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POLíTICA | 23-09-2013 15:26

Florencia, la artista de la familia K

Intimidad de su paso por el festival de cine de San Juan. Gastos vip y hotel cinco estrellas a cargo del Estado.

Son las 2.30 de la madrugada del domingo 15 de septiembre. Florencia Kirchner fuma un cigarrillo Marlboro con sus amigas “Teté” Fernández Rudd y Luciana Poblete en la puerta del hotel Del Bono Park, en San Juan. Llegó hace 48 horas para participar del festival de cine Unasur, que la tiene como principal protagonista. A unos pocos metros, sus custodios la cuidan celosamente. Como ocurre con las estrellas, es imposible acercarse a ella.

Florencia está en plena etapa de cambios. Decidió romper su burbuja y levantar el extremo perfil bajo que llevó durante el gobierno de sus padres. Por primera vez, la hija de Cristina Fernández y Néstor Kirchner encabeza una actividad organizada por el oficialismo. El giro de 180 grados llega justo tras la derrota del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires y cuando las principales figuras del Gobierno ya piensan en lo que sucederá después del 2015. Pese a su extrema timidez, ella decidió dar el salto en un marco donde se siente local: un festival kirchnerista.

Estadía vip. Los periodistas locales la esperaban en el aeropuerto. Habían pasado las 10 de la noche del jueves 12 cuando la Policía de Seguridad Aeroportuaria decidió que la comitiva saldría por la pista, como suelen hacer con las rockstars. En dos autos y una camioneta 4x4, alquilados en San Juan, Florencia y los suyos abandonaron el aeropuerto provincial. En caravana llegaron hasta el hotel Casino Del Bono Park, el único cinco estrellas de la provincia. Tiene 101 habitaciones y cada habitacion oscila entre los 966 y los 2537 pesos por noche. Según confirmó la directora del festival, Paula De Luque, el gobierno de San Juan se hizo cargo de todos los gastos de Flor y su comitiva.

Círculo. La agenda oficial de Florencia comenzó el viernes 13 por la noche cuando participó de la inauguración del festival donde presentó seis cortos realizados por grupos de vecinos de la Capital Federal, la provincia de Buenos Aires y la de San Juan. La primera damita estuvo acompañada por Luciana Poblete, licenciada en psicología en la Universidad de Córdoba y la modelo “Teté” Fernández Rudd. Ellas no se separan de sus blackberrys ni del cigarrillo ni siquiera cuando viajan en el auto que les asignó la Casa Rosada.

En todo momento, Florencia tiene a Anabella, su secretaria privada que se encarga de atender su agenda y está en cada uno de los detalles. Es la encargada de hacer la avanzada en los lugares que va a visitar la menor de los Kirchner y coordinar qué hace y deja de hacer. Antes de convertirse en su valet, Anabella fue la party planner en su fiesta de 15. Hubo química y la mimada de Néstor pidió que fuese su nueva niñera. Por eso decidieron correr a la mamá de Isidro Bounine, uno de los secretarios privados de Cristina. Ella ya no habla con la prensa, como antes. NOTICIAS le solicitó a Anabella una entrevista con Florencia, pero la secretaria no accedió.

Sobre su corazón, la joven guarda un estricto silencio. La última relación que se le conoció fue con Santiago Reboreda, un joven militante kirchnerista, hace dos años. En el último mes, Florencia asistió al cumpleaños de Reboreda en un boliche del Abasto.

Pasión. La hija de los Kirchner decidió que estudiar cine en el exterior era una buena oportunidad de abrirse camino sola, lejos de la sombra del apellido de su padre. Embarcó hacia la “gran manzana” para asistir a la New York Film Academy, una de las mejores y más caras escuelas de cine del mundo. La institución tuvo entre a sus alumnos al director Steven Spielberg, entre otras figuras de Hollywood. Estudiar en esa escuela cuesta 42.000 dólares por año, en concepto de cuota y materiales, sin contar los gastos de vivienda y otros extras. Además del dinero, los extranjeros deben aprobar un exigente nivel de inglés y un trabajo práctico audiovisual. Uno de los enlaces para llegar a la academia fue el actual embajador en Río de Janeiro, Luis María Kreckler. El diplomático se encargó de generar buenos lazos con la industria del cine durante su paso como cónsul general en Los Ángeles, California, y aprovechó las relaciones para facilitarle la tarea a la hija menor de los Kirchner.

Vuelta. Un día antes del retorno, Florencia ya comenzó a dar señales de extrañar la residencia de Olivos. En su Facebook subió un mensaje: “Necesito mi casa urgente”. Ya era tiempo de volver. El regreso a Buenos Aires también fue en un vuelo de Aerolíneas Argentinas en la noche del lunes 16. Otra vez, Florencia ingresó por la pista y una vez que todo el pasaje estaba embarcado. Su troupe ocupó los ocho lugares de business. El vuelo de hora y media fue sin sobresaltos. Una vez en Aeroparque, hizo en auto el recorrido que el resto de los pasajeros realizó en un bus. Uno de los encargados de protocolo de la Casa Rosada se hizo cargo de las valijas y un auto la esperó para llevarla a la residencia de Olivos. Ya era martes 17 y había terminado su semana con más exposición. Fueron cinco días de militancia glam, cine de campaña y gastos vip.

Esta es una versión digital adaptada. Para leer la nota completa, adquiera online la edición 1917 de la revista NOTICIAS.

por Francisco Zoroza

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