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POLíTICA | 14-01-2015 01:04

Raúl Zaffaroni: los planes del jubilado

Se fue de la Corte Suprema y quiere volver a viajar y nadar. Su cumpleaños, entre amigos, y la última oferta de Cristina.

Desde hace algunos años, Raúl Eugenio Zaffaroni comienza el día de su cumpleaños en la Universidad de Buenos Aires. El ex ministro de la Corte Suprema llega hasta la Facultad de Derecho para dictar una clase a estudiantes extranjeros. El miércoles 7 no fue la excepción: los presentes entonaron el “Feliz cumpleaños” y lo vivaron. Zaffaroni agradeció y sonrió incómodo.

Por la noche, cumplió con otro ritual. Su casona del barrio porteño de Boyacá se convirtió en la sede de un improvisado cumpleaños, como cuando hace dos años lo visitó el vicepresidente, Amado Boudou, en pleno escándalo por el caso Ciccone. Este año no hubo invitaciones, pero un grupo de íntimos del ex juez se acercó hasta su domicilio. Algunos intentaron ubicarlo -Zaffaroni no usa celular- para corroborar que estuviera porque había anticipado que tenía previsto un viaje a Mar del Plata. Sin embargo, debido a un cambio de último momento, el jurista se quedó en la ciudad de Buenos Aires.

En casa. Los que frecuentan la casona ya no se sorprende cuando el anfitrión toma un volante maltrecho de la pizzería Tomato -un restaurant de barrio- y ordena los pedidos para sus invitados. No le gusta cocinar, aunque ofrece la parrilla de la casona de Floresta cuando algún invitado predispuesto se anima a preparar un asado. La cena es su plato fuerte, ya que no suele almorzar.

Tras haber iniciado los trámites para su jubilación, Zaffaroni les insiste a sus amigos con que el tiempo de la política ya pasó. Fue candidato del Frepaso y tuvo su paso en el Inadi durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Quiere dedicarse a viajar, volver a nadar y retomar sus actividades académicas. Esas son sus pasiones.

En los últimos dos meses interrumpió sus dos visitas semanales al club Life, de Floresta, donde practica natación. Aprendió a nadar hace 20 años, pero eso no le impidió presentarse en compentencias de aguas abiertas. Nada que envidiarle a Daniel Scioli y Ricardo López Muprhy, otros nadadores.

Viajes. En enero tiene una agenda cargada de actividades vinculadas a la academia. El jueves 8 llegó a Mar del Plata para encabezar una serie de clases de Derecho Penal y Criminalística. Tiene previsto quedarse hasta el miércoles 14 para participar de un seminario y, por qué no, despuntar su pasión por la natación.

Suele organizar sus viajes sobre la fecha, pero ya tiene apuntados tres destinos: México (en marzo), Alemania (en abril) e Italia, donde suele visitar a sus primas. De cada visita suele regresar con al menos una valija de libros con los que engrosa su biblioteca que ya tiene 30.000 textos.

En Alemania participará de unas investigaciones sobre Derecho Penal que organiza el Instituto Max Planck. Zaffaroni habla, lee y escribe en alemán desde los 30 años. Está abocado a los estudios sobre el nazismo y sobre la influencia tuvieron los juristas de esa época. Una vez por semana, lo visita una profesora de alemán con la que se sigue perfeccionado.

El jurista mantiene por estas horas un buen diálogo con el Gobierno. Sintió su apoyo en su peor momento. Distintas voces del kirchnerismo lo respaldaron cuando fue denunciado porque en cinco de sus departamentos funcionaban prostíbulos. El ex juez rechazó las denuncias, cambió el administrador de los departamentos y hoy hace un seguimiento más personalizado sobre sus inquilinos (ver recuadro).

Por estas horas Cristina Fernández tiene otros planes quien fuera su ministro preferido de la Corte Suprema. Mientras desde la Unasur lo sondearon para colaborar en el proceso de pacificación de las FARC en Colombia, en el Gobierno ya lo tentaron con una candidatura para integrar la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sería el último guiño del kirchnerismo.

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por Francisco Zoroza

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