Friday 29 de March, 2024

EDITORIAL | 10-02-2014 17:16

¿A cuánto cotiza la confianza?

EDITOR | A nuestros lectores

El Gobierno barrió durante más de un lustro la inflación bajo la alfombra. Pese a las advertencias, que siempre consideró interesadas, maliciosas o destituyentes, el problema le estalló en la cara. Ahora pretende que, guiado por La Cámpora y los sindicatos, el pueblo protagonice la revolución de los "precios cuidados".

Nadie acumuló enseñanzas y mucho menos la experiencia para saber cómo hacerlo, ni dónde ni exactamente contra quién. El mensaje, entonces, se traduce en un llamado a dejar de consumir ya mismo y enfriarlo todo de golpe, lo cual generaliza el malhumor y la desconfianza. Quiso también el kirchnerismo hacer, silbando bajito, una devaluación a cuentagotas. Terminó haciéndola de golpe y porrazo, con resultados análogos.

Hay algo que los K piensan bien: la economía no es un fenómeno climatológico inmanejable, sino humano y conversable, por lo cual la política puede reencauzarla. Aunque, a veces, solo puede hacerlo a condición de entender que la psicología, el humor y la confianza sociales adquieren un peso determinante para la solución o no de los problemas.

Claro que a la política también le cabe arruinarlo todo. El aislacionismo y la vehemencia oficiales no huelen a remedio. Pero tiene razón CFK: si cada sector de la vida nacional enfrenta la crisis tirando de la soga para su propio lado, puede cortarse. La oposición juega de espectadora y aplaude los fracasos. Los grandes medios se regodean detallándolos. Los exportadores esperan buenos precios y punto.

Así, se le exige al Gobierno que haga el ajuste, pague los costos, soporte los festejos ante cada blooper y los silencios ante medidas correctas, se desentienda de la lucha por la sucesión y capitule sin condiciones. Dichas actitudes también delatan posturas autoritarias. La confianza no se recupera sembrando desconfianza. La fiebre no baja con fuego.

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