Thursday 28 de March, 2024

SOCIEDAD | 07-10-2015 16:51

Cómo funcionaba la red de prostitución VIP

Abastecía a clientes ricos, famosos y políticos. Lo dirigiría un empleado de la Corte Suprema devenido en rey de la noche.

"Confirmame la hora y si tienen que ir a tomar algo o si tienen que ir a coger”. Así, sin medias tintas, según consta en el expediente, hablaban vía chat los socios de una red de prostitución VIP desbaratada por la Justicia hace cuatro meses. La mercancía eran chicas, preferentemente menores de 22 años, y con rostro y cuerpos aniñados. Pero lo más insólito de esta historia es su protagonista: Walter Alejandro Soto, un ex empleado de la Corte Suprema de Justicia, ahora procesado por captación de mujeres para su explotación, quien bajo el disfraz de organizar eventos privados y fiestas, habría montado una red de trata de personas con planes de ser exportada a España. Por el perfil de mujeres que reclutaba -modelos y mujeres esculturales-, Soto habría buscado organizar un servicio de “acompañantes” VIP, al que accedieran, según investiga la Justicia, ricos, famosos e importantes políticos del país.

El hallazgo de esta organización ocurrió de casualidad, cuando la fiscalía Federal N° 6, a cargo de Federico Delgado, investigaba a una banda de narcotraficantes del barrio de La Boca. Entre las llamadas entrantes y salientes de los narcos se repetía el nombre de Walter Soto, por lo que sospecharon que podría ser también un vendedor. Los contratiempos generados por el retraso tecnológico de las policías Federal y Metropolitana impidieron que se pudiera intervenir el celular iPhone de Soto. Sin embargo, la ex Secretaría de Inteligencia, hoy reconvertida en Agencia Federal (AFI) sí contaba con los equipos requeridos para desbloquear el teléfono de Soto y sus “socios”, y generar los 159 discos compactos con grabaciones que provocaron la sorpresa: el negocio fuerte de la banda no eran las drogas, sino las chicas.

El sueño del pibe. Walter Soto tiene 32 años y un pasado laboral que no se condice con el de un empresario de la noche: trabajó durante años como parte del Cuerpo de Peritos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Para reconvertirse en capo de la noche, empezó a organizar eventos exclusivos en boliches top y creció hasta armar fiestas de fin de año en el Tattersall y After Offices organizados en el predio que la Sociedad Rural posee en Palermo.

Soto construyó su propia imagen a través de las redes sociales apoyado en fotos casuales con famosos, pero su ausencia de prolijidad convirtió su celular en una fuente inagotable de pruebas en su contra y de clientes, socios eventuales y víctimas de su presunta red de trata. Entre los actos inexplicables para una persona que trabajaba dentro de un cuerpo de peritos, aparecen contactos agendados como “socios”, fotos de las mujeres que “trabajaban” para él, y conversaciones en las que proliferan clientes con nombre, apellido, cantidad de chicas pagadas y rendimiento sexual. Así fue como se descubrió que uno de los posibles clientes habría sido del cantante español David Bisbal, lo que él negó mediante un comunicado, o que un importante político argentino quería el doble de servicio por el mismo precio y que el nieto de un famoso empresario y su amigo querían, además de chicas, drogas.

Su camino al estrellato nocturno se potenció cuando Soto conoció a Loana Yanina Bergonzi, una joven proveedora de bailarinas para eventos, con quien formó una productora a la que llamaron “Wi love it”. Según el dictamen de la fiscalía, realizaban “un prolijo ejercicio de selección de jóvenes” a las que primero seducían con la chance de disfrutar de su mundo de privilegios. Soto, incluso, con algunas de ellas, entablaba relaciones afectivas. La fiscalía profundiza en su análisis de la metodología al referir que “tras ese primer paso, construía el segundo, que transitaba por el proceso de colonización de la subjetividad que le permitía llegar al tercero: la explotación económica de las mujeres a través del sexo”.

Bergonzi no se quedaba atrás ya que era, por lo general, la encargada de coordinar la participación de las mujeres en los distintos “eventos”. Dentro de la estructura que armaron para “Wi Love It”, había una “dirección artística” que seleccionaba mujeres y afirmaba tener “un montón de chicas divinas, hermosas, que quieren trabajar”. La entrega de mujeres como si se tratara de mercadería para dar “un mejor servicio” es una constante dentro de la investigación y los nombres de personas que le pasaban chicas a Soto se multiplican a lo largo de la causa. Soto utilizaba la aplicación de mensajería Whatsapp para todo, desde contar los precios de las chicas (“ya sabés lo que vale, 350 dólares es lo que gana ella, después de ahí yo me agarro la comisión”, explicaba) y arreglar las citas, hasta para pedir mujeres para llevarse a España. Los diálogos entre Soto y una persona a la que mencionan en la causa como “Chris Crack” resultaron ser de los más explícitos, ya que este último pidió “dos camiones” para el DJ italiano Marco Carola y su manager. Chris también aconsejó al ex empleado de la Corte sobre las ventajas de irse a trabajar a España, donde podía ganar “hasta mil euros por chica al día”, pero que tenía que llevarse dos mujeres de confianza. En otra parte de la causa queda en evidencia que Soto ya estaba armando una estructura femenina para llevar su negocio a Europa, al afirmar que se llevaría a España a una chica de nombre Julieta. Emiliano Volpe, relacionista público del boliche Jagger, según la Justicia, también sería parte del “pasamanos” de chicas. Es a Volpe a quien Soto le pidió dos mujeres para el DJ italiano y su manager, pero el RR.PP. no pudo cumplirle, porque -aseguró, según consta un chat adjuntado al expediente- “esas putas estaban con David Bisbal”.

Lavado de cabeza. Entre las conversaciones que Soto mantenía por Whatsapp con sus chicas, no sólo queda plasmado el verdadero trabajo de las mismas, el cual no era, precisamente, hacer presencias en boliches, sino que también, para la fiscalía, constituyen una prueba fundamental que muestra el nivel de sometimiento de las mujeres que se reclutaban desde Wi Love It. Hubo un caso paradigmático. Julieta, la chica más requerida, había sido enviada a un encuentro íntimo con “uno de los políticos más importantes de acá”, según le explicó previamente Soto a la joven. Sin embargo, algo se complicó después: según consta en la causa, la mujer se quejó por chat que el hombre quería “dos garches”, a lo cual Soto le respondió que ella debía pedirle “un poco más de plata”. Eso no funcionó y, al rato, ella volvió a reclamar: “Me quiere coger de nuevo y no quiere pagar más”, según consta en uno de los chats recopilados por la Justicia. Soto, entonces, le contestó: “Decile que no” y la fue a buscar. Julieta le consultaba todo a su protector, al punto de referirle que un cliente quería “pagarle las tetas” a cambio de que algunas prácticas sexuales especiales. Esta vez el auxilio no consistió en pasarla a buscar sino en aconsejarle que estafe a su cliente sacándole la plata sin operarse. Situaciones similares se iban repitiendo con otras chicas. En conversaciones con Loana, ambos debatían quién se hacía cargo de “lavarles la cabeza” a las futuras víctimas, luego de mostrarles los lujos a los que podrían acceder si se quedaban en “Wi love it”.

Fin del sueño. Loana Bergonzi y Walter Soto decidieron llevar su “empresa” al paraíso de la fiesta europea: Ibiza. Para ello, Soto primero renunció a su trabajo en la Corte y armó un evento “despedida” en La Rural, donde cobró 4 mil pesos el cubierto. Este último acto, sumado a la ostentación de compartir en Facebook la foto de los pasajes aéreos que había adquirido ––trasbordos y horarios incluidos– facilitó la tarea de detenerlo.

En libertad pero procesado por captar mujeres para explotarlas sexualmente, Soto se muestra dolido en las redes sociales, donde comparte fotos con la familia y culpa de sus males “a los que le hicieron esto”. NOTICIAS intentó contactarse con él en reiteradas oportunidades, pero no obtuvo respuesta. Mientras tanto, sigue sumando chicas a su listado de amigos a un promedio de diez por día.

Relaciones públicas

Walter Soto armó su imagen de bon vivant a través de las redes sociales, plagadas de fotos suyas con automóviles importados, champaña Dom Perignon, vacaciones en Miami, temporada en Pinamar, fines de semana en Punta del Este, fiestas en Nueva York, incontables recitales del cantante de bachata Romeo Santos en distintos puntos de América, y famosos. Muchos famosos. Tomás Constantini, Ricardo Mollo y Diego Arnedo del grupo Divididos, Mirtha Legrand, Jorge Lanata, la ex estrella de la NBA Dennis Rodman, y todos los que se cruzaran cerca de Soto y su imprudente celular iban a parar a su muro de Facebook o a su timeline de Instagram, desde los cuales promocionaba las fiestas y eventos que organizaba. Quien sí aparecería mencionado en la causa es Aníbal Pachano, que por Whatsapp habría conversado la posiblidad de ir a trabajar a Europa, según consta en el expediente. Fernando Burlando, abogado de Pachano, dijo a NOTICIAS que la actitud de la Justicia es imprudente porque Pachano “no tenía conocimiento de las actividades ilegales de Soto”. El abogado se mostró molesto con el accionar de la Justicia: “No sé para qué lo mencionan, ¿quieren hablar de Prostitución VIP o de pelotudeces? Fue muy lanzado, una búsqueda de color cuando no hay nexo con la investigación. Se está estudiando esto para ver si no merece una demanda de daños y perjuicios porque a partir de esta mención ha sufrido un escrache mediático sin antecedentes”.

Galería: Cómo funcionaba la red de prostitución VIP

Seguí a Nicolás en Twitter: @RelatoDPresente

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios