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SOCIEDAD | 04-08-2015 19:23

Agustina Kämpfer: el arte de trepar

La estrategia trepadora de la ex de Boudou para reciclarse y volver a empezar. Seducción y maldades. El patrimonio en la mira.

En la línea de mujeres vestidas de negro, una silueta roja de pies a cabeza sobresalía nítidamente. Colorado el pelo, colorado el vestido. El contraste parecía planeado de antemano. Era un desfile de Pablo Ramírez, el diseñador ultraexclusivo que hizo del “black dress” la clave de su estilo. En la primera fila, al lado de la pasarela, clientas y celebrities lucían su color fetiche. Menos Agustina Kämpfer. Ella, fanática de Ramírez, eligió, sin embargo, vestirse de rojo. Un gesto con el que parecía anunciar cómo enfrentaría su vida pública de allí en adelante: volviéndose más visible que nunca.

Por esos días, los rumores de su separación de Amado Boudou arreciaban. Todavía la ruptura no estaba confirmada, pero la distancia entre el vicepresidente y su novia era evidente. Las pruebas contra él se acumulaban y Kämpfer misma estaba en la mira del juez de la causa Ciccone. La situación invitaba a bajar el perfil y desaparecer. Pero Agustina hizo todo lo contrario: redobló la apuesta y se jugó por un blanqueo total de su imagen.

La estrategia se acaba de repetir, potenciada. El coequiper de la aventura es uno de los hombres más poderosos del showbiz: Jorge Rial. Poder es lo que parece buscar esta bellísima mujer que podría dar cátedra de seducción. Apoyada en su atractivo físico y en las fantasías que alimenta su conocimiento de los secretos mejor guardados de la política, Kämpfer va por todo.

Una auténtica trepadora (según el diccionario: planta que se agarra de un árbol o pared que le sirve de soporte). Alguien que elige con astucia y cálculo en quién apoyarse para brillar y sobrevivir. ¿Quién es esta mujer que llegó a ser segunda dama y hoy aspira a convertirse en “second lady” de la televisión (la primera es Guillermina Valdes)?

El juego. “Ahora entiendo por qué @aguskampfer fue a la India a vivir la experiencia de estar en un lugar inhóspito. Se prepara para cuando vaya en cana”, tuiteaba en febrero Jorge Rial acerca de la mujer que hoy va camino de convertirse en su pareja. ¿Qué sucedió para que la crítica se transformara en deseo?

Primero, su separación, hace menos de dos meses, de la modelo Mariana Antoniale. Segundo, conocer personalmente a Agustina. Según la historia oficial, el cruce se produjo cuando Kämpfer fue al evento de la marca de ropa del conductor, casualmente llamada “Agustino”. Los que convocaron al evento –el 18 de junio pasado–, explicaron que ella fue invitada como cualquier otra celebrity, para sumarle difusión al lanzamiento.

Hay quienes dicen que allí comenzó la relación que recién un mes después se blanqueó para el gran público. Lo concreto es que el 15 de julio, en “Desayuno Americano”, Pamela David obligó a Kämpfer a hablar del tema que ya era un rumor general. En esa ocasión, ella negó cualquier vínculo con el conductor pero admitió que estaba dispuesta a tomar un café con él.

El café fue un pisco sour y el lugar, Olsen; un bar y restó cool de Palermo, cerca de América. La foto del encuentro circuló por todas partes, lo mismo que la que el 25 de julio subió a Twitter Rocío Rial junto a Agustina, Julieta Camaño y Nara Ferragut. Esta última imagen tenía mucha más tela para cortar que la que una mirada al vuelo permitía suponer.

Primero, en la “selfie” grupal aparecía Rocío, la hija de Rial que habría precipitado la ruptura del periodista con Mariana Antoniale. En segundo lugar, en el grupo estaba Nara Ferragut, la periodista-productora-panelista a quien se le atribuye el acercamiento de la pareja.

Aunque Ferragut confiesa que conoció a Kämpfer en los pasillos de Ideas del Sur, ambas tienen en común un pasado vinculado con la política. Entre 2005 y 2008, Ferragut fue pareja del ex secretario de Medios Enrique “Pepe” Albistur e investigada por recibir publicidad oficial desproporcionada en los programas de canal 7 de los que era productora. “MP3”, conducido por el “Bahiano” (Fernando Luis Hortal), fue el más conocido. Después de esta etapa en la televisión pública, Nara produjo obras de teatro en Carlos Paz, entre ellas, el estruendoso fracaso de los hermanos Caniggia.

Su vinculación con Rial, según comentan en el entorno de ambos, es comercial. Ferragut se ocuparía de la venta de publicidad (PNT, publicidad no tradicional) en los programas del periodista, sobre todo, avisos vinculados al Gobierno.

En cuanto a la relación de Kämpfer con el conductor, Ferragut habría sido la “celestina” que los acercó. Lo mismo hizo con la otra amiga que aparece en la fotografía junto a Rocío y Agustina, la periodista Julieta Camaño, conocida por acompañar a Víctor Hugo Morales en su programa “Bajada de línea”. Ferragut presentó a Julieta y Fabián de Sousa, mano derecha del empresario Cristóbal López, que hoy es su pareja. De hecho, la “selfie” fue tomada en un campo de De Sousa al que las amigas fueron de visita.

El último fin de semana, la otra hija de Rial, Morena, subió a Instagram una foto en la que posa con un “tercer ojo” en la frente. La referencia al interés de Kämpfer por las religiones orientales es inevitable. Fue Morena también la que les dijo a los periodistas que hacían guardia en la puerta de la casa de Rial, que Agustina les mandaba empanadas para amenizar la espera. El comentario provocó la réplica de Mariana Antoniale que tuiteó irónicamente: “Bajame las empanadas” a su personal trainer, aunque luego borró el comentario.

De hecho, Loly se fue una semana al Caribe con su hermano y su Twitter no hizo ninguna mención sobre el tema. Además, comunicó a través de su representante que no piensa hacer declaraciones por el momento.

La última tapa de la revista “Paparazzi”, cuya propiedad integra Jorge Rial, da por confirmado el romance. Él, aunque asegura no haber sido consultado para esta tapa, confesó que está pasando un excelente momento.

Reciclarse. En los pasillos de América cuentan que cuando Agustina Kämpfer pasa, se instala el silencio. En la sala de maquillaje ya nadie bromea como antes. Incluso desde que ella llegó, se impuso la costumbre de que cada uno tenga su lugar para producirse, separado del resto. Nadie se le acerca.

A sus compañeros (con excepción de Diego Brancatelli) les hacen ruido las imputaciones contra ella en la causa por posible enriquecimiento ilícito que lleva adelante el juez Lijo, con Amado Boudou como principal procesado (ver recuadro).

Muchos también se sorprenden con su frialdad y sus aires de diva. Lo que a todos les llama la atención es el desparpajo con que esta joven de apariencia frágil enfrenta una situación que a otros los haría esconderse debajo de la cama. A esta altura de los acontecimientos, sus actitudes parecen más bien parte de un plan calculado para reciclar su imagen.

La primera etapa de ese “blanqueo” tuvo lugar en Infobae de la mano de Santiago del Moro, el año pasado, en una entrevista en la que habló de todo. No sólo confirmó su separación de Boudou. Con las piernas extendidas, impecable, habló de Cristina, de la política y del amor “mutado en otra cosa” que la unía a su ex. Terminó su participación citando la llamada “oración” de la terapia gestáltica: “Yo no vine a este mundo a cumplirle las expectativas a nadie”.

Este mix de Osho con el psicoanálisis y los slogans de la izquierda forman parte de la estrategia con la que Agustina transita esta etapa de su vida, convertida en un personaje.

En su primera aparición en “Bailando por un sueño”, por ejemplo, contó lo que significaba el “bindi” o “tercer ojo” que llevaba puesto y explicó cómo realizaba una meditación de tres semanas aconsejada por Osho. Tanta energía espiritual no impidió, de todos modos que, al igual que en “Intratables”, el clima se volviera espeso cada vez que cruzaba los pasillos. En su breve paso por el ciclo no hizo amigos. Es más, muchos la acusan de soberbia y pedante, por ejemplo, los peinadores y maquilladores. Sin embargo, la experiencia le sirvió muchísimo. La máquina de banalizar de ShowMatch tuvo, como ninguna otra, el poder para aligerar la oscura carga de su pasado y volverla una figura más digerible para el gran público.

Cuando la apuran, como suele suceder en el debate de “Intratables”, ella esgrime su trabajada imagen “zen”. Un personaje que adorna con frases típicas (“cuando sos vos no te equivocás”) o con un mirada penetrante que sus compañeros, sospechan, proviene de una técnica de meditación con los ojos abiertos.

“Divertida” podría ser la palabra que define mejor a Agustina. No en el sentido de “graciosa” sino en el de vivir la vida con placer y alegría, sin densidad (de “leve” la calificaría Milán Kundera). Como si todo, desde su lugar cool de chica palermitana medio hippie y medio intelectual, sumara experiencias. En este sentido, rezar con Osho o tomar pisco con Rial forman parte de una misma situación en que ella es una observadora de las vueltas increíbles de la vida, sin que nada la roce o contamine. Ni un juicio por enriquecimiento ilícito. Ni una producción porno en la web (como la que realizó en 2004 para el sitio Met Art). Ni una presentación bizarra en el “Bailando”. Todo pasa, nada permanece.

El otro protagonista. Él mismo usa la expresión en el prólogo de su autobiografía –“Yo, el peor de todos”– “farandulizar” (“Me acusan de farandulizar la ruta del dinero K”). Y es cierto que, a través de Rial, Fariña intentó pasar de “lavador de dinero” a “payaso vende humo”. Tal vez fuera también ese efecto “farandulizador” el que tentó a la Presidenta a dejarse entrevistar por un periodista no K.

Para Agustina, el efecto popularizante de Rial puede obrar casi como un milagro. Dicen en los pasillos de América, que el periodista se ha propuesto protegerla de los enemigos y las malas lenguas. Una protección que a la ex de Boudou puede asegurarle inmunidad frente a las críticas, continuidad laboral y un olvido eterno de su turbio pasado.

Él, un desvalido emocional, gana un afecto para su hogar (el que lleva adelante con sus hijas Rocío y Morena), un espacio que parece no encontrar el rumbo sin un timón femenino.

No sólo fue el primero en confesar el romance, también sumó a sus hijas a la aventura. ¿Es porque sin el visto bueno de ellas no hay relación? ¿O porque él busca más una madre para ellas que una compañera para él?

Lo cierto es que esta unión les suma beneficios a los dos. El marketing estudia muy bien estas situaciones en las que dos marcas se aportan valores mutuamente. El caso más común es el de las celebrities que son imagen de una etiqueta de moda.

Si Rial puede transferirle a Kämpfer valores como la popularidad que le permitan un “borrón y cuenta nueva” de sus problemas judiciales; Kämpfer le aporta a Rial un “upgrade” en su inserción social. Con sus contras, Agustina no deja de ser una chica joven, bella, educada y con cierto vuelo intelectual.

Irresistible. La figura de la “femme fatale” habla de una mujer que usa su belleza para conseguir sus fines. Esta fémina descree de la igualdad que preconizan las feministas. Para ellas el poder es masculino, y conviene más gozar de él a través de un varón, que ganarlo por cuenta propia.

Agustina Kämpfer era movilera de C5N cuando la mandaron a entrevistar a Boudou. “¡Qué bombón es este hombre!”, le dijo al camarógrafo. “Decidida a seducirlo, esa misma noche invitó a parte del equipo de Boudou a una fiesta, esperando que fuera el jefe. Ni él ni ninguno acudió a la cita y la periodista se desilusionó. Pero, al otro día, la llamó para disculparse e invitarla a cenar”, cuenta Alejandra Daiha en el capítulo dedicado a Boudou de su libro sobre Puerto Madero “El barrio del poder”.

Él le llevaba 18 años y ella (hasta entonces una ferviente antiperonista) saltó a la fama como la “novia hot” del ministro de Economía. Poco después de conocerlo se había mudado a Puerto Madero, manejaba un Audi y dirigía una revista de rock “Minga”, sospechada de estar subvencionada por la pauta oficial.

La historia con el número dos del país salió mal. Pero Agustina no se achica. La únicas expectativas que está dispuesta a cumplir son las suyas. Y estas no parecen llevarse bien con la vida austera y anónima. Como dice Osho, su maestro: “No importa que te critiquen, te difamen, te coronen o te crucifiquen; porque la mayor bendición que hay en la existencia es ser tú misma”.

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por Adriana Lorusso

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