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POLíTICA | 13-09-2015 00:06

La campaña paralela de Cristina

La Presidenta planea un récord de cadenas y actos para “apuntalar” a Scioli. El candidato, opacado.

Cristina Fernández está lanzada a la campaña. Aunque esta vez no va en ninguna lista, la Presidenta terminó de definir que deberá tener un rol activo en el tramo final de la contienda electoral para apoyar a su deflín Daniel Scioli. Luego de las PASO, el oficialismo tuvo que sortear el impacto de las inundaciones en la provincia de Buenos Aires, un inoportuno viaje a Italia de Scioli y el tucumanazo que terminó con denuncias de fraude, urnas quemadas y represión. Pero ahora, Cristina está dispuesta a retomar la agenda y apuntalar a su candidato en una especie de doble campaña.

De ahora en más, tendrá una presencia cada vez mayor. Actos, recorridas, más videoconferencias, discursos y redes sociales serán sus armas para sumar votos en su campaña paralela. Además, planea una despedida triunfal de su Gobierno que incluirá una cadena nacional por semana y que en el último tramo de la campaña se complementará con una catarata de anuncios para intentar arrimar la mayor cantidad de votos para el ex motonauta. El candidato, aunque no lo parezca, sigue siendo él y no ella.

Números. En el Gobierno están convencidos de que la presencia de la Presidenta le suma a Scioli. “Apuntala los votos del kirchnerismo duro”, se entusiasman en la Casa Rosada con encuestas en la mano. Y ni siquiera se preocupan por las críticas que recibe Cristina por la cantidad de cadenas oficiales que realizó este año. Por ahora, viene cumpliendo con el objetivo que se impuso: una por semana. “Los que la critican nunca la van a votar. No les habla a ellos”, argumentan.

La relación entre Cristina y Scioli es fluctuante. Luego de las PASO, la Presidenta enfureció por las inundaciones y el viaje a Italia y se encargó de hacerselo saber a su estilo. En la primera cadena oficial tras las elecciones ninguneó a su candidato y hasta permitió que se deplegara una bandera con la leyenda “Zannini para la victoria”, sin alusión a Scioli.

Pero ahora las cosas empezaron a cambiar. El temor a que la suerte de su candidato se complique en una primera vuelta la convencieron de armar una campaña paralela para apuntalarlo e ir dejando de lado las diferencias entre ambos. El miércoles 2 se vieron los primeros indicios. En el acto del Día de la Industria en Tecnópolis lo respaldó sin concesiones en público por primera vez. “Tengan confianza. Tengan la misma confianza que yo tengo en quienes conforman parte de este espacio político. No por lealtad, que es un palabra desgastada. Ni por lealtad ni porque nadie le va a decir que haga tal cosa, sino por inteligencia”, lo destacó sobre el final de su discurso. Y luego, en una clara referencia a la fórmula Scioli-Zannini, agregó: “Son la garantía de que van a seguir profundizando las políticas”.

En el sciolismo aseguran que la relación con Cristina es buena, que hablan día por medio y que hasta tuvo la deferencia de mover una cadena nacional para que su candidato viajara a Tucumán para hacer campaña a favor de Juan Manzur antes de las PASO.

Con la presencia de Cristina para contener a la tropa propia, Scioli siente que puede dejar de sobreactuar su adhesión al modelo y volver a mostrar la faceta que más le gusta de sí mismo: una mezcla de celebrities clase B, frivolidad, marketing y peronismo. Con la Presidenta activa, ya no tiene que dar muestras de kirchnerismo duro y puede apelar a un discurso más conciliador. En esa línea, sus últimos afiches llevan la frase “Scioli Presidente” sin mención a Zannini ni al Frente Para la Victoria.

De a poco, Scioli intentará ir desmarcándose del estilo K sin sacar los pies del plato. Cuenta con el apoyo total de los gobernadores peronistas que se comprometieron a bancarlo y a salir a decir lo que él no puede por ser el candidato oficial. Hablarán de inflación, ganancias, cepo, pobreza y otros temas urticantes para la Casa Rosada. El primero en asumir el desafío fue el salteño Juan Manuel Urtubey, que habló de la enorme cantidad de pobres que hay en el país. A Cristina ese perfil tan peronista y esa independencia discursiva no le terminan de cerrar.

La otra dama. Scioli también cuenta con la ayuda de su esposa para su campaña light. Karina Rabolini tiene la agenda completa y visita varias provincias a la semana para apuntalar a su esposo. Los gobernadores suelen pedirle que vaya porque dicen que su imagen los ablanda. El martes 1 de septiembre estuvo en Santa Fe, donde el sciolismo necesita sumar votos. El miércoles 2 viajó al Chaco para darle un respaldo a Jorge Milton Capitanich y su candidato a la gobernación provincial Domingo Peppo. También estuvo en Córdoba, donde el sciolismo está haciendo un trabajo silencioso para dar vuelta a Juan Schiaretti, el gobernador electo y aliado de José Manuel de la Sota. Scioli sabe que en Córdoba deberá mejorar su performance. Allí quedó tercero detrás de Massa y Macri.

Con la Presidenta sumada a la campaña, Scioli sabe que tiene más margen para ser él mismo, pero que a la vez su presencia lo condiciona. Es imposible para él evitar esa campaña paralela. “Si el problema no tiene solución, no existe el problema”, suele decir. Es su mantra para seguir para adelante.

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por Nicolás Diana

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