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DEPORTES | 16-02-2015 06:47

Innovación a puro discazo

Cómo es el nuevo deporte que se juega con un disco, sin contacto ni referee.

El clásico “frisbee”. Sí, el disco de plástico ese que se tira en la playa. Amantes de los perros, ¿quién no ha jugado con uno, con su mascota? ¿En serio, el frisbee como protagonista de un deporte competitivo y con reglas? Sí. En plena Ciudad Universitaria porteña comenzó a germinar la semilla de un paraíso deportivo llamado “Ultimate Frisbee”, un deporte sin contacto y sin árbitro, donde son los propios jugadores quienes llevan el curso del partido.

Cada equipo cuenta con siete jugadores y –por sus características– se lo puede jugar con integrantes de diferentes edades y sexos. Se utiliza un disco volador y su zona de anotación es similar a la de Fútbol Americano. Los jugadores no pueden caminar ni correr mientras tengan el disco en las manos. Para iniciar un partido uno de los dos equipos pone el disco en juego, lanzándolo hacia adelante y en el lugar donde cae, el equipo receptor obtiene la posesión del mismo y comienza su ataque.

Cuando un pase es interceptado, bloqueado o sale del terreno de juego, la posesión pasa de bando. Generalmente se juega hasta que uno de los equipos consigue 17 anotaciones. El campo de juego suele ser de 37 metros de ancho por 100 de largo.

En crecimiento. Desde los primeros partidos de la historia –la práctica nace en varias universidades norteamericanas a mediados de la década del 70– hasta estos días, el crecimiento de la actividad fue progresivo.

La federación mundial, que nació en 1985, tiene este momento 55 países miembro entre regulares y provisionales y nuestro país figura entre ellos. La federación organiza regularmente diferentes competencias, como el próximo mundial que, en su versión playera, se jugará en marzo de este año con aproximadamente mil participantes de más de treinta países.

La realización de esta actividad en Argentina comenzó a gestarse, mayormente, gracias a varios estudiantes extranjeros (estadounidenses y venezolanos) que comenzaron a jugarlo en Ciudad Universitaria. Los amantes del Ultimate Frisbee saben que alcanzar una fuerte popularidad es difícil. Valeria Gutiérrez, jugadora desde hace 8 años, comenta: “Es un proceso lento porque sabemos que el fútbol se lleva la gran mayoría de jugadores. El básquet, hockey y el rugby a casi todos los demás, pero yo puedo asegurar que quien juega alguna vez se queda muy enganchado. El problema es convencerlos para debutar y luego que se queden, por la falta de competencia regular”.

Augusto Mainardi, venezolano radicado en Argentina, tiene más confianza en que el Ultimate crezca: “Es un deporte con un potencial increíble. En otros países como Colombia, para no irnos muy lejos, se utiliza el deporte como una herramienta social muy grande. No solo eso, se practica competitivamente a nivel mundial y es un deporte mediante el cual se pueden obtener becas”.

Diana Antenucci, jugadora y encargada de prensa de la asociación argentina, también opina sobre el desarrollo de esta actividad en nuestro país: “Tiene muchas cualidades para crecer: demanda física, desarrollo de valores y bajos costos de materiales, lo que lo hacen atractivo para deportistas, profesores de educación física y organizaciones como el Comité Olímpico Internacional y otras ONGs. Pero también tiene ciertos aspectos que dificultan su expansión. Por ejemplo, en las convenciones sociales actuales, un deporte sin árbitro donde los jugadores discuten lo que pasó no es considerado un deporte”.

Desde Ciudad Universitaria. El punto de encuentro de la gran mayoría de los jugadores de Ultimate Frisbee en Buenos Aires es sin dudad Ciudad Universitaria. Antenucci explica cómo son las actividades ahí: “En Ciudad funciona todos los sábados un espacio de “pickup” [NdR: Como los partidos amistosos de otros deportes]. La gente va llegando y en cada punto cambian algunos jugadores por otros que estaban afuera, sin llegar a armar equipos fijos. Es el espacio ideal para empezar porque el juego es muy distendido y todos te enseñan, dentro y fuera de la cancha. También utilizamos el espacio para otros tipos de competencia como las dos ligas anuales que tenemos, de otoño y primavera, que se juegan los domingos. Ahí sí es más competitivo y cada uno juega con su equipo. Cada tanto además organizamos algún torneo especial, conocido como 'semilla' para nuevos o jugadores con poca experiencia”.

Valeria, una de las precursoras del deporte en Bahía Blanca compara las condiciones de Ciudad Universitaria con las de su lugar y comenta: “Los partidos de liga suelen ser muy competitivos, parejos y muy entretenidos para ver. Aunque la cancha no es de lo mejor. Yo tengo la suerte de jugar en Bahía Blanca en una excelente cancha dentro del Club Universitario, lo que hace que sea más seguro y mucho más deportivo para competir”.

Diana además comenta algunas situaciones incómodas que suelen pasar cuando juegan en un lugar con tantas actividades como es el campo donde desarrollan los torneos: “Los que nos ven siempre ya nos conocen como ‘los del frisbee’, o ‘los del disquito'. Y otros aprovechan su paso veloz por el puente que sirve de marco a nuestra cancha en Ciudad y nos gritan cosas como ’vayan a jugar a la pelota’, o alguno hasta nos insultó alguna vez. No es muy amistoso, pero uno aprende a reírse”.

Haciendo escuela. Un clave en el plan de desarrollo de este deporte es la llegada a los estudiantes desde primarios a terciarios como ocurre en las potencias de esta actividad, Estados Unidos y Canadá. Augusto Mainardi destaca lo importante que sería que se enseñe Ultimate Frisbee en los colegios: “La principal regla del deporte es el espíritu de juego y este principal fundamento puede cambiar mucho la manera de pensar y actuar de un adulto. En un niño sería mucho más y mejor. No solo les enseña valores principales para la vida, sino que también ejercita poder resolver diferencias con personas que en el partido son contrincantes de manera cívica y respetuosa”.

“Creo que es el deporte ideal para incorporarlo en las escuelas, en esta época de tanta violencia física y verbal en los deportes, épocas que vivimos con mucho bullying, es la mejor forma para enseñarles a confiar en el compañero y el contrario, a autorregularse ya que este deporte no tiene árbitros y se basa en el juego limpio y la confianza”, agrega Valeria Gutiérrez.

En el país ya se está enseñando en varias escuelas de distintas ciudades. Los movimientos escolares más importantes se están dando en la capital, donde se realizó en noviembre del 2014 el primer encuentro interescolar con 370 alumnos, y en Concordia, Entre Ríos, donde el mismo día se llevaba a cabo el tercer encuentro de escuelas primarias y el primer encuentro de escuelas secundarias con un total de 340 alumnos de distintos colegios.

por Lautaro Androszczuk

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