Luego del Mundial de Fútbol, coincidían todos, arrancaba la realidad de transición hacia otra era presidencial. El conflicto por la deuda con los buitres demoró ese cronograma, pero la aceleración de la crisis económica volvió a subirle la temperatura al clima de fin de ciclo y a la sucesión de Cristina Fernández de Kirchner. Entonces, finalmente, arrancó la campaña por la instalación de (pre) candidatos presidenciales.
Aunque el abanico todavía es amplio y podría esconder algunas sorpresas, las encuestas parecen consolidar el trío con chances más firmes para llegar al final del 2015 con aspiraciones de conquistar la Casa Rosada. Sergio Massa y Daniel Scioli tratan de mantener vivo el impulso que traen desde el año pasado, despegándose con ritmo pero aún con cautela del modelo K, al que los dos prometían continuar con muchas mejoras y con ninguno de los vicios ya intolerables para demasiados votantes argentinos. El kirchnerismo parece ayudarlos día tras día a despegarse, estigmatizándolos como traidores a la causa. Paradójicamente, el que menos tendría que ver con este gobierno, Macri, suena como el “preferido” de Cristina, no tanto por simpatía sino por la soñada conveniencia de volver al poder luego de un penoso interregno “de derecha”, un poco al estilo Bachelet en Chile.
El único de los tres candidatos que no puede escudarse fácilmente en el eslogan “continuidad con cambio”, Macri parece sentirse obligado a ir adelantando -con guiños y a media lengua- cuál sería su hipotético plan económico de gobierno, en un país que teme cada día más la sombra del 2001.
En NOTICIAS de esta semana “El increíble plan económico de Macri”. Ideas, deseos y demagogia del líder PRO.
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