Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 07-07-2015 19:27

Cara a cara con Máximo Kirchner

Intimidad del encuentro entre el hijo de la presidenta Cristina Kirchner y NOTICIAS. Por qué no da entrevistas. Video.

El jueves 2 de julio, el día que Máximo Kirchner se mostró en el acto que inauguraba el café literiario NK Ateneo, en Río Gallegos, y que contaba con la presencia de Daniel Scioli, Carlos Zannini y Alicia Kirchner, hablé dos veces con él. La primera vez a la mañana y la segunda, pasado el mediodía.

Alrededor de las 9 de la mañana, fui solo hasta la inmobiliaria Sanfelice Sancho y Asociados, sin fotógrafo, para intentar convencerlo de que conceda una entrevista a NOTICIAS. Sería un gesto loable de su parte que brinde un reportaje a uno de los medios más crítico de las gestiones de sus padres.

Estaba oscuro, en el invierno santacruceño comienza a amanecer pasadas las 9.30 de la mañana. Me escondí detrás de un árbol de la vereda de en frente a la inmobiliaria, con 3 grados bajo cero de temperatura, durante 30 minutos, hasta que lo vi llegar. Cuando estacionó, crucé la calle e intente hablar con él. Le pedí una entrevista, pero no quiso. Mientras encaraba hacia la inmobiliaria nunca levantó la vista o me miró a los ojos. Esquivo todo el tiempo, se encargó de aclarar: "Está todo bien con vos, pero no voy a dar una entrevista". Me fui, pensando en qué habrá querido decir con que estaba "todo bien" conmigo, pero que no me iba a dar una entrevista. Una contradicción. Y también me quedé con la idea de que sería difícil hacer hablar a uno de los líderes políticos con menos retórica de la historia argentina.

Cerca de las 11.30, con el fotógrafo Marcelo Escayola decidimos volver a buscar a Máximo, otra vez con la intención de hablar con él y de conseguir una buena y nueva foto del hijo de la Presidenta. A las 13.36 salió de la inmobiliaria y se dirigió directo a su camioneta Honda CRV con caja automática. Por un momento pensé que otra vez se iba a ir sin decir una palabra. Se sentó, se acomodó y encendió el auto. Le dije: "Máximo, ¿podemos hablar? Estamos trabajando. Vinimos a cubrir tu acto". No tenía ninguna obligación de parar el auto y bajar el vidrio. Pero lo hizo. Apenas abrió una pequeña ranura para que podamos hablar. Entonces ahí volví a insistir en hacerle una entrevista, pero él seguía en su posición.

Máximo Kirchner: No voy a hablar.

NOTICIAS: ¿Por qué no quiere hablar? ¿Tiene miedo?

Kirchner: ¿Miedo? (risas) Para nada.

NOTICIAS: ¿Y entonces por qué no contesta preguntas? Ahora es candidato a diputado.

Kirchner: A mí me parece que tienen que aprender a respetar. Cuando uno quiere hablar, lo hace. Me parece una falta de respeto, una invasión. Respétenme. Cuando uno no quiere, no quiere. Es fácil.

NOTICIAS: ¿Piensa dar una entrevista alguna vez?

Kirchner: Ya lo escribieron todo. Ya se hicieron todos los análisis. Hablaron ustedes por mí. Sigan haciéndolo. Ustedes me conocen y yo los conozco. Hagan su trabajo como lo hacen. Nunca tuvieron un problema conmigo. Sigamos en esa senda. Está todo bien con vos, Rodis.

Eso último me llamó la atención. Un personaje con el que no había hablado nunca me llamaba por mi nombre y hasta intentaba provocar una cercanía que contradecía su modo de manejarse incluso hasta hoy. Nos llamábamos por el nombre de pila pero así y todo no habría entrevista. Un derroche de simpatía.

Buscaba cosas en el interior de la camioneta y me hablaba, siempre respondía lo mismo: "está todo bien". Me miraba y volvía a buscar algo dentro de la camioneta. Tomaba el volante con las dos manos, luego con una y luego usaba sus manos para acompañar sus palabras, pero todas las oraciones terminaban en la misma frase: "está todo bien".

Al final nos despedimos y él se fue tranquilo por la avenida Néstor Kirchner, escoltado de cerca por sus custodios que lo seguían en una Ford Ranger. Nos volvimos a ver a la noche en el acto donde se esperaba que dijera algunas palabras. Pero no. Esa noche Máximo jugaba de local: se inauguraba NK Ateneo de su amigo Rudy Ulloa, se recordaba a su padre y estaba repleto de militantes dispuestos a celebrar cada final de oración del hijo presidencial. Pero no quiso hablar y lo noté demasiado incómodo para ser un candidato en plena campaña.

Seguí a Rodis en Twitter: @rodisrecalt

por Rodis Recalt

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