Thursday 28 de March, 2024

POLíTICA | 16-09-2015 00:15

NOTICIAS en la cueva de las escuchas

El edificio de avenida de los Incas donde funcionaba la ex ojota, hoy Dicom, cambió de dueño. Salas oscuras y con mal olor. Venta de escuchas y excentricidades en la oficina principal.

La central de escuchas telefónica abrió sus puertas. Después de décadas de misterios y secretos, la nueva administración decidió mostrar las instalaciones donde se “pinchan” los teléfonos y dar información acerca del proceso para interceptar llamadas telefónicas. El lugar es un edificio de 7 pisos ubicado en la avenida de los Incas al 3800 conocido desde siempre como “Ojota” en referencia a las iniciales de su antiguo nombre: Observaciones Judiciales. Hoy ese lugar se llama Departamento de Interceptación y Captación de las Comunicaciones (Dicom) y está a cargo de la fiscal Cristina Caamaño, ex secretaria de Seguridad.

Una de las anécdotas que más llamó la atención a los nuevos jefes es que hasta hace muy poco cualquiera podía acceder a escuchas telefónicas. Cuentan viejos empleados que si alguien quería pinchar el teléfono de una persona, por 8 mil pesos se podía acceder a ese servicio y se entregaba un cd con las escuchas, pero si se quería el cd con la desgrabación el valor ascendía a 10 mil pesos. Servicio premium.

En su oficina, Caamaño, heredó algunos gusto de la gestión anterior, entre los que se destacan una parrilla de ladrillo a la vista muy completa -incluye dos asadores en forma de cruz- construida en el balcón terraza de su oficina. En el baño de Caamaño llama la atención la grifería dorada del lavamanos con forma de cuello de cisne. Ella, entre risas, dice que tiene un pato en el baño. El resto de la oficina se completa con fotos de Fidel Castro, Perón, Cristina Kirchner, cuadros de las Madres de Plaza de Mayo y la tapa de Página 12 del día que Murió el dictador Jorge Videla.

El sistema para hacer escuchas se divide en tres partes uno de grabación y dos de escucha directa (en vivo) que también se graba. Todo se hace con orden judicial, según explican en la Dicom, y el material se guarda en cd’s y es entregado al juez o fiscal que lo solicitó. Detallan que se graban cerca de 3.000 cd’s y en algunas delegaciones del interior hasta se sigue utilizando el cassette. En esta semana, Caamaño tendrá una reunión clave para ver si se puede avanzar en una inversión tecnológica que permita dejar de utilizar ese sistema obsoleto. El inconveniente que tiene es que cuando la AFI traspasó el sistema de escuchas a la procuración, omitieron reasignar la partida presupuestaria correspondiente.

En vivo. Las escuchas directas se dividen en dos sectores que incluso funcionan en pisos diferentes. Hay un grupo de escuchadores que dependen de la procuración y están para casos urgentes como secuestros extorsivos o casos de trata de personas. Allí el diálogo es directo con los fiscales y se puede iniciar una escucha, sin oficio judicial, pero con la condición de que ese trámite se cumpla lo más rápido posible. Luego está el sector conocido como “locutorios” que son utilizados por las fuerzas de seguridad. Allí solo ingresan personas autorizadas por un juez o un fiscal. Este sector es un mundo aparte. Tiene ingreso exclusivo desde la calle, hay dos hombres que custodian la entrada y las puertas solo se abren con tarjeta. El lugar es todo blanco, sin ventanas y con un detector de metales que suena a cada rato: todo el mundo anda con armas, pero las dejan en la entrada. Hace unos años se disparó una pistola por accidente y se cambiaron las medidas de seguridad. Cuando se ingresa al sector de los “locutorios” se ve un pasillo largo con puertas a los costados señalizadas con una letra. En cada una de esas puertas hay entre 5 y 6 computadoras con auriculares dispuestas como si fuera un cibercafé. Ahí está instalado el software que conecta con las prestatarias de los servicios telefónicos y puede tener a un agente toda una tarde escuchando y tomando nota. Cada computadora puede tener conexión con 100 líneas y hay en total 27 computadoras, es decir que se podrían escuchar en vivo 2.700 conversaciones, lo que resulta imposible. El mayor problema que tienen los escuchadores es que ese lugar, donde pueden pasar largas jornadas de trabajo, es oscuro y el mal olor es una constante. La nueva administración afirma que “antes era peor” y que ya hay planes con arquitectos para ver si se pueden poner ventanas y una ventilación más eficaz.

NOTICIAS en la cueva de las escuchas

Números. En la ex Ojota hoy trabajan cerca de 200 personas de las cuales alrededor de 150 son agentes de la AFI prestados en comisión por Parrilli hasta fin de año. En ese momento, los agentes deberán ser reasignados a nuevos destinos y el Ministerio Público Fiscal deberá contratar nuevos empleados, para sumarse a los casi 50 que ya están. Caamaño firma entre 400 y 500 oficios judiciales diarios con altas, bajas y prórrogas de escuchas. Entre los requerimientos de escuchas, el 44% son por delitos relacionados con narcotráfico, el 23% no es informado, el 10% es por delitos contra la propiedad, el 8% es por delitos contra las personas y el resto se reparte entre otros casos como delitos aduaneros o por casos de secuestros extorsivos. Según la estadística los secuestros extorsivos suceden en mayor proporción de jueves a sábado, explican. El 85% de las interceptaciones se hacen a teléfonos móviles, el 9% a radios del tipo Nextel y el 6% es sobre teléfonos fijos.

NOTICIAS en la cueva de las escuchas

El traspaso de las escuchas telefónicas a la órbita de la procuración rediseñó el esquema de investigaciones en el país. Desde hace algunos años en la procuración se está trabajando para lograr una “Policía Judicial” que colabore con los fiscales. Caamaño sueña con crear una suerte de FBI criollo y entre sus colegas ya bromean en compararla con el inventor de esa fuerza. “Te vas convertir en la Hoover argentina”, le dicen. Ella esquiva el piropo, pero lo tiene presente.

por Rodis Recalt

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