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RESTAURANTES | 01-11-2013 11:00

“El Puentecito”: próximo destino, Barracas

Vieytes 1895 esquina Luján, Barracas. Tel.: 4301-1794. Cocina porteña. Lunes a domingos de 6 a 1. Solo efectivo. Precio promedio: $ 180.

La primavera invita al turismo urbano y el porteñísimo barrio de Barracas, con sus calles adoquinadas y casas bajas, promete más de una sorpresa: desde outlets hasta la Logia Masónica, pasando por bares notables como El Progreso y Los Laureles e íconos de la arquitectura contemporánea como el Centro Metropolitano de Diseño. El mapa gastronómico de la zona es fiel a la tradición popular, es decir, es tierra de bolichones. Entre ellos, el célebre “El puentecito”, se destaca por su permanencia en el tiempo y la variedad de su propuesta.

Ya en 1750, en la esquina de “El Puentecito”, había una pulpería donde los gauchos se reunían a tomar mate (o caña) mientras cargaban sus carretas. Con el correr de los años fue despacho de bebidas y almacén y, tal como reza el fileteado de la entrada, “Desde 1873”, es, y sigue siendo, restaurante. Se dice que allí cantaron Carlos Gardel y Ángel Vargas, y que en 1912, Don Hipólito Irigoyen dio allí el discurso donde se postulaba a presidente. Quizás por eso Raúl Alfonsín comía seguido en “El Puentecito”… Aquí las historias son infinitas, casi tanto como su carta.

El menú comienza con los vinos, una decisión de una lógica imbatible, ya que es lo primero que se ordena. “El puentecito” tiene etiquetas de nivel a precios razonables, además de una variada selección de champagnes, whiskies y aperitivos. A la hora de ordenar la comida, vale navegar por hojas y hojas de clásicos porteños (¡para compartir!: la tira de asado mide medio metro, la milanesa napolitana tiene el tamaño de una mano abierta), pero si fue con ánimos de explorar, le recomendamos inclinarse por sus especialidades. Algunas de ellas son los caracoles a la bordalesa (nada que ver con la preparación francesa, aquí están salteados con tomate, ajo y panceta); las ranas a la provenzal; el puchero de cerdo; el conejito al vino blanco con papas españolas; y la milanesa de bife de chorizo. Las preparaciones son tradicionales y los sabores auténticos, de esos que nos transportan de un bocado al pasado.

Otro fuerte de “El Puentecito”, como obliga su cercanía con el puerto, son los pescados y mariscos. Las rabas, tiernas, crocantes y sequitas, fueron declaradas por su club de fans no oficial, las mejores de Buenos Aires. Para completar las entradas marítimas, hay cornalitos, calamarettis, mejillones y gambas al ajillo, como en Mar del Plata. De platos fuertes: besugo a la vasca, corvina, mero a la crema de azafrán con papas noisette, paella, cazuela de mariscos y pulpo a la gallega. Otro plato con club de fan es el Pollo al Puentecito, que supuestamente tiene un ingrediente secreto pero parecería simplemente un pollo a la provenzal, muy bien cocido y sabroso (fundamental mojar el pan en el juguito) pero no tan original como otras propuestas.

Si le queda lugar para el postre, vaya por el flan casero o la tarantella (otro plato en extinción). No aceptan reservas ni tarjetas, así que los fines de semana, ármese de paciencia.

por Cayetana Vidal Buzzi

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