Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 06-01-2014 18:19

Zannini, el estratega fugitivo

El virtual Nº 2 de CFK descansa al mismo tiempo que ella. Escapó de los cortes, pero sufrió uno en Pinamar.

No habla con periodistas, al menos no cuando lo buscan, y menos si está de vacaciones en Pinamar. Carlos “el Chino” Zannini es uno de los hombres que más influye en la presidenta Cristina Fernández y uno de los pocos que le discute. Integra la mesa chica de Olivos junto al jefe de Gabinete Jorge Capitanich y Máximo Kirchner (cuando está en Buenos Aires). Así y todo, le gusta cultivar un perfil bajo y caminar por la arena con la tranquilidad de un hombre anónimo.

NOTICIAS lo abordó mientras tomaba un café en el restaurante del balneario “Cocodrilo”, para consultarlo sobre los cortes de luz que estaban ocurriendo en Buenos Aires en ese mismo momento.

Noticias: Zannini, ¿lo podemos molestar un minuto?

Carlos Zannini: No.

Noticias: Queremos hablar sobre la crisis energética.

Zannini: Muchachos, no voy a hablar. Me preguntaron si molestaban y yo les digo: sí, molestan.

Noticias: ¿Le puedo dejar mi tarjeta por si quiere hablar en otro momento?

El funcionario tomó la tarjeta, la puso debajo de un celular y siguió esquivando la mirada, mientras Francisco, uno de los hijos, incómodo por la situación, quiso defender a su padre y acotó: “Ya dijo que molestaban”.

La familia Zannini siguió compartiendo la charla en medio de cafés, licuados y gaseosas, ahora el tópico era ver cómo abandonarían el lugar sin ser perseguidos por el fotógrafo y el cronista de esta revista. Querían volver a su casa, pero tratando de evitar que se supiera dónde alquilan. Como en años anteriores, están parando en la propiedad del uruguayo Luis Imperial, hermano de un empresario que tuvo aceitados vínculos con Alfredo Yabrán en la década del '90.

El operativo distracción consistió en que sus hijos Franco y Francisco salieran por un costado y los padres por el otro. “El Chino” caminó por la playa con su esposa Patricia Alsúa, fue hasta la carpa, se puso una remera y abandonó el balneario por la parte de atrás mientras chequeaba que no lo estuvieran siguiendo. Luego de varias vueltas, arribaron a su casa a una cuadra de la playa.

El día de Zannini se completaría con un mal momento que duraría alrededor de dos horas. La crisis energética no distingue entre funcionarios y ciudadanos comunes. Eso quedó demostrado cuando, mientras preparaba el fuego en la parrilla para hacer un asado, a las 9 de la noche se cortó la luz de su casa. Por lo tanto Zannini, Patricia y sus hijos Carlos Jr., Francisco y Franco tuvieron que seguir la velada así: con velas. Paula, la hija mayor del matrimonio, no compartía las vacaciones con la familia porque está de luna de miel. Hace pocas semanas se casó con el abogado Juan Francisco Gutiérrez Tellería. Ambos trabajan en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Conexión Yabrán. La casa que alquila Zannini queda en Libertador y Tres Carabelas, a una cuadra de la playa. Esta propiedad se la alquila desde hace varios años al mismo hombre: Luis Imperial, hermano de Oscar Imperial, un uruguayo que se instaló en Pinamar y logró afianzar una empresa que hace mantenimiento de jardines. Oscar Imperial tiene un pasado ligado a Yabrán, el empresario acusado por el crimen del fotógrafo de NOTICIAS José Luis Cabezas. Imperial fue el casero de Narbay, la casa que el oscuro empresario postal tenía en este balneario, e incluso tuvo que declarar en el caso Cabezas el 19 de agosto de 1997. Hoy alquilarle la casa al ex hombre de confianza de Yabrán cuesta alrededor de 50.000 pesos en enero. Y en febrero, 23.000 pesos.

La propiedad cuenta con servicio de DirecTV, wifi, alarma y mantenimiento del jardín que hace la empresa del propio Imperial.

Zannini se tomó las vacaciones al mismo tiempo que Cristina. Mientras ella descansa en El Calafate, su virtual número dos en el Gobierno decidió refugiarse en la costa. En Buenos Aires solo quedó Jorge Capitanich, el jefe de Gabinete que viene siendo desautorizado en las últimas semanas por su jefa. Y Julio De Vido, que debió dar la cara para explicar las medidas que se tomarían para enfrentar la crisis de energía que vive el país. Cristina con problemas de salud y ausente, Capitanich desautorizado y enredado en medio de las internas del Gobierno, y Zannini, el hombre más influyente hasta la llegada del chaqueño, desdibujado en la costa. ¿Dónde está el piloto en esta tormenta política?

Internas. Todo parecía indicar que tras la llegada de Capitanich, Cristina delegaría más la gestión en él, pero el recelo del otro hombre fuerte del universo K, Zannini, apoyado por Máximo Kirchner, cortó rápidamente con las aspiraciones de “Coqui” de ser el presidente virtual en medio de la crisis. Zannini, Máximo y La Cámpora no le perdonan algunos gestos de autonomía como anunciar el desmantelamiento del Fútbol Para Todos o hablar todos los días con la prensa. Eso deja en evidencia que el resto no lo hace.

Hacer anuncios sin previa consulta, como cuando afirmó que habría cortes de energía programados, cayó mal entre la tropa pingüina. Eso provocó que luego tuviera que desmentirse. Otro episodio de cortocircuito fue cuando estalló Córdoba con el paro de la policía y la posterior ola de saqueos. Capitanich quería enviar gendarmes a la provincia de Zannini, pero “el Chino” y Cristina se lo impidieron porque ayudar a los disidentes no está en el ADN kirchnerista. Querían estirar la crisis para que el gobernador José Manuel De la Sota pagara los platos rotos, sin prever que el mayor costo siempre lo paga el Gobierno nacional. Desde aquella primera desautorización, Zannini y Máximo le vienen marcando la cancha a Capitanich. Eso sí: con el aval de Cristina.

Cuando Cristina tuvo que tomarse más de un mes de licencia por la operación que le hicieron en la cabeza, Carlos Zannini fue quien tomó las riendas del Gobierno. En los papeles, Boudou asumió la presidencia temporal, pero en verdad las decisiones del Gobierno se digitaban desde la planta baja de la Casa Rosada. El rockero vicepresidente estaba acorralado por el caso Ciccone y cualquier aparición en público restaba. Es el funcionario con peor imagen del Gobierno y Zannini lo sabe. Por otra parte, “el Chino” no tolera el estilo arribista del vicepresidente, al que considera una banalización de la política. Por eso entre Zannini y Máximo tabicaron el entorno de Cristina, y esmerilaron primero a Boudou y hoy a Capitanich. Máximo es el encargado de cuidarla, y “el Chino”, de ayudarla a gobernar. Pero desde Pinamar y El Calafate se hace difícil.

Medios. Zannini entiende que la política está directamente relacionada con los medios. Así lo dejó claro en un discurso que dio en la cena de fin de año de Nuevo Encuentro, el partido de Martín Sabbatella, a principios de diciembre de 2013 en Morón. “Hay una cosa muy particular de la política argentina. Hay un grupo de políticos que puede subirse a cualquier tribuna y decir cualquier cosa y sabe que va a contar con una protección, que si dice algo desubicado se lo van a tapar y en todo caso si no dice nada se lo van a lavar lo mismo. Y hay otro grupo, entre los que me cuento, que tenemos que tener mucho cuidado para que no se descontextualice lo que decimos o no se deforme lo que pensamos”, afirmó el funcionario ante un grupo de militantes. ¿Será por eso que no da entrevistas? El funcionario comprobará que, en esta nota, el seco diálogo que mantuvo con NOTICIAS está transcripto tal cual fue.

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