Friday 29 de March, 2024

SOCIEDAD | 23-07-2015 16:29

La mujer de Mangeri podría ir presa

La Justicia la tiene en la mira. Perdió lo poco que tenía y podría ir presa.

Diana Saettone juró que su marido, Jorge Mangeri, era inocente. Hasta ironizó con un “muy bien diez”, cuando el hemanastro de la fallecida Ángeles Rawson declaró que el portero estaba “hasta las manos”. Volvió a darle un voto de confianza, pero ya entre sus íntimos, luego de que el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº 9 condenara a “prisión perpetua” a su esposo por el asesinato de la menor. Pero lo que nunca imaginó era que en el fallo ordenarían investigarla. Una espina más en la vida de una mujer enferma que fue perdiendo lo poco que tenía y que hoy pasa sus días encerrada en la casa familiar de Troncos del Talar, en Tigre.

La caída. Su vida había cambiado la noche del 14 de junio del 2013, cuando la fiscal Paula Asaro, que investigaba la muerte de Ángeles, suspendió la declaración testimonial de Mangeri cuando el portero confesó: “Soy el responsable de lo de Ravignani 2360, fui yo”. Desde entonces, y con su esposo detenido, Diana Saettone comenzó un raid por los medios para defenderlo ciegamente. Pero, a poco más de cumplido el año de detención, decició dejar de dar notas. Se había cansado de pasearse por los canales de televisión y que casi todos periodista le retruque su postura sostenidos en las mismas pruebas con las que el TOC 9 lo condenó.Las cámaras solo pudieron tomar imágenes de ella cuando Mangeri era llevado a presenciar el juicio. Ya en las últimas semanas, su esperanza de que no condenen al portero se habían esfumado. Por eso el fallo no la sorprendió, ni a ella ni a los abogados que defendieron a su pareja. Lo que sí los dejó helados fue que los jueces pusieran la mirada sobre Diana. Más aún, porque no darán los fundamentos hasta el próximo 24 de agosto, cuando termine la feria judicial.

“No me sorprendió el fallo. Lo que me sorprende es que se ordena investigar a Diana Saettone, porque todos sabemos que no puede ser investigada ni por falso testimonio ni por encubrimiento, porque su esposo es el imputado. Evidentemente el tribunal hace una valoración que a su criterio presenta la posibilidad de que ella haya cometido delitos de orden publico”, explicó Miguel Pierri, el primer abogado defensor de Mangeri, a quién el caso le cambió la vida.

De mal en peor. Toda la vida de Diana y Mangeri pasaba por el edificio donde el portero trabajaba. Diana era empleada de limpieza en un instituto de menores y gracias a la obra social de su marido, el SUTERH, sobrellevaba la medicación para el cáncer de tiroides y la arritmia con las que convivía. Pero desde la muerte de Ángeles todo cambió. Se vió obligada a abandonar el edificio de la calle Ravigniani, donde ocurrió el crímen de la menor. Perdió la obra social y su trabajo de limpieza. Y hoy pasa sus horas encerrada. Solo sale los martes y los viernes para ir a visitar a Mangeri al la carcel. Espacio de reclusión donde, si las sospechas de la justicia se confirman, podría terminar ella también.

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