La verdadera razón del odio entre Cristina Kirchner y Daniel Scioli serían las largas pantorrillas de Karina Rabolini.
Cristina ama a Evita porque logró el sueño de todas las cincuentonas actuales: quedar embalsamada en los treinta y monedas.
Los jóvenes de Harvard se mostraron agresivos por temor a un revival de las relaciones carnales.
Como toda diva que se precie de tal, Cristina ama a Belgrano porque prefiere estar rodeada de amigos con ambigüedades varias.
Cristina odia a Perón porque no le dio una mano a Evita (ni muerto puede reparar su error…).
Néstor era igual a Tristán pero Máximo terminó parecido a Jorge Porcel (h).
Cristina patinó con La Matanza porque vive en la estratosfera.
Los uruguayos nos odian porque tienen como presidente a un ex guerrillero que se recibió de estadista y nosotros, a una abogada exitosa que se disfrazó de revolucionaria.
Chávez nos ama porque lo libramos de Alicia Castro y la mandamos a Inglaterra.
Feinmann necesita una ducha fría.
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