que, más allá de su aspecto y de la limusina que lo paseó en el ingreso al escenario, se pareció mucho a lo que había hecho hacía poco tiempo en el Gran Rex. Fito dedicó un nuevo tema a Spinetta y Charly lo recordó en “Rezo por vos”. Y el rock argentino volvió a tener su fiesta, aunque esté un poco falto de renovación.

por Ricardo Salton

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