Saturday 20 de April, 2024

ECONOMíA | 23-04-2015 18:27

La real pobreza

Las razones de las excusas oficiales para no publicarlas.

Como existen múltiples definiciones de pobreza, la respuesta sobre cuántos pobres hay depende de numerosos indicadores sociales y, por lo tanto, no tiene una única respuesta. Nadie duda que es conveniente complementar la medición “tradicional” de pobreza e indigencia con indicadores que capten las restantes dimensiones del flagelo. Existen medidas de pobreza que toman en cuenta parámetros distintos al ingreso como las condiciones edilicias del hogar, o el acceso a determinado nivel educativo. En cualquier caso, esos argumentos no justifican dejar de medir la pobreza a través de los ingresos.

Que a partir del 2007 el INDEC haya subvaluado sistemáticamente el valor real de la Canasta Básica Total (CBT) y la Canasta Básica Alimentaria (CBA) -y haya llegado a la errada conclusión de que a principios del 2013 la pobreza afectaba a menos del 5% de la población y que la indigencia estaba virtualmente erradicada (según el INDEC, una persona podía comer entonces con 6 pesos diarios)-, justifica arreglar las estadísticas públicas pero en ningún caso dejar de publicarlas. La medición de pobreza según los ingresos es una herramienta que permite captar a través del tiempo el impacto directo de determinados sucesos económicos sobre los hogares menos favorecidos. Por ejemplo, para preguntarnos cómo impactó la devaluación y posterior aceleración inflacionaria sobre los hogares de menores recursos en el primer semestre de 2014. De hecho, hoy sabemos que la pobreza aumentó significativamente en el 2014.

Para estimarlo, utilizamos los relevamientos de precios del IPC Ecolatina para valorizar correctamente la CBT (que marca la línea de pobreza) y la CBA (que establece la de indigencia) y tomamos los datos de ingresos por hogar que sale de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC. De acuerdo a nuestros cálculos, en el segundo semestre del 2013, la pobreza tocó el mínimo de los últimos años al afectar a “solo” el 21% de la población. Pero esa cifra no era sostenible. La corrección cambiaria de enero del 2014 elevó la inflación por encima del aumento de los ingresos y redujo el poder de compra de las familias generando que muchos hogares no tengan los recursos suficientes para comprar una canasta básica. Durante el año pasado, la pobreza afectó, en promedio, al 27% de la población (+ 5,7 puntos respecto al 2013) y la indigencia al 10% (+ 3,3 puntos). El crecimiento es más que importante ya que implica que en el 2014 unas 2.200.000 personas cayeron en la pobreza y otro 1.200.000 en la indigencia. De esta manera, la pobreza afectó al mismo porcentaje de la población que en el 2009.

Poder de compra. El incremento de la incidencia de la pobreza y la indigencia es lógico si tenemos en cuenta la contracción del ingreso real de las familias, la cual fue particularmente significativa en los sectores más vulnerables (llegó a caer 10%). Esta pérdida de poder de compra obedeció a la inflación, especialmente de los alimentos.

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