Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 03-07-2015 20:20

Máximo K: ¿Genio o boludo?

“Genio” para el oficialismo ciego o “Boludo” para el antikirchnerismo irascible, el hijo presidencial es hasta hoy la celebridad más enigmática de la era K.

Hace apenas dos años, en el marco del VI Congreso de la Lengua (celebrado en Panamá), el diario español El País les pidió a 20 escritores iberoamericanos que eligieran el vocablo más representativo del habla de su país. El representante léxico por la Argentina fue el recordado poeta Juan Gelman, quien sorprendió y levantó polémica con el término que optó por nominar como emblema vocal de su patria: “boludo”. Ante los indignados eruditos que postulaban alternativas más elegantes como “che”, “mate” o “tango”, Gelman argumentó: “Es un término muy popular y dueño de una gran ambivalencia hoy. Entraña la referencia a una persona tonta, estúpida o idiota; pero no siempre implica esa connotación de insulto o despectiva. En los últimos años me ha sorprendido la acepción o su empleo entre amigos, casi como un comodín de complicidad. Ha venido perdiendo el sentido insultante. Ha mutado a un lado más desenfadado, pero sin perder su origen”. Recién al año siguiente, con la presentación en sociedad del nuevo Diccionario de la Real Academia Española, se incorporó el argentinismo “boludo” como una palabra rica en acepciones y matices. Antes –la expresión había asomado tímidamente en la RAE recién en el 2001– solo se la consideraba un insulto rústico y soez. Pero la bendición otorgada por nuestro Premio Cervantes, el fallecido Gelman, le dio las credenciales para ser entendida no solo como una voz despectiva sino como una clave de la idiosincrasia vincular argentina. Así, a la tradicional acepción de “boludo” como “persona de pocas luces”, “ingenua” o “torpe”, se le suma ahora la cada vez más extendida función de vocativo cariñoso, esa muletilla juvenil que sirve para etiquetar verbalmente a los amigos del alma.

Teniendo en cuenta esa riqueza ambivalente –polisémica, dirían los académicos– de la palabra, NOTICIAS la eligió como uno de los polos conceptuales de su título de tapa. “Genio” revelado para el oficialismo ciego o acomodaticio, Máximo Kirchner permanece hasta hoy como la celebridad más enigmática de la era K. “Boludo” estereotipado por el antikirchnerismo militante e irascible, el hijo presidencial alimentó con su carácter esquivo y su fotofobia privada y mediática la sospecha de que su presunto liderazgo de La Cámpora no era mucho más que un truco de marketing nacido del anhelo de una madre tan sola como poderosa de revivir el “efecto Néstor”.

No es el insulto lo que busca esa palabra aplicada a Máximo en la tapa de la revista. Tampoco la adulación con su contracara genial. Lo que hace NOTICIAS es lo de siempre en estos casos: ponerles nombres a esas ideas que laten en el inconsciente colectivo, sin refugiarse en los eufemismos cómplices de la retórica políticamente correcta. Entre el boludo y el genio, esta revista desplegó un esfuerzo de investigación y análisis (que incluye un equipo de enviados a Río Gallegos) para terminar de entender –tras una década de mitos y malentendidos– quién es en realidad Máximo Kirchner, ese doble hijo presidencial que, además de administrar los secretos financieros de la familia, se lanza ahora a ocupar una banca en el Congreso nacional que augura un recambio generacional de final abierto. Y una jefatura de enigmático desarrollo.

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