Thursday 28 de March, 2024

BLOGS | 26-02-2013 17:10

Maldito Estado

Igual que la inseguridad, la huelga de maestros golpea a los pobres.

A metros de mi casa está uno de los cafés emblemáticos de la ciudad. El encargado del valet parking estaciona ahí automóviles de alta gama comprados con dólar de cinco pesos que cuestan, en origen, lo mismo que en la Argentina. Fiat 500 full full, por ejemplo, a 14.000 dólares cuando el que lo adquiere en el shopping de Aventura, Florida, paga por él 22.000. Ese joven trabajador tiene dos hijos y una mujer hermosa. Vive en Florencio Varela, a 5 cuadras de la ruta. Tarda entre dos y dos horas y media en llegar a su casa. Mantiene una biblioteca popular y el momento más difícil de su día consiste en llegar desde la parada del colectivo a su casa a las dos de la mañana. Dos o tres veces por mes, sufre algún contratiempo vinculado a la seguridad. Su temor es su familia, a la que le prohíbe salir de la casa después de la seis de la tarde.

Ayer su hijo mayor empezaba primer grado. Va a una escuela pública y no tuvo clases. Los dueños de los autos que estaciona, sí. Las escuelas privadas funcionan con subsidios del Estado. Casi no existen colegios que no reciban un aporte mensual de ese gigante bobo que tan mal administra su propia educación para terminar pagando a terceros que hagan lo mismo que él hace mal y poco. Hasta el 80% de los sueldos de los colegios privados, sonreligiosamente aportados por ese mismo Estado que ahora no puede garantizar un inicio de clases uniforme.

Agreguémosle el aumento de la “canasta escolar”. No menos de 2.500 pesos por cabeza.

Cada día los ricos viven en una “burbuja” más grande y más aislada. Y para el INDEC los ricos son los que ganan más de $1.800 entre cuatro personas. Claman por la inseguridad porque les roban el reloj con “coronita” en un café de Recoleta. O en la bajada de la Panamericana al entrar a su country. Del empleado del valet parking nadie se acuerda. Ese que sufre dos hechos de inseguridad por mes, inexorablemente. El que no pudo llevar a sus hijos el primer día de clases. El que quiere progresar pero lloró anoche cuando vio la “mochilita” en la mesa de su cocina y entendió que en las manos de este Estado, su vida no tiene futuro.

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