Thursday 28 de March, 2024

PERSONAJES | 12-07-2013 14:23

“Me gusta tratar a los chicos como pares”

Ilustradora, escritora y cantante, es la primera argentina que ganó en Suecia el Premio Astrid Lindgren, el Nobel de literatura infantil.

A Isol le aburre lo convencional. Bajita, delgada, la cara fresca, la voz aniñada, la risa pronta, parece una adolescente. El espíritu y el humor la acompañan. Ilustradora y escritora de literatura infantil, y también cantante, sus historias inquietan y sorprenden. Alguna vez estudió Bellas Artes y publicó su primer dibujo para una revista en NOTICIAS. Hoy tiene 20 libros publicados en diferentes idiomas, 12 como autora integral (textos e imágenes) y ocho como ilustradora de textos ajenos, entre ellos, un cuento de Paul Auster.

Recibió premios importantes y acaba de ganar el más prestigioso, considerado el Nobel de la literatura infantil: el Astrid Lindgren Memorial, otorgado por el gobierno de Suecia, con una suma de cinco millones de coronas suecas (unos 780.000 dólares). Fue elegida entre 207 candidatos de 67 países y es la primera argentina en obtenerlo. Ella, lo más tranquila, dice que esto no la cambia, solo le permite jugar en las grandes ligas. También está nominada por tercera vez al Hans Christian Andersen Award, otro trofeo de los principales. En pareja con otro artista prestigioso, el dramaturgo, actor y director Rafael Spregelburd, es madre de Antón (1 año y medio) y hace malabares para que el tiempo le alcance entre tanto trabajo, proyecto y viaje.

Noticias: ¿Esperaba recibir el Astrid Lindgren?

Isol Misenta: Los candidatos son nominados por instituciones de todo el mundo y el Banco del Libro de Venezuela me venía nominando desde el 2006. Los primeros años pensé qué pasaría si lo ganaba, después ya no, había tanta gente en la lista. Finalmente llegó, y fue muy loco. Una mañana, a las siete, me despertó un llamado desde Suecia. Era el presidente del jurado, Larry Lempert. Yo dormida, en inglés, pensaba que era otra cosa, hasta que me dijo que había ganado el premio. “Oh, mi Dios, gracias”, le contesté. Lo miré a mi esposo y le susurré lo más fuerte que pude: “¡Me dieron el Astrid Lindgren!!!!! “. Sin gritar, porque el bebé dormía.

Noticias: ¿Cómo vivió la ceremonia en Suecia?

Misenta: Fue como un sueño, recibí tanto cariño. Fue una ceremonia gigante en el Concert Hall, 900 personas, los ministros de cultura, de arte, al lado mío la princesa Victoria, una chica divina que me decía que le había encantado mi libro del patito para su hija. Una locura. Encima, yo había estado con un resfrío horrible y ese día tenía mucha tos y la princesa me ofreció unos caramelos de menta. Hubo una orquesta de niños, un grupo sueco muy famoso, una pareja de tango, y pasaron una retrospectiva mía en pantallas gigantes. Después subí al escenario, me dieron un diploma enorme, dí mi discurso en inglés y, al final, canté. Una sorpresota, fue hermoso porque la gente lo recibió como un regalo. Yo estaba emocionada, pero muy tranquila.

Noticias: ¿Ya sabe qué va a hacer con el dinero? Es una suma considerable.

Misenta: Todavía no. Quizás arme otro estudio, fuera de casa, para trabajar más tranquila. El dinero no me cambia, salvo que puedo soñar alguna cosa, pero no voy a cambiar mi estilo ni hacer negocios que no me interesan.

Noticias: ¿Qué pasa con su trabajo a partir de ahora?

Misenta: A partir del premio hay mucho más interés. “Secretos de familia” sale en árabe y de “Nocturno”, mi último libro, van a hacer una multiedición en griego, sueco, alemán. Esto me pone en las ligas mayores. Además, me permitió meterme en la tradición de Suecia, donde tienen un gran respeto por la literatura infantil y juvenil.

Noticias: ¿En la Argentina existe ese respeto?

Misenta: Quizás muchos lo toman como un género menor o como solo para niños, pero el nivel de autores e ilustradores es muy alto. Es difícil hacer buena literatura infantil. Yo soy muy exigente, cuando la historia es estúpida me pongo de muy mal humor, y  cuando me dicen que algo es medio malongo y parece para niños, no me lo banco.

Noticias: Sus libros no pretenden ser didácticos ni moralistas.

Misenta: No me parece que los libros o el arte estén para enseñar. Yo uso mucho el humor, no me pongo solemne, me gusta jugar y tratar a los chicos como pares, ponerme en su lugar. Quiero sorprenderlos y divertirlos con lo que a mí me divierte. Quizás haya cosas que no comprendan, pero qué importa. De chica leía textos que no entendía, pero me inquietaban y eso era buenísimo. No siempre entendía lo que decía Mafalda, pero me encantaba igual.

Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1907 de la revista NOTICIAS.

Producción: Esteban Vedia. Fotografía: Pablo Puente.

por Cecilia Escola

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios