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POLíTICA | 07-09-2012 13:31

Recuerdos oscuros de El Olimpo

El fundador de NOTICIAS dio testimonio ante la Justicia por su secuestro durante la dictadura militar.

Pasaron más de 33 años y las heridas todavía están abiertas. El fundador de NOTICIAS y presidente de Editorial Perfil, Jorge Fontevecchia, prestó declaración por su secuestro durante la última dictadura militar. Su testimonio quedó inscripto en el marco de la tercera parte de la megacausa ABO (por las siglas de los campos de detención denominados Atlético, Banco y Olimpo) que investiga los delitos de lesa humanidad en el área de acción del Primer Cuerpo del Ejército, y apunta a las responsabilidades de los represores Pedro Godoy, Eduardo Cruz, Juan Méndez y Juan Chacra.

La declaración ante el Juzgado Federal N° 3 de Daniel Rafecas no fue la primera. Ya había declarado sobre su detención ilegal en un juzgado del partido bonaerense de San Martín el 12 de enero de 1984, a pocos días del fin de la dictadura militar.

Como aquella vez, Fontevecchia relató que el secuestro que lo mantuvo cautivo en el centro clandestino conocido como El Olimpo ocurrió en la noche del viernes 5 de enero de 1979 cuando abandonaba la revista La Semana, predecesora de NOTICIAS. “Salgo con el auto rumbo a mi casa y a los diez minutos me cruzan varios autos, con armas largas, yo me detengo, bajo del auto con la cédula en la mano, que en esos momentos voló por el aire, y entonces me colocan en uno de los autos, en la parte de atrás, y se sientan sobre mí tres personas”, relató. El resto de la historia no escapa a las trágicas crónicas de la última dictadura militar. La secuencia comenzó con una capucha en la cabeza y concluyó con el cautiverio en lo que luego advertiría que era el centro clandestino comandado por Guillermo Suárez Mason, comandante del Primer Cuerpo del Ejército, y donde operó el policía federal Julio Simón, alias “Turco Julián”. “Confirmé que se trataba de El Olimpo en el proceso de una causa judicial, en la cual me citan a declarar en el juzgado federal de San Martín, a cargo en ese momento del juez Luis Córdoba, en la causa de la desaparición del científico Alfredo Giorgi, quien había estado detenido en El Olimpo”.

Los recuerdos visuales son escasos. Los ojos vendados le impidieron reconocer algo más que unas “altas ventanas” aunque le permitieron recordar a un vendedor que voceaba sus “Helados Noel”. Solo pudo sacarse las vendas cuando le permitieron bañarse. Las condiciones eran lamentables. “Yo estaba desde que llegué casi desnudo, solo en calzoncillos, me pusieron en una celda que tendría dos metros por uno; había en la celda un camastro de cemento, era pared de cemento, y poseía una puerta de hierro macizo, que tenía un agujerito muy pequeño”, repasó el fundador de NOTICIAS, quien recién 30 años después de su secuestro pudo recorrer El Olimpo. Los tres interrogatorios –en los que le preguntaron, entre otras cosas, “por qué visitó la embajada de Cuba” y “por qué publicaba entrevistas a figuras prohibidas”– y un simulacro de fusilamiento completaron la escena de terror.

Desesperación. Mientras tanto, la familia Fontevecchia presentó el 5 de enero de 1979 un Habeas Corpus ante el Juzgado Federal Nº1 con el objeto de conocer el paradero de su hijo. También se enviaron telegramas al por entonces ministro del Interior, general Albano Harguindeguy, y al secretario de Información Pública, el contralmirante Rubén Franco. Las diferentes gestiones fueron sin suerte y la familia resolvió realizar una campaña pública para denunciar el secuestro. Los principales medios de la época reflejaron la noticia. A cuatro días de su desaparición, La Nación, Clarín, Diario Popular, La Prensa, La Razón, Crónica, El Litoral, The Buenos Aires Herald, entre otros medios, difundieron la preocupación por la desaparición del director de La Semana. Las crónicas se repitieron en los días subsiguientes.

Recién el 13 de enero, a ocho días de su secuestro, Fontevecchia reapareció en Libertador y Salguero, en el barrio de Palermo, con siete kilos menos. Lo habían amenazado de muerte y le dejaron en claro que ante cualquiera que lo indagara (algo que sucedió a las pocas horas de recuperar su libertad) debía aclarar que el secuestro había sido de carácter extorsivo.

Los medios, que siguieron el tema, se hicieron eco de la liberación. Abandonó El Olimpo, aunque sin conocer a sus captores. Recién diez días después tuvo algunos indicios sobre quiénes podían ser. Fue cuando, tal como ellos le habían adelantado, volvieron a contactarlo y lo pasaron a buscar por la redacción de La Semana. Las voces eran las mismas que lo habían interrogado durante su cautiverio y era la primera vez que podía ver las caras de quienes lo habían golpeado. No había dudas. “Era una visita a los ex detenidos con el fin de amedrentarlos y hacerlos sentir vigilados”, concluyó ante la Justicia. Según reconstruyó gracias a los testigos de la causa El Olimpo, sus interrogadores podrían haber sido Julio Simón y Oscar Augusto Rolón, dos hombres de la Policía Federal. Pero no pudo corroborarlo porque aún no tuvo acceso a las fotos de la época.

El secuestro de Fontevecchia (que consta en la Conadep bajo el expediente 6.570) ya había sido advertido por otros testigos que mencionaron haberlo visto mientras estuvo cautivo en El Olimpo. Es el caso, entre otros, de Osvaldo Acosta, que declaró en el Juicio a las Juntas, y del físico Mario Villani, quien lo mencionó en el Juicio por la Verdad de La Plata.

CAMPAÑA. Las idas y vueltas de la Argentina han provocado que el mismo Estado que durante la dictadura secuestraba y “desaparecía” a ciudadanos, con el paso de los años, y en democracia, haya pasado a financiar a medios periodísticos que niegan esos tormentos. Eso se desprende de la campaña de desprestigio que encabezó el zar de los medios K, Sergio Szpolski, quien puso en duda, desde algunas de sus publicaciones, que el secuestro de Fontevecchia hubiera ocurrido. La campaña oficial comenzó en el 2007 en la revista 7 Días de Szpolski y siguió con el correr del kirchnerismo, en otros medios estatales y paraestatales.

Su declaración ante el juzgado de Rafecas busca ayudar a cerrar las heridas. Albertina Caron, la secretaria del juzgado, fue la encargada de tomar la declaración. También estaban el abogado Oscar Pellicori y el director periodístico de Editorial Perfil, Gustavo González. La presencia de terceros no involucrados es una particularidad del juzgado de Rafecas en causas como esta, ya que el juez les permite declarar a las víctimas en las condiciones que consideren apropiadas. “La lógica es generar las mejores condiciones para que las víctimas de delitos de lesa humanidad declaren con tranquilidad de espíritu. Eso se logra con la contención de un familiar, o, en algunos casos, de un compañero de cautiverio. Lo que sucede es que algunas víctimas llegan a estos procesos con muchos prejuicios y lo que se busca es que el acompañamiento los ayude”, explicaron las fuentes del juzgado.

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por Franco Lindner

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