Friday 29 de March, 2024

PERSONAJES | 07-02-2014 08:00

Perciavalle: “El teatro se fue del Maipo a la Rosada”

La muerte del teatro de revista y los límites del humor político. Tecnología y proyectos de una leyenda de la comedia rioplatense.

Alos 92 –la edad que acusa para que todos le digan que está bárbaro y parece dos décadas más joven– Carlos Perciavalle, a sus 72 años, vive en el paraíso. La expresión es tan metafórica como literal: su casa en Punta del Este se llama, justamente, El Paraíso, una finca a orillas de Laguna del Sauce donde no hay señal de celular y donde puede “conectarse con el universo”, dice. Su vida transcurre en un péndulo que va del semirretiro en su edén privado a ciertos momentos de hiperactividad que lo encuentran haciendo cine, teatro y literatura, todo al mismo tiempo.

Es una de las pocas figuras en la escuetísima cartelera teatral de Punta del Este, donde presenta dos espectáculos en el Nogaró: “Por siempre joven” (con Glady Florimonte y elenco) y “Perciavalle, el musical”, una parodia autobiográfica donde se homenajea a sí mismo “muy en joda”, define. Acaba de terminar de rodar la película “El cielo y el centauro”, del director de cine de fantasía Hugo Santiago, argentino radicado en Francia que acabó reclutando a Perciavalle en su búsqueda de un argentino que hablara francés con un acento que sonara natural. Qué le valió el rol: el recuerdo de uno de sus más tradicionales números de comedia, “La Lune”, que hacía a principios de los ‘70 en un show de café concert que compartía con Antonio Gasalla.

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Pero eso no es todo. Para la próxima feria del libro lanzará “Las mujeres de mi vida”, un libro donde rinde tributo a las damas que fueron fundamentales en su vida, desde su madre hasta María Elena Walsh, Lolita Torres, China Zorrilla, Susana Giménez, Moria Casán, Graciela Borges, Nélida Lobato, Lorena Paola, las Trillizas de Oro y otras “mujeres con las que he tenido otra clase de orgasmos, distintos de los habituales”, explica. Además, imparable, hace varios años que trabaja en la adaptación para teatro de la biografía de Cole Porter, que espera estrenar este año.

Definirlo como un “bicho raro” no es un agravio, es un diagnóstico de la realidad. No fuma, no toma alcohol, no toma café, no tiene teléfono celular y las computadoras –aunque lo maravillan– pertenecen a un universo que está fuera de su alcance.

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por Diego Gualda

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