Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 16-02-2015 06:57

Gobierno vs. SIDE: Lo que piensan los K de cómo murió Nisman

La Casa Rosada supone que Stiuso engañó al fiscal para manchar a CFK. El rol de Allan Bogado. Nueva foto en un operativo antidroga.

Para retomar el control de la SIDE, Cristina Fernández sabía que tenía que hacer algo a lo que ningún presidente anterior a ella, ni siquiera su marido, se había animado: echar al espía Antonio Stiuso. El encargado de comunicar semejante decisión fue Oscar Parrilli, quien recién aterrizado en su despacho de “Señor 5”, como llaman al secretario de Inteligencia, citó a Stiuso y le dijo seco y sin vueltas: “Te vas”. Stiuso, molesto, respondió en una clara demostración de que su poder iba más allá de los circunstanciales jefes: “Si quieren que me vaya, a mí me importa un carajo. No les va a ser fácil sacarme”, amenazó. Fue el último manotazo de ahogado. Una semana más tarde, y con la Navidad encima, comenzó el trámite de su jubilación.

Mandarlo a la casa fue la idea inicial, pero tras la muerte del fiscal Alberto Nisman surgió una guerra de coartadas. El secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, ya circula por los canales de televisión dejando el interrogante sobre un supuesto plan de Stiuso para involucrar a la Presidenta en un pacto de impunidad con terroristas iraníes. “¿La operación era la denuncia o la muerte de Nisman?”, se preguntó Fernández en el programa oficialista “Duro de Domar” y agregó: “La muerte de Nisman les servía a los servicios de Inteligencia con los que trabajó siempre y de los cuales dependía”.

Teorías. La estrategia del Gobierno es dejar a Stiuso parado lo más cerca posible en la escena de muerte del fiscal. “Te puedo garantizar que Diego Lagomarsino trabajaba para una Inteligencia que servía pura y exclusivamente a Stiuso. Laburaba para él. ¿Cómo se financiaba? Con la plata que le daba Nisman de su Unidad Fiscal. Más clarito imposible, acaba de ser despedido de la Procuración, porque no aporta nada. No hay un solo trabajo que demuestre que él estuviera trabajando para eso”, insistió el verborrágico Aníbal al referirse al hombre que le llevó el arma a Nisman.

Sobre la denuncia de Nisman contra la Presidenta, basada en su mayoría en informes de Inteligencia y pinchaduras que aportaba Stiuso, el Gobierno tiene tres teorías de traición contra el fiscal y en las cuales siempre aparece el espía. La primera se basa en lo que le dijo Nisman a Patricia Bullrich sobre que “lo había traicionado un servicio de Inteligencia que le había dado datos de su familia a los iraníes”. “Si fuera así, estamos hablando de un agente que depende de Stiuso y con habérselo dicho a Stiuso alcanzaba, porque él lo hubiese puesto en caja rápidamente”, razonó Fernández. La segunda teoría dice que si fue exactamente igual a la primera pero Nisman no tenía a quién quejarse, entonces el que lo dejó solo es Stiuso. Y la tercera y más repetida dentro del universo K, incluso por la Presidenta, es la que sugiere que Stiuso infiltró al espía Allan Bogado dentro de la investigación de Nisman. El principal indicio que tienen es que Stiuso le había dicho a Nisman que Bogado era un agente vinculado a la SIDE, que negociaba impunidad con los iraníes, pero que el 12 de noviembre el mismo Stiuso lo había denunciado por hacerse pasar por espía. “¿Si Stiuso sabía que Bogado era un impostor, por qué lo puso como eje de la pesquisa?”, se preguntan en el Gobierno y se autorresponden: “Le mintió en todo momento a Nisman”.

Exclusivo. La imagen principal que ilustra esta nota no había sido publicada jamás, hasta la edición de NOTICIAS de esta semana. El hombre de jean, remera blanca y gorra, que sostiene una ametralladora, es nada más y nada menos que Antonio Stiuso. La imagen fue tomada durante el operativo Café Blanco, el 7 de marzo de 1995, en un campo en el departamento de El Recreo, en Catamarca, en el que se secuestraron 1.030 kilos de cocaína.

En  NOTICIAS de esta semana "El juego suicida de Cristina". La guerra desatada entre el Gobierno y la SIDE tras la muerte de Nisman amenaza con dividir violentamente a los argentinos.

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por Rodis Recalt

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