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ARTE | 15-02-2013 15:06

Tinísima, artista y militante

“Tina Modotti. Fotógrafa y revolucionaria.” Centro Cultural Borges. Viamonte y San Martín. Lunes a sábado, 10 a 21. Domingos y feriados, 12 a 21. Entrada: $30. Menores de 12 años: gratis.

Tina Modotti pertenece a esa clase de mujeres cuyas vidas son tan extraordinarias como sus fotografías, tal como ocurre con Gerda Taro, fotógrafa y militante que murió en 1937 en el frente de batalla durante la Guerra Civil Española, quien con su marido inventó y firmó decenas de fotos con el seudónimo de Robert Capa. Asimismo, Modotti comparte con Frida Kahlo más de una característica y cierta trayectoria: las dos contribuyeron a cambios artísticos decisivos en México. La exhibición itinerante “Frida Kahlo y Tina Modotti”, organizada por galería Whitechapel de Londres en 1982, constituyó un respaldo a los esfuerzos de críticos e historiadores por afirmar la reputación artística de ambas; lo lograron.

Obrera, inmigrante, musa, artista y militante, la talentosa y apasionada Tina Modotti (Italia, 1896-México, 1942) se debatió durante años entre su amor por la fotografía y su deber como militante comunista, en 1930 terminó eligiendo la ideología y excluyendo su realización personal y artística.

Las fotos confirman su sensibilidad y establecen su identidad estética que sintetiza lo popular, la cultura revolucionaria y un perfil modernista. Los retratos de mujeres, chicos y hombres de trabajo, se mezclan con íconos revolucionarios y con imágenes depuradas, texturas y detalles, espacios casi abstractos. Modotti se identifica con los trabajadores y con la pobreza. No hay condescendencia ni pintoresquismo en esas caras trabajadas por la vida. Son estampas duras y sobrecogedoras de una realidad aparentemente dormida, pero volcánica.

Las imágenes de su corta carrera fueron desarrolladas principalmente en México y revelan una aguda observadora e impecable realizadora; hay algunas fotos tomadas en Berlín, donde recaló tras ser expulsada de México (que la volvió a recibir, luego de su paso por Moscú y actuación en la Guerra Civil Española). Allí yace en una tumba con un poema que Neruda le dedicó: “(...) Puro es tu dulce nombre, pura es tu frágil vida... de sombra, fuego, nieve, silencio...”.

Atractiva, desprejuiciada y enigmática, durante mucho tiempo el rostro mediterráneo y el cuerpo sensual de la fotógrafa, retratados extensamente por su amante y maestro Edward Weston, fueron más conocidos que sus propios trabajos; aquí se incluyen algunos retratos de Weston y otros. Centro de interés por su atractivo físico y misteriosa personalidad, posó para José Clemente Orozco y Diego Rivera -con quien se relacionó sentimentalmente- para los murales de la Universidad de Chapingo. Pero su gran amor fue el líder comunista cubano Julio Antonio Mella, asesinado ante sus ojos en las calles mexicanas. Cálido y demostrativo, él la llamaba Tinísima; las fotos de Mella y su máquina de escribir son ya emblemáticas.

Su testimonio fotográfico -mezcla de reportaje social, humor y sensualidad, virtuosismo en el manejo de luces y sombras- justifica de sobra la fascinación que muchos sienten por esta bella y seductora mujer muerta misteriosamente; nunca se descartó una conjura estalinista. Últimos días para esta exhibición, organizada por la Galerie Bilderwelt de Berlín.

por Victoria Verlichak

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