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POLíTICA | 06-06-2015 11:15

Los secretos del embarazo de Flor K

Cómo vive la llegada de su hija, que tiene fecha para el 22 de agosto. Dejó de fumar y le prohibió la moto a su novio. Por qué no conviven.

Fue la primera vez que aparecía en público y dejaba ver su panza. Con seis meses de embarazo, Florencia Kirchner se mostró en la fiesta que organizó su madre el 25 de mayo en la Plaza de Mayo para celebrar los 12 años de la asunción del kirchnerismo al poder. Estuvo arriba del escenario cerca de su cuñada, María Rocío García; su sobrino, Néstor Iván, y su hermano, Máximo.

Tan feliz está con su nueva etapa que no tuvo problemas en dejarse retratar con toda su familia por el fotógrafo oficial de Presidencia que se encargó de distribuir la instantánea por la agencia Télam y por el Facebook de Cristina Fernández. Los funcionarios que se la cruzaron ese día se quedaron soprendidos con la naturalidad y el buen humor que irradiaba la hija presidencial. Aceptó con gusto los saludos y las felicitaciones de los ministros que hicieron fila para saludarla.

Nueva vida. Florencia tendrá una nena y el nacimiento está estipulado para el 22 de agosto, después de las PASO. Fue su madre, la Presidenta, quien se encargó de revelar el sexo de su nieta en un acto oficial en El Calafate. “A los hombres les encanta el hijo varón; a nosotras nos encantan las hijas mujeres y las nietas mujeres... Aunque me mate, lo tenía que decir porque estaba que reventaba”, confesó.

La vida de embarazada de Flor K transcurre casi con exclusividad dentro de los paredones de la Quinta de Olivos. Todavía no convive con su novio, Camilo Vaca Narvaja, que suele alternar entre su casa en Parque Chacabuco y la residencia oficial: cuatro días en Olivos y tres en su departamento. El joven suele llegar sin avisar y a veces se queda a dormir, según relatan los testigos del amor. Florencia tiene un edificio a su disposición dentro de la Quinta, denominado “Huéspedes A” en el organigrama interno. Se trata de un complejo de habitaciones con cocina incluida, ubicado a unos 40 metros de la casona principal de la residencia, donde duerme su madre. Hace un año, la hija presidencial se encargó de refaccionarlo y pintarlo de color rosa chicle. Pero la pareja no tiene demasiadas intenciones de quedarse mucho tiempo más en Olivos y menos sin convivir. Además, saben que a partir del 10 de diciembre deberán abandonar sí o sí la residencia presidencial. Por eso, Flor y Camilo estarían refaccionando un nuevo hogar en la ciudad de Buenos Aires para irse a vivir luego de que nazca su hija. Los primeros meses planean quedarse en Olivos. Algunos hasta aseguran que el barrio elegido para vivir sería el nacional y popular San Telmo. Lo que tienen decidido es que no se irán al Sur.

Camilo es hijo de Fernando Vaca Narvaja, el ex líder de Montoneros, y también se destaca como uno de los principales impulsores y militantes de la agrupación La San Martín, que apoya la candidatura a gobernador de Julián Domínguez, a quien reconoce como su jefe político. Domínguez, además, le dio un lugar en la Cámara de Diputados como director de la Unidad Enlace con el Parlamento del Mercosur. Cobra 33.000 pesos mensuales. La buena relación de Camilo con Dominguez, que incluyó una visita al Papa, terminó jugándole en contra al candidato. Desde el Gobierno le pidieron que bajara el perfil del yerno presidencial porque no veían con buenos ojos que lo usara para la campaña (ver recuadro).

Ellos. No fue fácil contarle a Cristina que iba a ser abuela por segunda vez. Flor y Camilo hacía menos de un año que estaban saliendo y al momento de quedar embarazada el joven todavía no había sido presentado como novio oficial. “¿Ya definieron el nombre?”, les preguntó Cristina con una sonrisa en la cara cuando hicieron la presentación familiar de Camilo. Los nombres que tienen en mente son Eva, Adriana o Juliana. El novio está feliz con su nueva vida: “Esto de ser padre y armar una familia es una felicidad que sobrepasa todo. Hay que vivirlo y disfrutarlo y en eso estamos”, contó.

Desde que quedó embarazada Florencia dejó de fumar y se cuida haciendo ejercicio en el gimnasio de la Quinta de Olivos, supervisada por profesionales. Cuidadosa, le pidió a Camilo que dejara de usar la moto con la que solía moverse por toda la ciudad. Ella misma la disfrutaba cuando salían a pasear escoltados por la custodia oficial.

Por ahora no tiene planes de casamiento, aunque Camilo es un ferviente católico y no le disgustaría la idea de pasar por el altar. Un militante que los conoce asegura: “Lo están charlando aunque todavía no es una prioridad”.

Mientras espera que nazca su hija, Florencia se distrae con sus proyectos artísticos: está filmando un corto. Además, se hace los controles rutinarios con su ginecólogo y recibe a sus amigas que son su gran sostén durante estos días. Quienes la frecuentan asegura que está de muy buen humor. Tiene motivos.

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por Nicolás Diana

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