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OPINIóN | 16-01-2014 01:52

Diez juramentos de un cincuentón

Desde que cumplí 50, el martes 14, todos se empeñan de decirme que es la "mejor etapa de la vida". Algunas reflexiones sobre el particular.

1)      No teñirme el pelo: Parece un tema menor pero las insinuaciones son tantas que, por lo que veo, se trata de una costumbre extendida. Me puse a mirar en detalle y quienes lo hacen, todo o en partes para que no se note, son muchos y están en ámbitos diversos.

2)      No creer en eso de la “mejor etapa”: Según me dijeron estoy entrando en mi mejor etapa. De acuerdo a lo que observo debe ser corta porque a los sesenta, si todavía estás vivo y entero, nadie sostiene ese argumento. Como me dijo un cura amigo: “Yo me la paso de velorio en velorio y a partir de los cincuenta, los hombres (las mujeres tiran más) empiezan a caer como moscas”.

3)      Iniciar algún tipo de revolución: Todavía no tengo claro el objetivo pero antes de planear viajes grupales para “disfrutar” unas vacaciones con el fin de olvidar que el tiempo se acaba, prefiero armar algún desastre en alguna parte. Mi ídolo pasó a ser Norma Pla. ¿Se acuerdan? Con eso me conformo.

4)      Limitar al mínimo el disfrute: Debería ser al revés pero a cierta altura los viejos sibaritas son una máquina de escupir tristeza. Aunque el agua potable y los antibióticos hayan extendido nuestra expectativa de vida, en la práctica todo está dirigido y pensado para adolescentes. La adolescencia dura más debido a que los jóvenes saben que después de eso está la nada.

5)      Bajo ningún concepto rehacer mi vida: No tengo pensado separarme pero si lo hiciera jamás empezaría de nuevo según está de moda. Los hombres de mi edad se lanzan a un viaje sin saber que, como creían los antiguos, después de los 60 el mar sí está poblado de monstruos aterradores y tu compañera, en general menor, ni siquiera entenderá los fantasmas que te persiguen. Acunar un bebé rejuvenece sólo diez minutos si no se trata de tu nieto.

6)      Evitar la búsqueda de la sabiduría (en especial la oriental): Me siento atraído por libros y comentarios que hasta mediados del año pasado me parecían repulsivos. Escuché más de media hora a Claudio María Domínguez y me pareció bien… Va a ser la lucha más dura a encarar.

7)      Esquivar los excesos de salud: “¿Cómo querés vivir los próximos 40 años?”, me dijo mi nutricionista. Me pareció una genialidad pero en la práctica, aunque algo hay que cuidarse, la experiencia indica que de ahora en adelante la salud comienza a ser una lotería.

8)      Deshacerme de unas cuantas personas: ¿Por qué conservo algunas relaciones? Peor aún, ¿qué evita décadas de decirles lo que pienso? Además de liberarme estaría haciendo el bien ya que ellos podrían devolver el gesto.

9)      Jamás comprar un Kindle o algo parecido: Prefiero talar 30 árboles antes de leer en una pantalla electrónica que carece de volumen, resulta fría al tacto y tiene algún tipo de luz que opaca la única que debería importar: La del texto.

10)  Estar siempre un paso atrás en materia de tecnología: Dado que el marketing convierte en necesidades lo que antes eran deseos, juro resistirme el mayor tiempo posible a cambiar de teléfono, televisor o cualquier otro elemento por el estilo. Dejo fuera del juramento los autos ya que, por más que se los cuide, están preparados para convertirse en inseguros y sería injusto poner en riesgo a los demás.

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