Thursday 28 de March, 2024

RADIO | 13-02-2014 19:00

Detrás de un vidrio oscuro

Pase entre Nelson Castro “La mañana despierta” y Víctor Hugo Morales (“La mañana”). Con informes de Daniel López. AM 590, Continental, lunes a viernes, 8.50 a 9.10 hs.

★★ El “pase” entre Nelson Castro y Víctor Hugo Morales produce poco, apenas el encuentro entre dos periodistas poco interesados en llegar a una real comunicación. En general, se los escucha contenidos y apurados por terminar una conversación formal. Y es como si uno lo viera a Nelson Castro (del otro lado de un cristal sombrío) hablando por teléfono con Víctor Hugo que está en Lincoln, Mar del Plata, Río de Janeiro o París (en traslados veloces, esos que se recomiendan sobre hielo muy delgado).

En una emisora que poco tiempo atrás hacía suponer que sería segunda (y en enero se encontraba cuarta), ni siquiera discuten seriamente. Y hacen de Continental uno de esos cuerpos que ya no producen los gérmenes que pueden lastimarlos, pero que, al mismo tiempo, con el daño, le señalan que está vivo.

Para reflexionar sólo queda pensar en la letra sus discursos, recurrir a la psicología y a los síntomas que las charlas delatan. Ambos son muy conocidos: la retórica de Morales (propia del fútbol y tendiente a la metáfora), y la dialéctica de Castro (que suele recurrir al tono persuasivo).

En el primer “pase”, el más extenso (el 3 de febrero), ambos expresaron su mutua amistad y Víctor Hugo evocó (apenado) su discusión con Magdalena Ruiz Guiñazú y con el hecho de que, en aquella circunstancia, Castro hubiese manifestado su apoyo a la periodista. Pero Morales no pudo nombrarla y la llamó “la conductora anterior” (el término polinesio tabú suele usarse para señalar lo que no debe nombrarse). Castro, por su parte, aclaró que le dio la razón a Magdalena, pero que en otros temas ellos dos pueden estar de acuerdo.

Hablaron enseguida sobre la denuncia de la hija de Woody Allen y el abuso sexual de su padre. Y nuevamente Morales enfrentó un tabú (otra vez antropológico: el de la prohibición del incesto) y dijo, entre otras cosas: “Confrontar con esto que denuncia su hija, cometido a los siete años, era algo que yo me lo negaba. Pensaba… Mia Farrow debe estar loca. A él lo tengo entre los tipos más importantes de la humanidad” (¿No es mucho? ¿Y acaso algunos seres geniales no fueron sexualmente perversos?; Marqués de Sade, off course). Castro, prudente, recordó el antecedente del casamiento de Allen con su hija Soon-Yi y puso el centro en el sufrimiento de Dylan Farrow.

Nelson habla primero y más que nada pregunta, pero le deja servido en su editorial una frase sobre un discurso de Cristina Kirchner: “Lo de la presidenta fue tremendo”. Víctor Hugo respondió que si saca “el cariñoso comentario de Cristina para Antonio Caló” (“No hay trabajadores que mueran de hambre”), y si agrega la cantidad de puestos de trabajo creados por el gobierno, fue positivo.

En otras oportunidades, como en el caso de Capitanich cuestionando a la Corte Suprema por su fallo sobre “Canal 13” (y al menos ese día), Morales prefirió hablarlo con otros periodistas, pero no con Castro en el “pase”.

En definitiva, ambos conductores parecen ignorar la célebre advertencia de Ludwig Wittgenstein: “De lo que no se puede hablar, mejor callar”.

por Luis Frontera

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