El Festival “Camino de las estancias” plantea una propuesta decididamente fascinante: una serie de conciertos con músicos especializados en el repertorio barroco y renacentista, en ámbitos históricos que incluyen museos, iglesias y algunas de las estancias jesuíticas diseminadas por el territorio de la provincia de Córdoba.
El concierto de apertura de esta nueva edición, en la bellísima Iglesia de la Compañía de Jesús, estuvo a cargo de La Barroca del Suquía, uno de los ensambles historicistas más notables del país, dirigido por su fundador, el violinista Manfredo Kraemer. Estos músicos son profundos conocedores del lenguaje y del estilo barroco, algo que pudo constatarse en las piezas orquestales del programa, que permitieron apreciar la peculiar riqueza tímbrica de sus instrumentos. En el doble concierto para oboe, violín y orquesta, de Bach, Kraemer y el oboísta Diego Nadra se lucieron como solistas, y generaron un diálogo impecable con el ensamble orquestal.
Sin embargo, los momentos más exquisitos llegaron con las intervenciones de la mezzosoprano noruega Marianne Beate Kielland, en “Cessate, omai cessate”, de Vivaldi, y en la cantata “Vergnügte Ruh, beliebte Seelenlust”, de Bach. Kielland domina su voz, dúctil y flexible, con increíble naturalidad y expresividad. En la obra de Bach alcanzó momentos particularmente sublimes, remarcando la intencionalidad de cada frase con notable sensibilidad.
La gente que colmó la iglesia aplaudió y agradeció efusivamente ese momento de pleno disfrute. Era apenas el comienzo de un nuevo recorrido por las estancias de los jesuitas, con la sutileza y la profundidad de la música.
por Margarita Zelarayán
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