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SOCIEDAD | 30-08-2013 14:00

Sara Stewart Brown: el arma secreta de Lanata

Tras la separación del periodista con su ex mujer, NOTICIAS te acerca la versión completa de la nota de tapa del 25 de mayo. Una mujer con resistencia.

En las distancias largas, lo único que importa es llegar a un reinado sin brillo llamado resistencia. Los que entrenan para la superación continua saben que el secreto está en cruzar la extenuación y cambiar el aire para volver a empezar. La única meta está en encontrarla.

A Sara Stewart Brown (38) le gusta probarse en los 42 kilómetros de las maratones. Estuvo en la de Nueva York, estará en septiembre en la de Berlín, cruzó dos veces la cordillera de los Andes en tres días. Se define “lenta” pero aguantadora: “Las termino”, dice y se ríe, dato que será redundante señalar porque Sara sonríe todo el tiempo y no por diplomacia. Sus pequeños ojos negros chispean algo vital muy parecido a la alegría.

Sara Stewart Brown: Empecé a correr porque engordé como 30 kilos con el embarazo de Lola y no pienso entrar más a un gimnasio. Me gusta la vida sana, dejé de fumar hace dos años. Correr es mi espacio. Por supuesto, Lanata me dice que estoy demente pero me entiende y le da curiosidad.

Lola tiene ocho años y es la única hija de Sara y Jorge Lanata, su marido desde septiembre del 2011 y pareja desde 1998. Él tiene otra hija, Bárbara, de 23, que tuvo con Andrea Rodríguez, periodista y productora del programa “Periodismo Para Todos (PPT)” que conduce su ex los domingos por El Trece. Stewart Brown llama a Jorge, “Lanata”, y Lanata llama a Sara, “Kiwi”. Ambos, además, se tratan de “usted”.

Stewart: Surgió como un código nuestro muy al principio de la relación y después quedó, aunque estuviera todo mal. Hubo un momento en que si nos peleábamos, salía el tuteo pero después no, ya no, y siempre nos tratamos de usted.

NOTICIAS: ¿Me alcanzaría la sal, Kiwi? ¿Por qué?

Stewart: La historia es así: un abuelo de mi abuelo era ingeniero, hacía puentes y trabajó en Nueva Zelanda. Hay una islita al Sur que se llama Stewart por este antepasado y Lanata se puso a ver qué había ahí. Y había un pájaro llamado kiwi, feo, marrón, muy simpático, que no vuela. Desde entonces me llama así y los que me conocen desde entonces también.

En la casa paterna, “Kiwi” es Sara o Sarita, hija de hijos de ingleses establecidos, como otros inmigrantes traídos por el ferrocarril, en Quilmes, al sudeste del conurbano, donde se crió junto a su hermano, seis años mayor. El papá es capitán de barcos de carga, ya retirado, y la mamá es profesora de inglés y ama de casa. Que Sara tuviera sus primeros trabajos como traductora en medios periodísticos fue consecuencia lógica de haber crecido en un hogar bilingüe.

NOTICIAS: ¿Te anotaron con los dos apellidos?

Stewart: Porque yo soy adoptada y en esa época la ley pedía los dos apellidos. ¡Menos mal que pegaban entre sí! Son dos apellidos muy comunes: Stewart en Escocia y Brown en Irlanda.

NOTICIAS: ¿Tu hermano también es adoptado?

Stewart: Sí. Me lo contaron a los cuatro años, cuando los chicos empiezan a preguntar de dónde vienen. Y se naturalizó, claro, a esa edad pensaba que todos los chicos nacían de cualquier mamá. Después se fue acomodando. Pero nunca hice terapia. Siempre se habló en mi casa, jamás nos ocultaron nada ni a mí ni a mi hermano.

NOTICIAS: ¿Tus viejos son como esos ingleses que viven adentro de una tetera?

Stewart: Y sí, más o menos. Pero son ingleses del Sur, sin pretensiones.

NOTICIAS: ¿Cómo fue llevarlo a Lanata a esa casa?

Stewart: Mi papá es frío, poco físico, corto, habla poco. Pero Lanata hace hablar a todos. Al principio des confiaban porque era un tipo grande y yo era chica, alguien de los medios, pero estuvo bien, fluyó la relación.

NOTICIAS: ¿Llevaste otros novios?

Stewart: Sí, uno, en la adolescencia. Igual, a Lanata lo conozco cuando tengo 21, en 1996. Le fui a ofrecer hacer una adaptación de su novela “Historia de Teller” para teatro. No aceptó. Igual, él me encantaba. Lo escuchaba todas las noches por la radio en “Hora 25” (FM Rock & Pop), era imposible no enamorarse de él, todo fluía, me encantaba antes de verle la cara. Les había dicho a mis viejos que si el director de “Página 12” aparecía en “Hora clave” me avisaran porque no lo había visto, no lo podía guglear. La relación más seria se dio cuando ya estábamos en “Veintitrés” (en ese momento, “Veintiuno”). Él me tomó para hacer traducciones. Me llamó a través de su asistente que había empezado a salir con una amiga mía. Ya habíamos tenido un romance corto, hubo un stand-by y a partir de “Veintitrés”, volvimos hasta hoy.

NOTICIAS: Qué decidida. ¿No te inhibía?

Stewart: Es que estaba segura de que no tenía que ponerme en el lugar de la admiradora. Estaba claro que lo era pero me tenía que parar en otrolado. Pero no fue tan planeado, yo era chica, se dio muy natural. Me encantó siempre, me enamoró, regalán. A él le dio curiosidad, yo estaba pelada y usaba una gorrita de lana.

NOTICIAS: Y, finalmente, se casaron.

Stewart: Sí, en secreto, no invitamos a nadie. Primero quería casarse él, antes que naciera Lola, y yo no; después fue al revés, hace dos o tres años me agarró como un prejuicio machista, no sé. A cada rato Caparrós me cargaba, cuando me veía cantaba ese tango “Pobre solterona te has quedado”. Así que me obsesioné con el casamiento. También lo quería por mi mamá, nunca me exigió nada pero sé que para ella es importante, está mejor así.

Suena el teléfono. Es Barbara Lanata. Hablan como dos amigas intercambiando cualquier tipo de datos.

Stewart: Tenemos excelente relación. A Lola le encanta quedarse a dormir en casa de Andrea. Es que somos familia y ya pasaron muchos años. Pero a alguna gente le resulta raro.

NOTICIAS: ¿Estas celosa de “la Sueca” (Alexandra Larsson)?

Stewart: Por las dudas, si voy al programa no me paro al lado de ella por pánico a la comparación. Es hermosa, divina, todos la quieren, Bárbara la viste, no se la cree para nada, todas la adoran.

Sara Stewart Brown dice que no daba notas porque no tenía nada importante para mostrar. No quería ocupar el lugar de “la mujer detrás de”, aunque supiera que lo ocupa igual.

Stewart: La tengo reclara. Cuando iba a la universidad, pasó mucho tiempo hasta que se enteraron de “quién era”. Yo no lo niego pero tampoco iba a ir declarándolo si no me preguntaban. A Lanata le costó entender este silencio, pero después comprendió que yo primero quería que me conocieran por quien soy y lo que hago y después que viniera lo otro, lo que viene conmigo. Lo que pasa es que él no entiende lo que viene con él, lo que él significa, su carrera que invade todo. En la Universidad Kennedy, estudió Artes y Ciencias del Teatro, porque quería dirigir. No lo hizo pero sí escribió críticas teatrales en revistas y produjo espectáculos como los de Fernando Peña hasta un año antes de su muerte, en el 2009.

Sara sabía que nunca iba a ser actriz porque le incomoda ir adelante, que siempre iba a ser productora porque está en su naturaleza resolverles problemas a otros, y que todavía no terminaba de encontrar lo que quería.

Stewart: Las artes plásticas eran una cuenta pendiente. Me dije es ahora o nunca y me metí, en el 2008, a estudiar Artes Visuales en el IUNA. No me corría nadie, Lola ya estaba más grande, sin problemas económicos, podía hacerlo. Es una carrera larga. Hice arte callejero, grabados y ahora estoy buceando en técnicas mixtas, sin encasillarme. Todavía no me recibí pero no quería seguir postergando el momento de largarme, de llevar a cabo mis inquietudes.

Por primera vez, se presentó en una muestra colectiva en el Central Park, el bello edificio pintado por Perez Celis en Barracas, al lado de artistas como Eugenio Cuttica, Milo Lockett, Yuyo Noé, Eduardo Hoffmann, Karina El Azem y, entre otros, Ana Candioti. La invitación a participar le llegó de la mano de Gustavo “Chavo” Fernández, CEO del lugar y papá de una amiga de Lola del colegio. Sara Stewart, como decía la invitación, mostró una serie de retratos a Juliana Gattas, la cantante de Miranda! (de quien se hizo amiga cuando Lanata trabajó en el Maipo). Son fotografías retocadas, pintadas con maquillaje y con fondos en relieve de perlas y colores brillantes.

Stewart: En las artes plásticas, me siento una aspirante, estoy entrando, buscando mi lugar y me siento bien haciéndolo. Quería ser original pero entiendo que es imposible. Investigué la posibilidad de usar maquillajes y fui probando. No tengo inquietud por el mensaje, lo mío es meramente una inquietud estética. No me gusta guitarrear, hacer sarasa, no quiero decir lo que no es. A Juli la elegí por su personalidad y porque es muy expresiva, es muy actriz, te transmite mucho. La elegí por eso, no por lo que significa o por su fama.

NOTICIAS: Acá no sos productora. Sos vos.

Stewart: Sí, por eso me da pudor.

NOTICIAS: Elegiste pintar otros rostros.

Stewart: Y sí. No lo había pensado pero sí. No sé quién dice, Lanata lo cita, que los artistas plásticos se completan, llegan al punto máximo, cuando son capaces de retratarse a sí mismos.

NOTICIAS: ¿A qué colegio fuiste en la secundaria?

Stewart: A un colegio muy chiquito, el Day School Quilmes, muy empresita familiar, que ya no existe más, era un colegio progre, inglés, piola, íbamos en jeans, éramos poquitos.

NOTICIAS: ¿Y tu hija?

Stewart: Ella va al San Jorge, un colegio bilingüe muy lindo, tradicional de Quilmes, es conocido, hay pupilos, todo.

NOTICIAS: ¿El Saint George's College (fundado en 1898)?

Stewart: Sí, a ese. Yo tenía prejuicios, no quería. Pero un amigo, Gabriel Cavallo (el ex juex y socio en el diario Crítica), que es de Quilmes, se lo recomendó mucho y Lanata pidió una entrevista y le encantó, se enamoró del lugar, es hermoso, grande, arbolado. Yo no quería que se criara en un gheto, en un lugar burbuja porque ya bastante tiene con el peso del apellido y además siempre creí que iba a ir a colegio público como Bárbara. Pero realmente se nos cayó el prejuicio, a él y a mí, son hijos de profesionales y gente que labura, nos gustó mucho, nos sorprendió para bien. Así que a las 6.30 nos levantamos todos.

La familia Lanata se mudó hace poco a un piso en Retiro por lo que dos de sus cuatro gatos fueron ubicados en hogares amigos, el de Nicolás Wiñazki y el de Andrea Rodríguez. Los otros dos, los ancianos Blue –un Azul de Rusia–, y Coco –un persa negro–, soportan como pueden a Salsa, una cachorra bull dog francés: ninguna ley dispone que la convivencia entre seres tan diferentes sea imposible.

NOTICIAS: ¿Cocinás?

Stewart: No, ni lo intento, me sale mal y él no me lo caretea. Lo hace Petrona que está desde antes que yo y cocina superrico. Pero me ocupo de todo el manejo de la casa, las cuentas, la organización, Lola, el colegio, todo.

NOTICIAS: ¿Te molesta el humo del cigarrillo?

Stewart: Solo en el cuarto, pero ahí no fuma.

Desde enero del año pasado, Lanata no necesita hacerse diálisis. No está curado sino bajo control y sus riñones responden. Se cuida mucho, con una dieta estricta que le preparan especialmente. Por otro lado, por su problema de apnea (breves interrupciones de la respiración durante el sueño que impiden oxigenar el cerebro y dormir profundo), duerme con una mascarilla Bipap (bilevel positive airway pressure o dos niveles de presión positiva de aire)

Stewart: Ya es rutina, dice buenas noches y se pone la máscara. No siempre se la deja toda la noche pero la usa porque sino, no podría estar tan productivo.

NOTICIAS: ¿Cómo te cae el cartel “ángel salvador de Lanata” que te pusieron por tu papel en ayudarlo a salir de las drogas?

Stewart: No me reconozco en ese lugar. En todo caso, él se salvó solo y yo lo acompañé. Él decidió hacer su rehabilitación y yo no me metía en eso, cada tanto le preguntaba cómo estaba porque él no consumía socialmente sino para producir. Siempre tuve clarísimo que yo debía acompañarlo en ese proceso, pero que era su decisión. No fui artífice de nada o, en todo caso, fui un factor más entre otros muy importantes.

No es novedad que Luis Majul escribió la biografía de Jorge Lanata (Planeta), libro que el periodista del grupo Clarín no leyó pero su mujer sí, aunque no entero:

Stewart: Es muy raro leer algo sobre alguien que en ese momento está al lado en la cama o que cuenta cosas muy personales, a veces no podía seguir, me daba ternura, me enojaba, todo eso.

NOTICIAS: ¿Te gustó?

Stewart: Me parece muy honesto. Pero hay algunas cosas con las que no estoy de acuerdo. No me gusta como aparece la relación que Lanata tiene con el dinero. Pero lo tengo muy charlado esto con Majul, ¿eh?, no estoy enojada con él. Yo siempre soy la pesimista, la que tira las pálidas.

NOTICIAS: ¿Por ejemplo?

Stewart: Con el trabajo, de lunes a lunes, estoy enojadísima, cuántos laburos tiene, participa físicamente en todo lo que hace. Vivir con él es como estar de cierre constante, siempre hay alguna presión por algo. Y si no, se aburre. En general, no salimos, nos quedamos en casa y nos reunimos con amigos superqueridos. Vemos muchas pelis pero vamos poco al cine.

En vacaciones, a los quince días ya no aguanta y se inventa un laburo, se pone a escribir, algo. Pero siempre lo supe, es así.

NOTICIAS: ¿Lo ves candidato político de algún partido?

Stewart: Me espanta la idea. No nació para eso. Muchas veces le hicieron propuestas pero fue solo en el 2007, cuando Elisa Carrió le ofreció postularse para jefe de Gobierno, que lo pensó, las mediciones le daban bien. Reunió a sus amigos más cercanos (Martín Caparrós, Gabriel Cavallo, Margarita Perata) y yo para discutir qué hacer. Por mi parte, opiné que la plata no iba a alcanzar. Con el sueldo de intendente no pagábamos ni el alquiler de la casa, no teníamos recursos para meternos en eso. Si era su sueño, nos acomodábamos pero no es el caso, es más una expectativa de los otros.

NOTICIAS:¿Perdieron amigos por la polarización política?

Stewart: Cercanos, no. Hubo distanciamientos. En mi caso, soy ayudante en el IUNA, donde hay muchos k, y a veces con mis compañeros discutimos, pero en general tratamos de no tocar temas políticos, los evitamos. Ya no discuto tanto por twitter, antes lo hacía porque no me banco la mentira ni los insultos, ese es mi límite. Sé que no es mi lugar tampoco, pero me enojaba mucho. La política nunca me interesó más allá de lo que nos toca a todos, he ido a marchas de chica pero pensá que los que fuimos adolescentes en los '90 no nos metimos mucho. Estas semanas, la gente no te habla de otra cosa y lo entiendo. Pero yo necesito estar en mi taller sin prender la radio ni la tele.

NOTICIAS: ¿Discuten de política?

Stewart: Sí, claro, un montón. Soy más flexible, trato de buscar puntos medios, él es más tajante, le cuesta encontrar cosas buenas en este Gobierno. Lo admite pero le cuesta. Reconozco como positivo la asignación universal, toda la política de derechos humanos, pero también creo que es algo que iba a pasar naturalmente porque la sociedad lo pedía. Lo que me molesta es que hayan tomado como propio el tema. Lanata es una de las personas que más peleó por esta causa en el país y ellos lo señalan como si fuera lo contrario. Otras cosas más pequeñas me simpatizaron, como Tecnópolis, que me pareció increíble y buenísimo que esa expo estuviera ahí gratuita para todos.

NOTICIAS: ¿Qué opinás de la presidenta Cristina Fernández?

Stewart: No tengo nada en especial para decir. Siempre me cayó mejor que Néstor, quien en su momento amenazó a mi familia; a veces pienso que está mal asesorada pero la estaría subestimando, no sé, quisiera respetarla, especialmente por su investidura, pero con tanta corrupción se me hace difícil.

NOTICIAS: Lo importante, ¿Lanata es cariñoso?

Stewart: Más o menos. No es “físico” como yo, quiero decir, de abrazarte y buscar el contacto, es más verbal. Pero no lo rechaza tampoco, no tiene la iniciativa, no te va a cargosear, pero lo recibe. Bárbara es más como él y Lola como yo, es cuestión de carácter.

NOTICIAS: Catorce años, unos 30 centímetros y alrededor de 50 kilos más que vos. ¿Qué te sigue enamorando de Lanata?

Stewart: Él. Me sigue pasando. Hemos tenido épocas, buenas y malas, pero no te lo puedo explicar... No me concibo sin estar al lado de él.

por Leni González

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