Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 30-05-2014 11:42

La grieta judía y oficial de Szpolski y Garfunkel

Son socios en un grupo de medios K. La contratación de D'Elía los enfrentó. Poder, traiciones y religión. El factor Scioli.

Para ser una suite nupcial, la de Matías Garfunkel y Victoria Vanucci en el Palacio Duhau estuvo llamativamente concurrida. No había intimidad para los novios, que tenían con ellos a su hija de un año y a una troupe de fotógrafos de la Revista Caras registrando cada instante de la celebración. Sin embargo, le negaron el paso a un equipo de Veintitrés, la revista estrella del grupo de medios en el que Garfunkel es socio de Sergio Szpolski. El día de su boda, el empresario sentía que podía confiar menos en sus propios medios que en los ajenos.

Szpolski había pegado el faltazo al civil y se podía anticipar que tampoco iba a aparecer en la fiesta de esa noche. Mientras su mujer se ponía el vestido color marfil diseñado por sí misma, Garfunkel tipeaba frenético reclamándole a su socio que frenara el debut televisivo del piquetero Luis D'Elía. No hubo caso. Mientras en el salón sonaba “Un bel vi vedremo” de Puccini y el gobernador Daniel Scioli se sentaba a la mesa principal, por la pantalla de CN23 comenzaba a emitirse el programa que sembró la discordia entre los capos del grupo más beneficiado por la discrecional distribución de pauta que hace el Gobierno nacional. 

“El problema es religioso, político y económico, en ese orden”, explica Garfunkel. El problema –a primera vista– es D'Elía: defensor acérrimo del kirchnerismo, pone el mismo énfasis en mostrar su simpatía por Irán, un régimen que no reconoce la existencia del Estado de Israel. No es un detalle menor para Garfunkel ni para Szpolski, ambos judíos observantes. Y sin embargo, el dirigente antisionista desembarcó en el canal que ellos comparten. Garfunkel jura que a él no lo consultaron, que se enteró por Twitter, que hizo todo por evitarlo. 

Matías Garfunkel: La primera vez que hablamos de esto, Szpolski me dijo que D'Elía no tenía ningún contrato firmado. Le dije que no lo firmara, que buscáramos una solución al tema. Yo le pedía que tratara de convocar a algún periodista de renombre y de prestigio para contrabalancear a un personaje siniestro, que está en contra de los derechos humanos. Como judío y como argentino, me considero un hombre de paz y me da vergüenza tener a una persona como D'Elía.

Noticias: ¿Por qué lo convocan, entonces?Garfunkel: Yo originalmente le pregunté a Sergio si era una imposición del Gobierno y él me dijo que no. Pero cuando me reuní, había cambiado diametralmente el discurso. Me dijo que como ya tenía relevancia pública, no podíamos dar marcha atrás con el programa. 

“No somos neutrales ni la jugamos de independientes”, fueron las palabras que usó D'Elía para dar comienzo a su programa, que no tuvo ni la más mínima referencia a esta polémica. 

Noticias: ¿Por qué no fue Szpolski al casamiento? ¿Le retiraron la invitación?Garfunkel: Para nada, la ausencia corrió por cuenta de él. 

Noticias: ¿Mandó felicitaciones?Garfunkel: No mandó felicitaciones.

Noticias: ¿Regalo?Garfunkel: Regalo tampoco mandó. Ya no puedo considerarlo un amigo.

Desde su luna de miel en Miami, Garfunkel buscó dejar expuesta una grieta profunda en la que se juegan el futuro del grupo mediático preferido por Gobierno y que inquieta a los sectores más influyentes de la comunidad judía.

Hombres de Dios. “A mí esto me agarró más por sorpresa que a ustedes. ¡El que me habló pestes de D'Elía durante cuatro años fue Szpolski!”, dice Garfunkel. El flamante esposo de Vanucci no tuvo una típica infancia hebrea: no fue a colegios ni a clubes de la comunidad, pero cuando su padre enfermó de cáncer recurrió a la fe, viajó a Israel, se reunió con rabinos. La muerte de Jorge Garfunkel transformó a su hijo en un judío creyente y en un joven acaudalado: apenas nueve meses después concretó la venta del Banco del Buen Ayre, que había heredado.

El casamiento celebrado el viernes 23 no es el primero para Garfunkel: tiene tres hijos de su primer matrimonio e incluso una boda anterior con la propia Vanucci. A este casamiento civil le antecedió uno enteramente religioso en el 2012, mientras ella esperaba resolver su divorcio del futbolista Cristian Fabbiani. Vanucci, ex modelo, ex tenista, ex vedette y chica de altísimo perfil, había pasado meses estudiando en el Seminario Rabínico para que aceptaran su conversión al judaísmo. Fue bautizada a su nueva fe como Miriam, nombre que usa en el templo. Cuando van.

“Sí respetamos el shabat, pero al templo vamos poco”, reconoce Garfunkel. Para las fiestas, alterna entre el Seminario Rabínico –al que pertenece, por ejemplo, Abraham Skorka, el amigo del Papa– y el templo de Jabad Lubavitch de calle Agüero, en Palermo. Se trata de una comunidad ortodoxa en expansión en Argentina y en la que tiene una gran influencia el empresario Eduardo Elsztain, del Grupo IRSA. “La familia de mi madre ayudó a construir el último colegio”, revela Garfunkel. Él no es un hombre de peso en la comunidad ni está reconocido por grandes donaciones. Sí hace aportes a Tzedaká, una institución de ayuda a los pobres y desde el Grupo Veintitrés aporta a AMIA, que tiene una historia larga y compleja con su socio. 

Lee la nota completa en REVISTA NOTICIAS. Encontrála en los principales quioscos del país, o suscribite online y recibíla en PDF.

“El problema es religioso, político y  económico, en ese ordenÉ, explica  Garfunkel a NOTICIAS en relación a  la pelea con su socio Szpolski

por Marina Abiuso

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios