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COSTUMBRES | 26-07-2013 14:10

Nueva era en Mónaco

Vida familiar, nacimientos y el saneamiento de la economía transforman el rostro de la monarquía más glamorosa de Europa. La expansión territorial.

Mónaco entró en una nueva era”, comentó con entusiasmo la princesa Carolina a principios de julio. A simple vista, ese proceso de rejuvenecimiento empezó en 2011 con el casamiento del príncipe Alberto de Mónaco, continuó el 21 de marzo con el nacimiento de Sacha –primer heredero de la nueva generación– y podría seguir con la llegada del primer hijo de Charlotte.

Esos acontecimientos sociales llegaron como una bendición para darle un toque de brillo mundano a una transformación mucho más profunda, iniciada tras la muerte del príncipe Rainiero, en 2005: en ocho años, su heredero –el príncipe Alberto– consiguió disipar la imagen lóbrega que salpicaba el prestigio de ese peñasco de 2,02 km, que hasta hace poco tiempo cobijaba algunas de las fortunas más opacas del mundo.

Nacimiento. El punto simbólico de inflexión entre el pasado y la nueva historia de Mónaco fue, sin duda, el nacimiento de Sacha: el hijo de Tatiana Santo Domingo y Andrea Casiraghi es el protagonista involuntario de varios acontecimientos. Por un lado, es el primer miembro de la nueva generación y, por lo tanto, pasó a ocupar la tercera posición en la línea sucesoria, detrás de Carolina y Andrea. Por esa razón, si Alberto no tiene hijos, será llamado algún día a sentarse en el trono del principado.

Por otra parte, Sacha tuvo la virtud de convertir en abuela a Carolina de Mónaco, la mujer que durante las décadas de los 70 a los 90 fue una de las “playgirls” más turbulentas de Europa. A los 56 años, Carolina parece fascinada con su nuevo papel: el mejor testimonio al respecto es la foto publicada en portada por el semanario “Paris Match”, que la muestra dándole el biberón en la cubierta de su yate Pacha.

Los padres del bebé y Carolina se rehusaron, hasta ahora, a hacer una presentación oficial del heredero.

A pesar del medio siglo largo que transcurrió desde entonces, los monegascos recuerdan la ola de emoción que invadió Montecarlo a fines de enero de 1957 –pocos días después del nacimiento de Carolina– cuando se difundió la primera foto de la nueva princesa al lado de Grace Kelly. Posteriormente, cada nuevo hijo de Rainiero y Grace era presentado junto a sus hermanos.

“Traten de no repetir el error que cometieron mis padres”, les sugirió Carolina a los progenitores de Sacha. La princesa está convencida de que esa primera foto puso en marcha una dinámica perversa que, poco a poco, alimentó la voracidad de la prensa por la familia de Mónaco. La foto de tapa que publicó “Paris Match” le dio la razón: fue “robada” por un “paparazzo” que hizo una guardia de varias horas emboscado en una lancha en el puerto de Montecarlo.

La tragedia que signó el matrimonio de Carolina con Stefano Casiraghi, muerto durante una prueba de motonáutica, aumentó la presión del periodismo sobre la familia. Pero la princesa logró proteger parcialmente a sus hijos y ahora está dispuesta a sacar las uñas para defender la privacidad de su nieto. “Hay que hacer todo lo necesario para preservar a este chico”, insiste.

En realidad, no era necesario insistir demasiado, porque los dos padres de Sacha conocieron desde su infancia el significado que puede tener un teleobjetivo. Tatiana, hija del millonario Julio Mario Santo Domingo –que hasta su muerte en 2009 fue la segunda fortuna de Colombia–, vivió desde niña acosada por la prensa. Por su parte, Andrea también conoció desde niño el asedio de los “paparazzi”.

Estos temores están lejos de haberse disipado, sobre todo porque en los últimos días se multiplicaron los rumores que aseguraban que la segunda hija de Carolina está esperando un bebé.

Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1909 de la revista NOTICIAS.

por Christian Riavale

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