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PERSONAJES | 15-02-2013 14:32

"Preferiría ser feliz a ser buen actor"

Se luce en la obra “El hijo de p...del sombrero”. Y habla de despistes y fobias, ciertas vicisitudes de la fama, los artistas y la política.

Por suerte o por obra de sus ayudamemorias (quién sabe), Fernán Mirás recordó asistir a la entrevista que a continuación usted (lector) está por disfrutar (en el mejor de los casos será un disfrute; seamos optimistas). “Tengo muy mala memoria”, explica el actor de la obra “El hijo de p...del sombrero”, y profundiza: “En realidad, soy muy despistado. Tardé años en acordarme el cumpleaños de mi mujer. Ahora lo sé, es el 26 de enero, pero tengo que anotar todo, es muy raro que haya algo que recuerde. Los nombres para mí son difíciles. Los números directamente no existen, tengo una negación absoluta. No me acuerdo la dirección de un lugar incluso dos minutos después de que me la dijeron. La llevo anotada en un papel y la miro 17 veces mientras estoy yendo, algo que mi mujer no soporta”.

Noticias: ¿Dónde hace las anotaciones para recordar?

Fernán Mirás: En todos lados. Es un problema, porque después tengo una suma de papeles y nunca encuentro dónde anoté lo que buscaba. Anoto mucho en paquetes de cigarrillos, entonces a veces se me juntan tres paquetes de cigarrillos vacíos. Me olvido de pasar las anotaciones en donde quizá tengo teléfonos. En algún momento probé usar un anotador, pero después los pierdo. No los tengo nunca encima...

Noticias: ¿Y cómo hace para recordar la letra del guión?

Mirás: Es raro, pero con eso no me pasa. Tengo un rollo profesional de no llegar tarde, entonces por ejemplo, tengo anotado con particular cuidado un horario o si cambia el horario de una función, no recuerdo cuál es el nuevo  y entonces lo anoto en el celular para no confundirme. Al tiempo lo incorporo, pero puedo tardar un mes en saber a qué hora tengo función. Tengo un poco de pelea con eso de las cuentas del banco y con los temas  domésticos. Por eso también anoto todo, he tenido desastres con cosas sin pagar. Para mí, al que inventó el débito automático tendrían que darle ya el Premio Nobel.

Noticias: ¿Está en un buen momento?

Mirás: En varios aspectos siento que sí. Es un momento muy placentero, me gusta la edad que tengo y para la edad que tengo, me gusta el punto en el que estoy de la vida. Mi profesión siempre ocupó un buen lugar, siempre la acomodé en un espacio parecido y sigue estando ahí, y me agrada. Claramente está relacionado con mi vida, porque es una vocación: no soporto no actuar, pero al mismo tiempo siento que me importa mucho más mi vida, que debo ponerlo en un lugar de laburo. Tengo una relación muy intensa con el trabajo, hasta que dejo de trabajar. Cuando empecé era distinto, más intenso. Pero veo que le pasa a todo el mundo: en el inicio, la profesión invade todo, y para mí la función no me es indiferente, no puedo ir y hacerla así nomás, pero en cuanto termina siento que me importa mucho más ser feliz, que creo que es lo importante. Si tuviera que elegir, preferiría ser feliz a ser buen actor.

En su casa paterna, a Mirás lo mandaban a comprar válvulas 6DQ6 como quien manda a buscar pan a la esquina. Recuerda claramente sus tardes en “Telegaona”, una casa de artículos electrónicos en Floresta, donde iba por  orden de su padre: “Mi viejo era técnico electrónico y mi vieja docente. Mi hermano mayor siguió la carrera de mi viejo, y además fue muy brillante desde chico. En mi casa ya estaba definido que la electrónica era de mi papá y mi hermano, y yo nunca tuve ninguna relación con eso. Mi casa estaba llena de televisores y equipos abiertos. Sé la diferencia entre un tiristor y un transistor”, asegura el actor, que es maestro de Artes Plásticas.

Su hermana menor también se dedicó al arte, la carrera que a su padre no le habían dejado seguir en su juventud. “Cuando mi viejo era chico, como solo tenía a su madre y necesitaba trabajar, fue a contarle a su profesora de Plástica que quería seguir Bellas Artes y ella le dijo que no. Una tipa divina, ¿no? En la primaria, yo era muy chico cuando le dije a mi profesora que iba a seguir Bellas Artes. Ella me dijo `te vas a cagar de hambre´. Una respuesta muy alentadora”, recuerda Mirás.

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por Juan Bautista Torres López

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