Friday 29 de March, 2024

TEATRO | 02-07-2014 15:51

“Corteo”, una fiesta para los sentidos

Creado y dirigido por Daniele Finzi Pasca. Con Mauro Mozzani y elenco del Cirque du Soleil. Complejo al Río, Francisco Narciso de Laprida 300, Vicente López.

★★★★★ “Soñé mi funeral. Estaba en medio del escenario. Era como un espectáculo”, sostiene con melancolía y cierta curiosidad el payaso que personifica el italiano Mauro Mozzani en “Corteo”, cuarto espectáculo itinerante del notable Cirque du Soleil que arriba a nuestro país.

La procesión o cortejo que da título a la propuesta, es un desfile onírico en el que la última voluntad del difunto protagonista se verá cumplida al recrear en escena una función de circo. Como si su deseo fuera solazarse con los momentos más felices de su vida junto a los compañeros de siempre, mientras unos ángeles de la guarda, colgados literalmente en el aire, presencian todo el jolgorio en respetuoso silencio.

Así, la sucesión de atracciones muestra el lucimiento de fantásticos especialistas en malabares, acrobacias y trapecios, en un ambiente de características carnavalesco y a la manera de un gigantesco caleidoscopio tridimensional, que se despliega para asombro de los fascinados espectadores.

A pesar del tono jocoso, esta lujosa fiesta para los sentidos estrenada originalmente en el 2005, comienza cuando la cama en la que agoniza el clown se eleva hacia las alturas y zambulle al público asistente en un mundo secreto, en algún lugar mágico entre el cielo y la tierra, donde todo parece posible.

En ese limbo, la contagiosa música de la banda en vivo, bajo la batuta de Roger Hewett, resulta clave a la hora de generar misterio. Los hombres y mujeres que se cruzan en las alturas son dignos discípulos de las aves y desafían la ley de gravedad, con la excelencia habitual que nos depara cada producción de la mundialmente aplaudida y reconocida compañía canadiense.

La sugerente puesta en escena del suizo Daniele Finzi Pasca saca partido del talento de todos los artistas e imagina que un payaso blanco, acompañado por un excelente silbador, vestido como los maestros de ceremonia de las pistas tradicionales, nos introducen a ese espacio onírico donde un gigante (el argentino Victorino Antonio Luján) se codea con los liliputienses hermanos ucranianos Valentyna y Grigor Pahlevanyan.

Ella deslumbra en el asombroso número de los globos inflados con helio que la elevan por sobre las cabezas del auditorio. Luego, juntos, los diminutos virtuosos brindan un gran momento de habilidad física cuando, colgados de un aro vertical, sorprenden con su destreza y más tarde divierten, al representar en forma burlesca a Romeo y Julieta, los celebres amantes de Verona, sobre un típico retablo inspirado en la Commedia dell’arte.

A cara casi lavada, sin otro afeite o caracterización más que el espléndido vestuario creado por Dominique Lemieux, este magnífico e imperdible muestrario de arte circense dejará más que agradecidos a los puristas del género.

por Jorge Luis Montiel

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