Thursday 28 de March, 2024

OPINIóN | 02-10-2013 14:42

Vengan de a muchos

¿Puede una ONG ponerse a sí misma por encima de las leyes y las instituciones? La réplica de Greenpeace a la columna de Noticias.

Era esperable que acusar a gente tan noble como Greenpeace hiriera susceptibilidades. Incluyendo las de la misma organización. Tras mi última entrada en este espacio, cuestionando la legalidad de las acciones del buque "Arctic Sunrise" y su tripulación contra la plataforma de Gazprom, Martín Prieto, director ejecutivo de Greenpeace Argentina, nos hizo llegar el siguiente texto, que copiamos y pegamos tal como fue recibido y sin tocarle una coma:

En defensa del compromiso de Camila y Hernán

Por: Martín Prieto, Director Ejecutivo de Greeenpeace en Argentina.

Una plataforma petrolera de la empresa Gazprom–en sociedad con Shell- perfora el fondo del Mar Ártico poniendo en peligro uno de los últimos paraísos naturales vírgenes del Planeta. Lo hace a nuestras espaldas, en el medio de la nada. Muy pocos saben que está operando allí, muchos menos conocen los riesgos a los que expone a ese ecosistema frágil que no resistiría un derrame de petróleo; no habría modo de contenerlo, menos aún de remediarlo.

La historia reciente muestra que las plataformas de petróleo sufren accidentes severos: en 2010, la DeepwaterHorizon, de la empresa British Petroleum, sufrió un derrame de crudo que causó una catástrofe ambiental en el Golfo de México cuyas consecuencias todavía se lamentan. El único modo efectivo de preservar el Ártico es creando un Santuario que prohíba las actividades económicas e industriales, tal como se hizo con la Antártida.

En Greenpeace supimos de la riesgosa presencia de la plataforma de Gazprom que perforaba el fondo del mar Ártico. Y, conociendo los riesgos que acarreaba, fuimos a buscarla en nuestro barco Artic Sunrise con una tripulación de 30 pacifistas dispuestos a poner el cuerpo para salvar esa preciada región. Íbamos a contarle al mundo que se estaba poniendo en peligro el Ártico de modo irresponsable y que esa perforación petrolera debía cesar. Nada más y nada menos. A cara descubierta nos acercamos a ese coloso de cemento y acero para colocar un cartel y una cápsula de monitoreo por si ocurría un derrame de petróleo.

El resto de la historia la cuenta fielmente en este medio el periodista Diego Gualda. Pero Gualda da un paso más: nos acusa de haber cometido un delito y ahí se equivoca.

Nuestro único crimen consistió en haberle mostrado al mundo entero que Rusia autoriza a explorar petróleo en el fondo del mar poniendo en riesgo la integridad del ecosistema del Ártico. Pero, para amedrentarnos y buscar que desistamos de nuestra campaña, el Estado Ruso comete la desmesura de acusar a nuestros activistas del gravísimo delito de piratería, pese a que no se reúne ninguno de los requisitos del art. 101 de la Convención sobre el Derecho del Mar, ni del art 227 del Código Penal Ruso.

Pero, y por vía de hipótesis y para refutar la tesis de Gualda, demos por cierto que los activistas no cometieron un delito sino que violaron el perímetro de 500 alrededor de la plataforma petrolera para realizar una protesta pacífica y comunicarla a la ciudadanía global. ¿Fue legítima esa infracción de una norma cuando se busca proteger, de modo pacífico y sin poner a nadie en peligro, un derecho colectivo de mayor valor, como es el medio ambiente? La respuesta es afirmativa. La resistencia pacífica es un método legítimo para enfrentar una situación de flagrante injusticia que nos afecta a todos. ¿No fue justificada la transgresión de Rosa Parks cuando desobedeció la orden del chofer y se negó a cederle su asiento del colectivo a un pasajero blanco, dando el puntapié inicial a la lucha por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos? ¿No fue legítima la negativa de Thoreau a pagar sus impuestos para oponerse a la guerra entre México y EEUU y a la esclavitud; como después lo haría Joan Baez, para resistir la guerra de Vietnam? Gandhi, finalmente, hizo de la desobediencia pacifica su bandera en la lucha contra el Imperio Británico.

No cometimos un delito. Sólo buscamos prevenir un desastre. Camila y Hernán pusieron el cuerpo para defender lo que es de todos. La bravata del Estado Ruso que nos acusa de piratería nos preocupa, y mucho, pero no nos acobarda. Ahora vamos a concentrar toda nuestra energía en liberar a Camila, Hernán y a sus 28 compañeros. Y, cuando los tengamos de vuelta en casa, vamos a volver a defender el Ártico. Con el mismo compromiso. Y con la misma convicción.

Contextualicemos un poco, para entender, que entender te cambia la vida. El artículo 101 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho en el Mar que cita Greenpeace, dice:

Artículo 101

Definición de la piratería

Constituye piratería cualquiera de los actos siguientes:

a) Todo acto ilegal de violencia o de detención o todo acto de

depredación cometidos con un propósito personal por la tripulación o los pasajeros de un buque privado o de una aeronave privada y dirigidos:

i) Contra un buque o una aeronave en la alta mar o contra personas o bienes a bordo de ellos;

ii) Contra un buque o una aeronave, personas o bienes que se encuentren en un lugar no sometido a la jurisdicción de ningún Estado;

b) Todo acto de participación voluntaria en la utilización de un buque o de una aeronave, cuando el que lo realice tenga conocimiento de hechos que den a dicho buque o aeronave el carácter de buque o aeronave pirata;

c) Todo acto que tenga por objeto incitar a los actos  definidos en el apartado a) o en el apartado b) o facilitarlos intencionalmente.

Una violación de perímetro en una plataforma petrolera –en contravención al Código Internacional de Protección de Buques e Instalaciones Portuarias– no implica "depredación". Punto para Greenpeace, nunca se han llevado nada que no fuera de ellos. Ahora, si esta violación de perímetro constituye un acto de "violencia" que permita encuadrarlo en el marco del artículo 101 de la Convención sobre el Derecho en el Mar es materia opinable ¿Qué tan "violento" resultaría que a uno le escalen las paredes de su casa para colgarle una bandera? ¿Es esta forma de "escrache" un delito contra la propiedad?

Si la acusación misma de piratería por parte del gobierno ruso es una "desmesura" y una "bravata", como dice el texto de Greenpece, o un error jurídico, es algo que debe definirse en los tribunales, tal como digo en mi primera columna al respecto. Que, al fin y al cabo, para eso están los jueces, como intérpretes de las leyes. Ni la prensa ni una ONG. Para eso están las instituciones.

Este mismo artículo 101 habla también de un "propósito personal" (una traducción quizás cuestionable del "private ends" original). Y aquí es donde quisiera detenerme en un punto de la respuesta de Prieto que quizás exceda completamente mi comprensión de cómo funciona el mundo:

¿Fue legítima esa infracción de una norma cuando se busca proteger [...] un derecho colectivo de mayor valor, como es el medio ambiente?

Lamento contrariar la retórica pacifista del Señor Director Ejecutivo, pero la respuesta es un "no" rotundo. Ninguna infracción a ninguna norma es legítima. Greenpeace, una organización no gubernamental, se erige en defensor del "derecho colectivo", en representación de la gran masa de seres humanos preocupadísimos por salvar el Ártico, colocándose por sobre normas aprobadas en las Naciones Unidas, justamente, por los representantes de esa masa que pretenden defender.

Qué representatividad tiene Greenpeace para tomar una acción en nombre del colectivo planetario es algo que nunca dejaré de preguntarme. Qué derecho legal tienen a hacerlo, es claro. Ninguno. Si no, no estarían presos.

Ahora sí, vengan de a muchos, que esto no para hasta llegar al programa de Edu Feinmann.

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