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CIENCIA | 14-12-2015 15:44

Cada vez más mujeres optan por el parto por cesárea

En la Argentina aumenta a razón de un 1% por año. Lo que recomienda la OMS.

En 1985, a pedido de la Organización Mundial de la Salud, la revista médica The Lancet publicó un completo estudio sobre cuáles eran las tecnologías y mecanismos más apropiados para usar al momento del nacimiento. La conclusión de ese trabajo médico respeto al uso de cesáreas fue muy clara: la tasa "ideal", donde mayores beneficios para la salud de la mamá y del bebé se logran, se ubica entre el 10 y el 15% del total de nacimientos. Treinta años más tarde de ese descubrimiento, las estadísticas demuestran que la recomendación no se cumple ni por asomo. Pocos países del mundo alcanzan esa cifra, mientras que la tendencia en todo el planeta, se trata de naciones pobres o ricas, indica que la cantidad de cesáreas crece en forma lenta pero sostenida, salvo en África.

Argentina es un buen ejemplo de esa equívoca situación. Según datos publicados por el Sistema Informático Perinatal del Ministerio de Salud de la Nación, "se observa un aumento sostenido en la tasa de nacimientos por cesárea, algo que ocurre tanto en el sector público, donde ronda actualmente el 30.6 % de los nacimientos, como en el subsector de obras sociales, donde ya supera el 61%, presentando en ambos casos enormes variaciones entre jurisdicciones y provincias". Además, hay indicios que indican que en muchas clínicas del sector privado de la salud, la cantidad de cesáreas es, todavía, mucho más alta y se ubica entre el 70 y el 80%% del total de los partos que atienden.

"América Latina es la región del mundo que, en promedio, tiene la mayor tasa de cesáreas, con un promedio superior al 35%, liderada por Brasil con el 54%. Pero hay una enorme variabilidad por países y por región. Por ejemplo Guatemala registra apenas un 7%. En otras palabras, en nuestra región, cuatro de cada diez mujeres paren por cesárea", le detalló a NOTICIAS el doctor Ariel Karolinski, un obstetra con larga experiencia y actualmente consultor de la OMS para temas de familia, género y curso de vida. Además, según este experto, un análisis de los registros de los últimos años demuestra un incremento de la tasa de cesáreas que crece a, aproximadamente, el 1% anual.

No por común, esta situación deja de tener consecuencias médicas sobre la mamá y también en el bebé. En este caso, por ejemplo, se especula que con una cesárea el niño pierde la estimulación que recibe durante su paso por el canal vaginal, proceso que ayuda a la maduración y correcta puesta en funcionamiento del sistema pulmonar. Y para la mamá, una cesárea dista de ser es algo inocuo. Su concreción en los casos no indicados genera riesgos de todo tipo, desde infecciones a hemorragias, y desde un mayor riesgo de paros cardiacos asociados a accidentes con la anestesia a mayores costos relacionados con más días de internación y recuperación.

Inutilidad. Uno de los puntos más llamativos de este tema es que las altísimas cifras de esta operación no redundan en beneficio de la salud pública. Según la postura oficial de la OMS, la cesárea debe ser indicada cuando el parto vaginal entrañe un riesgo a la madre o el bebé, por ejemplo debido a trabajo de parto prolongado, sufrimiento fetal, o porque el bebé está presentándose en una posición anormal.

"Todos los estudios realizados en las últimas tres décadas coinciden en algo: la subutilización de la cesárea tampoco es positivo, porque a medida que aumenta la tasa -en los casos que las guías médicas si lo marcan- disminuyen los casos de mortalidad materna y perinatal. Pero esa relación virtuosa se frena a partir del 15%. Luego, aunque aumentemos la cantidad de estas operaciones, ya no disminuye la mortalidad. Es más, hay indicios de que -en ciertos casos- vuelve a aumentar en forma leve, debido a las complicaciones que genera. No hay que olvidar que la cesárea es una operación mayor, con riesgos asociados de infecciones o complicaciones por la anestesia, entre otros problemas, recordó Karolinski.

Si los datos sobre su estricta utilidad son tan claros, ¿por qué se ha vuelto algo tan común? Un estudio reciente, realizado por un equipo de investigadores de Fundación Femeba, indagó el tema consultando la visión y opinión de más de 360 obstetras de toda la provincia de Buenos Aires y señaló algunas razones.

"La cuestión central que encontramos es que los médicos ven a la cesárea como una solución y no la perciben como un problema. Se trata de un comportamiento adaptativo, generado ante las presiones cotidianas de su práctica profesional", resumió el doctor Francisco López, investigador de la Fundación FEMEBA.

Según este Magíster en Ciencias Sociales y Salud de FLACSO, "en concreto, hay muchas razones para esta tendencia: desde cuestiones económicas y legales a una formación profesional que se concreta en instituciones con altas tasas de cesáreas. Y desde falta de recursos adecuados -como anestesistas o quirófanos disponibles- a la ausencia de una mayor consideración social y reconocimiento laboral de los "obstétricos", o sea las comadronas y el personal calificado que -sin ser médicos- está muy bien entrenado para asistir un parto normal".

También hay otros elementos que suman, como la percepción –errada- de que la cesárea es siempre más segura o que tiene complicaciones menos graves que las producidas por el sufrimiento fetal agudo, algo posiblemente asociado al hecho de que las nuevas camadas de médicos se formaron en entornos donde las cesáreas son prácticas generalizadas. Además, influyen las decisiones de las pacientes que no quieren sufrir dolor y las presiones del entorno familiar y social que –muchas veces- ya no percibe el trabajo de parto como un proceso natural.

Como revertirlo. Para el doctor Rodolfo Fregonese, subjefe del servicio de Obstetricia en el Hospital Austral, "hoy por hoy, alcanzar las tasas recomendadas por la OMS es algo complejo, y nuestro propio sistema de salud conspira contra la baja de dicho índice".

Es que Argentina muestra contradicciones considerables: por ejemplo, para una empresa de medicina prepaga, cubrir un parto normal resulta mucho menos costoso que una cesárea. Sin embargo, para el médico ocurre todo lo contrario, porque atender un parto normal puede llevarle tres ó cuatro horas de tiempo profesional, mientras que una cesárea se resuelve en 45 minutos. Y también se extiende cada vez más el problema legal (Ver Recuadro).

Para este experto, la reversión de la tendencia debería comenzar "con una campaña de educación de todos los niveles: desde la facultades de medicina a las residencias médicas, pasando por las organizaciones profesionales y las prepagas. Además, este obstetra –que integra el Programa de Parto Seguro del Hospital Austral, que exhibe un porcentaje de nacimientos por cesárea de alrededor del 7%- explicó que otros países lograron concretar acciones efectivas.

"Por ejemplo, EE.UU,, tenía un problema similar de alta cantidad de cesáreas. Y hace ya varios años comenzaron a armar grupos de trabajo para atender a embarazadas. Cada uno de esos equipo estaba integrado por hasta cinco obstetras que pueden reemplazarse entre ellos, sea cual sea la hora en el que empieza el trabajo de parto o su duración. De esa manera, la futura mamá ya sabe, desde el principio del proceso, que en su parto puede ser asistida por alguno uno de los integrantes de ese equipo". Esta tipo de atención en equipo garantiza dos cosas: que al momento del alumbramiento el médico pueda atender a su paciente estando descansado, lúcido y atento para poder responder a cualquier eventual problema que surja. Y también que se haya podido

Desarrollar una buena relación médico–paciente, que facilite el momento. Es una alternativa que tiene lógica laboral, contempla mejor la realidad personal del profesional y garantiza la mejor atención a cada futura mamá.

Por su parte López, de Fundación FEMEBA, afirma que hay mucho por trabajar para revertir el problema. "Por ejemplo, lograr una mejor regionalización de las instituciones de mayor complejidad y una adecuada comunicación entre los centros de referencia para tener un protocolo de derivación efectivo. Esto ayuda a salvar vidas porque determina rápidamente qué hacer, que haya recursos como ambulancias o a donde hay que derivar un parto natural que comienza complicarse".

A estas políticas de reorganización se le pueden sumar diversos estímulos económicos para los que concretan partos naturales, y una mejor capacitación para que el médico logre recuperar el concepto de que la práctica de una cesárea suele tener más consecuencias médicas y complicaciones que un parto natural, salvo que esté expresamente indicada por las guías médicas.

Y López es contundente: "si seguimos con esta tendencia, y adoptamos cada vez más naturalmente los nacimientos por cesáreas, vamos a llegar a una situación totalmente ridícula: terminaremos preguntándonos cuales son las raras situaciones e indicaciones médicas que nos hagan llegar a un parto natural".

por Enrique Garabetyan

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