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SHOWBIZ | 17-02-2014 16:24

El negocio del Best-seller convertido en pelicula

La creación de productos audiovisuales a partir de éxitos literarios genera cambios históricos en la industria.

El calendario marcaba marzo de 2012 y la novela erótica “Las 50 sombras de Grey”, de E.L. James, ya era todo un suceso en su Reino Unido natal. Fue recién cuando el influyente diario norteamericano New York Times le dedicó por esos días un artículo, que el libro trepó casi instantáneamente a su cima de Best-Sellers y se convirtió en un fenómeno mundial a un ritmo completamente explosivo. Apenas dos semanas después, Universal Pictures ya tenía los derechos para hacer la película.

Todo se resolvió el último fin de semana del mismo marzo, cuando diez de los más grandes estudios cinematográficos- entre ellos Warner Bros, Paramount y Sony- se disputaron en una “subasta salvaje” los derechos de pantalla para la serie de tres libros que E.L. James, ejecutiva de televisión británica, escribió sobre los vaivenes de una relación un tanto perturbadora de una estudiante universitaria con un joven multimillonario, Christian Grey. Si bien la autora ya había sido aproximada con ofertas para llevar la historia al cine, a raíz de la publicación del diario estadounidense los grandes estudios se obsesionaron con ella. ¿Qué veían tras las sombras? Una inmejorable oportunidad para establecer una nueva franquicia global.

James, que se inspiró en los protagonistas de la saga Crepúsculo- originalmente se publicó en la web como contenido para fanáticos de la serie de vampiros-, embolsó unos U$S 5 millones por la venta de los derechos a Universal y Focus Features (subsidiaria de Universal). Si bien no trascendió públicamente, se especula que también incluiría el contrato una posible tajada de las ganancias del filme, que ya se empezó a rodar en Vancouver, Canadá, y tiene fecha de estreno para el día de los enamorados de febrero 2015.

Sombras adineradas. El fenómeno del erotismo literario despertó un nicho de mercado prácticamente inexplorado, muy distinto del público de las anteriores sagas que acapararon la industria en los últimos años como las de fantasía juvenil o de épica medieval. “Porno para Mamás” es como apodan los medios británicos al género literario que potenció James, con más de 90 millones de ejemplares de la trilogía vendidos para finales del 2013, cuya primera edición ostenta a su vez el récord de ser el libro que más rápido se vendió en la historia literaria del Reino Unido: más de un millón en apenas 10 semanas, superando al “Código Da Vinci” de Dan Brown, y a la última edición de la saga del joven mago de J.K. Rowling, “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte”.

A su vez, por cuestiones de privacidad que la naturaleza del libro exige para su lectura en público, cerca de un 50% de los ingresos por ventas de la trilogía fueron en formato electrónico, según releva el diario inglés The Guardian. Sólo para el Kindle de Amazon, su e-reader, se vendieron más de 1 millón de copias, lo que según su vocero Graham Willoughby la consagró como “tanto la serie más vendida como a su vez la más rápidamente comercializada de toda la historia de Kindle”.

Igualmente exponenciales fueron las ganancias de su creadora. Un ranking elaborado anualmente por la revista Forbes consagró a Erika Leonard James como la autora que más facturó en el año: U$S 95 millones, dejando atrás a Suzanne Collins (Los Juegos del Hambre, otra saga desparramadora de dólares), con sus U$S 55 millones. J.K. Rowling, con todos sus libros publicados y películas estrenadas hace tiempo ya, aún se las ingenió para embolsar unos nada despreciables U$S 13 millones.

Para gestionar el abrumador grifo de dólares, James y su marido fundaron en febrero de 2012 la compañía Fifty Shades Ltd, de la cual ambos son los únicos directores. En los primeros seis meses levantaron £13 millones, por lo que decidieron pagarse a sí mismos dividendos por £355.000.

La fórmula. Que Hollywood tiene algo con los libros no es ninguna novedad: cinco de las nueve películas nominadas a Mejor Película en los premios Oscar 2012 estaban basadas en ellos. El “romance” se basa primordialmente en dos aspectos: los estudios se hacen con historias ya desarrolladas, con personajes y guiones prácticamente prefabricados y, en segundo lugar y hasta más importante aún, para el caso de sagas que ya se han probado globalmente exitosas tales como Crepúsculo o el incomparable caso Harry Potter, el papel deja como legado una más que jugosa parcela de público ávida de ver a sus personajes favoritos vestirse de carne y hueso en la pantalla grande. Con un mercado de semejante magnitud ya generado por los propios libros, Hollywood sabe antes que nadie que es difícil perder.

La industria cinematográfica del nuevo milenio han encontrado un fenómeno cuasi vicioso demasiado tentador como para simplemente dejarlo ir: las franquicias en base a libros, donde alrededor del núcleo de una exitosa publicación se crea un imperio de facturación, desde una serie de películas, sólo para empezar, hasta ediciones en Dvd´s y programas televisivos. El caso per se es, sin lugar a dudas, el universo Harry Potter, puntapié de las series de fantasía juvenil que dejó constancia del terriblemente rentable negocio que representa para los estudios (ente otros) la explotación de una franquicia de renombre, lo que allanó el camino para nuevos fenómenos como Crepúsculo y Los Juegos del Hambre.

Sólo en base a los largometrajes que Warner Bros estrenó en los cines sobre el mago, que a su vez no representa más de un tercio de las ganancias de la marca, el número resulta shockeante: U$S 7.700 millones a lo largo de las ocho películas, la franquicia más rendidora de todos los tiempos. Los gigantes fílmicos supieron manejar el timing de estreno a la perfección, asegurándose durante una década un flujo de ingreso constante de casi U$S 1.000 millones al año.

“El impacto de las series de Potter ha sido tremendo en el sentido que esencialmente se volvió el modelo de una franquicia moderna”, señala Chris Weitz, director de Crepúsculo: Nueva Luna, al diario USA Today. “Ahora todos están buscando propiedad literaria que se pueda extender lo suficiente para seguir construyendo encima”, añadió.

La última edición, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 2, es la cuarta película en la historia en ingresos, con U$S 1.341 millones levantados, de los cuales U$S 480 fueron embolsados sólo en el primer fin de semana, récord total en cuanto a lanzamiento. A su vez, los costos para cada filme rondaron siempre los U$S 125 millones, a excepción de la sexta película que demandó exactamente el doble. Cómo las ganancias se mantuvieron a tono con las demás y el incremento en el presupuesto no se vio retribuido en la boletería, para las últimas dos ediciones se volvió a la vieja e infalible fórmula de siempre: entran mil, salen ciento y algo.

Otros casos. Por detrás del mago británico, la saga de “El Señor de Los Anillos” -otra precursora del género sagas en base a libros- asoma como nueva aspirante al segundo puesto de las franquicias más taquilleras de la historia, destronando a icónicas series como “James Bond” y “La Guerra de las Galaxias”.

El fogoneo de las nuevas ediciones de “El Hobbit” logró que, diez años después, la mitología medieval de JJR Tolkien escalase de U$S 2.900 a casi U$S 4.800 millones en facturación, a falta todavía de la última entrega para finales del 2014 que sumará sin duda algo así como otros U$S 900 millones.

Claro que Tolkien nada de eso verá, por cuestiones fisiológicas irreversibles. Ahora su familia, sin embargo, tampoco tendrá el agrado, al menos en lo que respecta a los ingresos por los filmes. El profesor de la universidad de Oxford vendió los derechos para la película en 1968 antes de morir, para pagar una abultada cuenta impositiva. ¿El monto? £10.000.

De cualquier forma, sus parientes no están del todo insatisfechos. Tener un libro que se convierte en un fenómeno fílmico mundial trae sus beneficios también, potenciando la fiebre de la marca y exprimiendo dólares por todos los recovecos posibles. En todos los casos, al alcanzar la pantalla grande, las ventas del libro correspondiente toman vuelo propio.

Para el caso, las ventas del libro rondaron los £50 millones en 2001, año de lanzamiento de la primera película, “La Comunidad del Anillo”, revitalizando una publicación de por ese entonces casi 50 años de antigüedad.

Una tendencia similar tiene lugar desde hace unos pocos años con los 100 millones de libros que vendió la serie juvenil de vampiros “Crepúsculo”, de Stephenie Meyer, y recientemente con la trilogía “Los Juegos del Hambre”, de Suzanne Collins, quizás el fenómeno del momento.

Esta última, cuya idea la autora reveló se le ocurrió mientras hacía zapping televisivo entre la invasión a Irak y un reality show, ha dado mecha a un verdadero furor. La segunda entrega, “En Llamas”, que llegó a los cines argentinos en noviembre, recaudó más de U$S 850 millones mundialmente. Las últimas dos películas, prolijamente estipuladas para final de 2014 y 2015, prometen llevar la franquicia arriba de los U$S 3.000 millones, otra serie de best sellers que ha rendido fabulosamente en las boleterías del mundo. Jennifer Lawrence, hoy la niña mimada de Hollywood, pasó de ganar U$S 500.000 por la primera parte, a veinte veces esa cifra por la reciente secuela.

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por David Feliba

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