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MUNDO | 26-05-2014 14:21

A un paso de la protección del Océano Austral

¿Los mares que rodean la Antártida están protegidos? El veto de Rusia, la merluza negra y las próximas generaciones.

La Antártida no es sólo el territorio más al sur del mundo sino también el que alberga la reserva de agua dulce más grande del planeta (el 72% aproximadamente). Es un continente repleto de recursos no renovables como carbón, gas, oro, petróleo, cromo y es la casa de miles de especies que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo.

Es un laboratorio a cielo abierto que permite medir el calentamiento del planeta a través de sus hielos de más de 800.000 millones de años. Gracias a uno de los acuerdos más importante que logró la humanidad, el Tratado Antártico, el continente se halla desde 1961 reservado para la ciencia y la investigación, y se prohíbe expresamente la explotación de recursos mineros (Protocolo Ambiental).

El Tratado Antártico rige para todo el territorio y las barreras de hielo que se hallen al sur del paralelo 60º Sur. Pero, ¿qué sucede con los mares que rodean la Antártida? ¿Se encuentran también protegidos y reservados para las próximas generaciones? La respuesta lamentablemente es no. El Océano Austral, el ecosistema acuático menos contaminado del planeta, se encuentra amenazado por la industria pesquera en su creciente ambición por la merluza negra y el kril.

La pesca de merluza negra comenzó a mediados de 1990s y se lleva a cabo principalmente en la región del Mar de Ross y la Antártida Oriental sin tener en consideración el impacto ambiental que este puede ocasionar en el ecosistema austral. La merluza negra, a diferencia de la merluza que comúnmente consumimos, es un pez de lento crecimiento y longevo (vive hasta 40 años) que llega a medir 2 metros y medio de longitud. El aumento exponencial de la pesca de merluza negra en los últimos años se debe al éxito de este pez en muchos restaurantes y hoteles de lujo, codiciado por su sabor y textura. Los países que actualmente lideran la pesca de la merluza negra son Nueva Zelanda y Chile.

merluza negra

En 1982, tras el comienzo de la explotación del kril, se estableció la Convención para la Conservación de los Recursos Marinos Antárticos (CCRVMA) con el objetivo de conservar la flora y fauna marina antártica. La CCRVMA se encarga de regular la pesca de las especies del Océano Austral, especialmente merluza negra, centolla y kril (eslabón esencial de la cadena trófica de los principales animales de la fauna antártica). Este organismo está conformado por 24 países miembros y todas las decisiones se adoptan por unanimidad.

En 2009, Nueva Zelanda y Estados Unidos presentaron ante la CCRVMA una propuesta para crear el Área Marina Protegida en la región del Mar de Ross, un área que cubre más de 2,3 millones de kilómetros cuadrados. Según el informe de National Geographic, el Mar de Ross es la región menos contaminada y más prístina del planeta con una alta riqueza faunística conformada por ballenas minke, pingüinos Adelia y Emperador, orcas de Ross, rorcuales menores, leopardos marinos y focas de Weddell, entre otros.

El Mar de Ross era considerado una región inexplorada hasta hace poco por su extrema locación geográfica: es el mar más cerca del polo sur; sin embargo, el cambio climático y la modernización de los barcos pesqueros ha permitido llegar hasta el punto más recóndito de nuestro planeta.

Por otro lado, Australia, Francia y la UE propusieron la creación de 7 Áreas Marinas Protegidas en la región de la Antártida Oriental cubriendo un total de 1,6 millones de kilómetros cuadrados. La Antártida Oriental alberga el 42% de las focas de Ross, ballenas minke, jorobada y azul, más de 50.000 pingüinos emperadores, 700.000 pingüinos Adelia y más de un millón de petreles. Es una zona poco explorada e investigada que se preserva casi sin actividad humana.

Las áreas marinas protegidas (AMPs) tienen como objetivo preservar los valiosos recursos marinos de estas regiones polares y proteger a la fauna que la habita (pingüinos, focas, albatros, ballenas, petreles, etc.) Las AMPs no prohíben la pesca en todo las zonas, sino que subdividen a los ecosistemas en regiones: aquellos más ricos en fauna y donde la pesca está prohibida y regiones donde se puede llevar a cabo la pesca regulada de manera sustentable.

A pesar del voto favorable de 22 países, el veto de Rusia y Ucrania paralizaron la creación de las AMPs en 3 reuniones consecutivas. Las razones de Rusia para bloquear las AMPs apuntaron a la legalidad de la CCRVMA para establecer los santuarios marinos. Sin embargo, la historia parece cambiar últimamente. En la XXXVII Reunión Consultiva del Tratado Antártico que tuvo lugar en Brasilia entre el 28 de abril y el 7 de mayo de este año, Rusia, para sorpresa de todas las delegaciones, decidió retirar sus críticas hacia la creación de las AMPs. En el documento final del Comité de Protección Medioambiental se llega a un acuerdo sobre el marco legal de las AMPs y el rol de la CCRVMA y el Tratado Antártico en la regulación de zonas pesqueras.

En octubre de 2014, se reúnen los países miembros de la CCRVMA para discutir nuevamente la creación de áreas marinas protegidas en el Mar de Ross y la Antártida Oriental. Todo indica que finalmente habrá consenso y que estas regiones seguirán permaneciendo prístinas y libre de la explotación económica que hoy las amenaza. Esta será sin duda una gran noticia para toda la humanidad comparable a la firma del mismo Tratado Antártico.

(*) El autor es Director Ejecutivo de Agenda Antártica.

por Juan José Lucci (*)

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