Friday 29 de March, 2024

COSTUMBRES | 15-11-2012 14:04

Las Sexy-Abuelas

Son joviales, hermosas y activas. Plantean otra manera de enfrentar la edad. Qué aceptan y qué rechazan de su nuevo rol. Fotos.

Cuando nacen sus nietos, no ponen un aviso en los “sociales” de algún diario tradicional. Ellas lanzan la noticia por twitter. Tampoco tejen escarpines ni mantas de lana. Prefieren comprar y regalar ajuar negro o en animal print. Son “abuelas modernas”. Parecen y son muy jóvenes. Siguen insertas en el mercado laboral, lejos, muy lejos, de la edad “pasiva”. No solo continúan generando trabajo y reconocimiento social sino que también gozan una vida amorosa activa y muchas veces, tienen nuevas parejas o están buscándolas. ¿Cómo impacta la llegada de un nieto, en una época donde reina la fantasía (que ellas encarnan) de que se puede detener el paso del tiempo?

Transgresoras. Andrea Frigerio tiene 51 años y una nieta de tres meses. Estrenando rol, y tan apetecible como siempre, Frigerio asegura: “Las abuelas de hoy somos muy activas. Yo amo lo que hago. Ojalá tenga la sabiduría de parar y no perderme nada de Olivia. Tengo que aprender el 'dolce far niente' y mi nieta va a ser el disparador de eso, porque quiero construir una relación con ella, voy a estar ganando en afecto”.

Se podría decir que las “nuevas abuelas” son una generación “disruptiva”: las que hoy tienen entre 50 y 70 años son las que fueron “madres modernas”, se insertaron en el mercado laboral/profesional, tuvieron hijos pero delegaron en buena parte la crianza (en sus propias madres, en muchos casos) y siguieron creciendo como mujeres independientes, activas y productivas. Ahora, aparecen como las abuelas “modernas”, que no están dispuestas a cubrir el mismo rol que tuvieron sus madres en relación con sus hijos. El plus que las diferencia, además, es mantener intacto el sex appeal.

Sensualidad. Si sorprende que sean “abuelas sexy” es porque hay resabios del abuelazgo asociado negativamente con la decrepitud y la deserotización. Santiago Bavosi, máster en Investigación en Psicología Social por la Universidad Autónoma de Barcelona y especialista en Gerontología, coincide en que la palabra “abuela” nos deposita automáticamente en el dominio de la vejez y señala que allí es donde aparece la verdadera incomodidad. “Por eso 'abuela', más allá del rol, es todo lo que una mujer no quiere ser; por sus simbolismos sociales negativos. Lo que muchas resisten es la palabra y su connotación, no el rol”, interpreta.

Moria Casán (67), un emblema de la “abu hot” y atemporal, explicita la diferencia entre el rol y la carga social que conlleva el término: “No me gusta la palabra en sí: es tan fea como 'sacrificio'. Es una lástima, pero se la asocia a la vejez, a la decrepitud. Está eso de “pase, abuela”. ¡Un horror! Y yo no soy ni me siento ninguna de las dos cosas. Abuela no, prefiero que me llamen 'grand-sex-mom'”, provoca.

Clara Coria, psicóloga y coordinadora de talleres de reflexión sobre temas clave en la vida de las mujeres, explica los distintos condimentos que sazonaron el caldo social en el que se cocinó el tema del abuelazgo femenino: “Tradicionalmente, la cultura instaló a las mujeres en el rol de madres y el de su continuación: el de abuelas. Decretó también que la sexualidad femenina se cancelaba con la menopausia y que desaparecían los deseos sexuales por la reducción de las hormonas. No es la reducción de las hormonas lo que desdibuja el deseo sexual sino la falta de estímulos apropiados”.

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por Valeria García Testa

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