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RESTAURANTES | 03-05-2013 15:27

¡Aguante el bolichón!

“La Perla Española”. Av. Belgrano 2948. 4931-3778. Comida Porteña. Lunes a viernes de 7.30 a 17. Sábados de 8 a 16. Delivery. Solo efectivo. Precio promedio: $ 70.

Mientras la alta gastronomía porteña batalla con la inflación para poder mantener la calidad y el servicio, siempre hay un amigable bolichón de barrio dispuesto a darnos de comer rico y barato. Lo más probable es que, como dicta la tradición, el dueño sea “gallego” (o hijo de), que tenga soda en sifón, que los platos sean para compartir, y que solo pueda pagar en efectivo; pero seguro va a salir “pipón pipón” y va a poder pagar la cuenta con lo que tiene en el bolsillo. Claro que para encontrar un lugar así hay que irse a un barrio en serio, alejado del turismo y de los polos gastronómicos, como por ejemplo Balvanera. Allí se encuentra “La Perla Española”, que poco tiene de española (solo el abuelo del dueño, su propietario original) pero mucho de perla. Un lugar donde comer rico, casero y barato, hoy sin dudas es un hallazgo.

En el menú de “La Perla Española” no hay sorpresas. Basta leer la lista de platos del día, escrita a mano, para saber que allí se sirve todo lo que uno espera en un bolichón: peceto al horno con papas, canelones de ricotta y verdura, pastel de papa, filet de merluza con puré, bife de costilla con papas fritas, tallarines con estofado, y demás clásicos. Las porciones son grandes en serio, así que no dude en compartir. Sobre todo porque “La Perla Española” solo abre al mediodía, y volver a trabajar después de una porción para usted solo, no va a ser tarea fácil. También puede llamar a “El teléfono que satisface”, como reza el cartel pintado en la ventana, y comer como en su casa sentado en su escritorio.

Sin embargo, lo recomendable es entregarse a una experiencia completa en “La Perla Española”. Esta comienza con una lengua a la vinagreta, sardinas con cebolla, tomate rellenos con atún, o una picadita de queso Mar del Plata de entrada. Después un plato del día o algún corte de parrilla, una napolitana o unas pastas a elección, acompañados con un infaltable vino y soda. De postre, flan mixto – “un puema”–, zapallos en almíbar o almendrado. El ambiente, lejos de ser refinado, acompaña al espíritu popular. El salón es limpio y está bien mantenido, la atención es eficiente y amable, y apenas cruce la puerta Waldo, el dueño, lo hará sentir como en su casa. No casualmente “La Perla Española” siempre está lleno, así que le recomendamos ir temprano o prepararse para esperar, tomándose un vermut con manicitos en la barra.

En “La Perla Española”, el cliente siempre tiene razón. Y es tal la devoción de su clientela que, aunque está cerrado de noche, suelen abrirlo para grupos de más de doce personas. La paradoja es que posiblemente pague lo mismo por todo su grupo de amigos que por una cena para dos en uno de los restaurantes “top” de Buenos Aires. Ambas experiencias son incomparables, es cierto, pero en épocas de vacas flacas es un alivio saber que, en algún rincón de la ciudad, lo espera un buen plato de comida casera a un precio accesible. ¡Que nunca nos priven de la bendición de un buen bolichón! (valga la rima).

por Fernando Vidal Buzzi

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