Thursday 28 de March, 2024

PERSONAJES | 09-08-2015 03:25

Romina Manguel: "No soy víctima de la grieta"

Trabaja en CN23, La Nación y Vorterix. La misión del periodismo, su compromiso con AMIA y su visión conservadora.

La del último 10 de abril fue una emisión especial de “La noche de Mirtha”. No se comió, solo se tomó café. Sandra Arroyo Salgado, la ex mujer de Alberto Nisman, era la invitada principal, y frente a ella, además de Santiago Kovadloff y Nelson Castro, estaba Romina Manguel. Había sido ella quien la había entrevistado por primera vez desde la muerte de su marido, en "Guetap", el programa de FM Vorterix que conduce Reynaldo Sietecase, y por el cual ganó en 2014 su Martín Fierro a mejor labor femenina en radio. Esas exclusivas, esas primicias, esos datos que Romina Manguel consigue, son los que le valieron el reconocimiento, también refrendado por el respeto de sus colegas y su presencia, por ejemplo, en el panel de invitados de “Intratables”. “No conozco mucha gente que se haya tropezado con noticias. A mí no me llegan primicias porque sí” dice, como ofuscada, cuando llega el momento de la discusión por “la grieta”, “el periodismo militante” y demás lugares comunes del país dividido. “Hoy hay una cosa muy fea, que es esa acusación de que ‘tal te paga’, y porque ‘tal te paga’ decís una u otra cosa. Esa es una discusión que ni la doy”. Romina Manguel defiende y dignifica su trabajo en los medios, en medio de una vida tan normal, feliz y difícil como cualquier otra: dos hijas, un marido, las cuotas de un crédito, unas amigas, el miedo todavía latente por un episodio de inseguridad.

Noticias: ¿De dónde viene su inclinación hacia el periodismo judicial?

Romina Manguel: No sé, mis viejos son abogados. Mi tío es abogado, mi abuelo también.

Noticias: ¿Nunca quiso estudiar Derecho?

Manguel: No. Ahora quizás. Vengo amenazando a todos con que “este año me anoto”. Tengo una red de contención, hay gente que puedo llamar a las cinco de la mañana para que me expliquen cosas de un fallo que yo no entienda. “Romina, eso te lo expliqué 70 veces en los últimos cinco años…” (ríe). A ellos les encantaría que estudiara, aunque sea una materia, procesal penal.

Noticias: ¿Cuándo empieza su vinculación con el periodismo judicial?

Manguel: El primer laburo que hice con Lanata, antes de la revista Veintiuno, fue para un libro que se llamó “Argentinos”. En la mitad de eso estalló la bomba en la AMIA y empecé a laburar para otro libro, “Cortinas de humo”, una investigación sobre el atentado. Fue muy interesante, más vinculado al periodismo y a lo judicial. Y ahí empieza también el compromiso con AMIA, la investigación; conocí a los familiares de las víctimas, a Diana Malamud, a Laura Ginsberg, cuando eran muy jóvenes. Y todavía no pudieron decirles a sus hijos qué pasó con sus papás. Lanata me dio el acceso a una causa muy importante; ahí empecé a caminar Tribunales y a entender los expedientes. Fue un gran aprendizaje.

Noticias: ¿Y antes? ¿Cuándo decidió ser periodista?

Manguel: Quería ser escritora. Mi tío, Alberto Manguel, es un escritor delicioso. Yo iba a la Feria del libro con mi abuela, veía a los escritores, me fascinaba ese mundo. Supongo que veía que el periodismo era una forma de llegar a la escritura. A los 16 años empecé a laburar con Daniel Hadad y María Laura Santillán, que tenían un programa los domingos a la mañana en Radio América. Tuve una adolescencia medio complicada y mis viejos pensaron que tenía que laburar. Mi viejo lo conocía a Hadad y me ubicó ahí, quizás para guardarme un poco el fin de semana. Pero cuando llegué al estudio de radio, dije: “De acá no me muevo más”. Me fascinó. Después estudié Relaciones Internacionales en la Universidad del Salvador e hice TEA, pero no lo aproveché mucho. Me gustó mucho haber pasado por la facultad, me parece que te ordena el pensamiento. Además, era una convivencia distinta para mí, con los jesuitas.

Noticias: Venía de otra religión…

Manguel: Sí, soy judía, no practicante pero sí sumamente creyente. El Salvador era la única universidad que tenía esa carrera y fue muy bueno porque de otra manera no me habría acercado a esa formación. Mi abuelo fue el primer embajador argentino en Israel. Era peronista, fue diputado también. Mi abuela era muy amiga de Eva… Mi papá se llama Juan Domingo (ríe). Por eso me encanta el Museo Evita. Ahí era el colegio Jean Piaget, donde hice la primaria, y tiene toda la vinculación con mi familia, me encanta ese lugar. Igual mi abuela no lo quería nada a Perón, decía que la única que se había ocupado de los judíos y de ellos mientras estaban en Israel era Evita. Decía que a Perón no le importaba. A ver, les abrís las puertas del país a los nazis, era un juego raro…

Noticias: ¿Era una familia política? ¿Se discutía mucho?

Manguel: No, para nada. Y de la parte de mi mamá tampoco. Nunca milité, mis hermanos tampoco. De alguna manera mi militancia fueron los medios.

Noticias: ¿Piensa que haciendo periodismo hace política? Hubo una gran discusión alrededor de eso con la aparición del “periodismo militante”.

Manguel: No, creo que haciendo periodismo hago un aporte, bueno, malo; cada uno lo juzgará. No sé si político. Es muy activo lo que hacemos los periodistas: lo que mostramos, lo que decimos, lo que no decimos. Porque hace que los que están del otro lado tomen decisiones trascendentales para su vida cotidiana. La discusión por el periodismo militante se fue medio a los pastos ya. Es un concepto raro. La militancia ha tenido una connotación negativa en estos años, pero creo en la militancia por causas concretas. Yo milito la causa AMIA. En la entrega de los Martín Fierro o en el colegio de mis hijas te voy a hablar de AMIA. Tengo un compromiso con los familiares de las víctimas. La memoria, verdad y justicia no tiene que ser selectiva. Uno tiene que militar determinadas causas.

Noticias: ¿Perdió amigos, conversaciones, acceso por la famosa “grieta”?

Manguel: Para nada. No soy víctima de la grieta. Trabajo en CN23, escribo en La Nación, hago radio en Vorterix. Sería un lío, ¿no? ¿De qué lado de la grieta estoy? La verdad, no la siento.

Noticias: Sin embargo en el programa se nota un contrapunto con Reynaldo Sietecase, ¿puede ser?

Manguel: No estamos de acuerdo en casi nada con Reynaldo. Somos como la junta médica de Nisman, entre la querella y los peritos oficiales. Son más los puntos en los que estamos en desacuerdo que en los que acordamos. Arroyo Salgado es un gran foco de discusión, él no le cree. Yo insisto con que la justicia no le dio respuestas suficientes como para correrla de su hipótesis de homicidio. Sin embargo, él me da un espacio que ningún conductor le da a nadie. “Si lo guionáramos, no nos saldría tan bien”, me dice. Soy mucho más conservadora; él tiene una personalidad distinta. Cuando digo que el matrimonio es para toda la vida, él se ríe…

Noticias: ¿Se define conservadora? ¿En sexualidad, drogas? ¿Qué opina de la despenalización del consumo de marihuana? ¿Del aborto?

Manguel: Sí, soy sumamente conservadora. Lo de la marihuana me importa un pomo. Sí discuto porque en todos los proyectos no se especifica la sustancia de la cual se habla. El engaño de la despenalización es que se habla de todo. Que sea conservadora no significa que esté a las cinco de la tarde rezando con (el gobernador de Salta, Juan Manuel) Urtubey. Del aborto depende cómo sea el proyecto, no leí ninguno con el que acuerde totalmente. Lo que sí me parece muy mal es que todas las discusiones se frenen por la posición de Cristina Kirchner, y sobre todo ahora, con el Papa argentino. La hipocresía más grande es que cualquier persona de clase media sabe quién hace abortos, y hay muchas mujeres que no tienen acceso. Todavía más en los casos que se judicializan y que no deberían, como violaciones y demás. ¿Cómo no va a haber riesgo psíquico para una nena de 13 años que está embarazada? ¿Son boludos? A veces se confunde el conservadurismo con cierta mala leche. No soy Valeria Mazza. Pero tampoco voy a actuar con un falso progresismo que no tengo.

Noticias: ¿No contempla la posibilidad de que el amor se termine y se pueda terminar el matrimonio?

Manguel: ¿Y vamos a estar juntos porque estamos enamorados? ¿Quién te dijo eso? (ríe). Igual estamos enamorados, obviamente. Estamos por cumplir diez años, mis hijas son chiquitas, tienen 8 y 4 años. Hay gente que dice: “Si los padres no se llevan bien, es mejor que…”. Mis viejos se separaron y yo prefiero esto. O sea, veo la felicidad de mis hijas cuando el papá llega a casa. Me gusta esto que les damos. Entiendo que para algunos es un costo muy alto, pero yo lo pienso en serio.

Noticias: ¿Fue un tema la separación de sus padres?

Manguel: Sí, qué se yo, debe haber sido. Era una época donde era casi vergonzante un divorcio. “Pobre, se separaron los padres, tiene conflictos”, ¡pará! Era una mirada muy chota de la sociedad sobre los hijos de los padres separados. Yo era la de los padres separados, hoy ya está, es re común. Igual, tan mal no salí.

Noticias: ¿Sabe a quién va a votar?

Manguel: No. Siempre sé a quién no voy a votar. El voto después termina siendo una especie de descarte. Me jode escucharme a mí hablando como mi vieja o mi abuela. “No lo digo por mí, lo digo por mis nietos” (ríe). Yo también quiero un lugar donde esté bueno vivir, ¿está mal quererlo para mí? Tenemos instalado un, no digo largoplacismo, “ultralargomaratónplacismo”. Entiendo que la inseguridad no se resuelve en cinco minutos, que tiene que ver con la inclusión social, pero mientras tanto, ¿qué? Tiene que haber respuestas más rápidas. Perdimos la capacidad de sorpresa, estamos anestesiados.

Noticias: Es un poco el mensaje de su libro, “Yo te avisé”.

Manguel: Sí. El periodismo, en ese sentido, no ayudó nada. Anestesiamos. Todo era escándalo, todo era denuncia. En los ´90 nos metimos tanto en la denuncia que hoy parece que cualquier tapa que pongas no pasa nada. Exageramos con algunas cosas, nos pasamos de rosca.

por Tomás Rodríguez Ansorena

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