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SHOWBIZ | 07-02-2016 08:00

Millenials en la TV: Contar sus conflictos

Cada vez hay más series sobre temáticas duras con protagonistas adolescentes. La fórmula: tramas crudas con formato multipantalla.

Ni los conflictos naíf de “Montaña rusa” ni el mundo superficial y millonario de “Beverly Hills 90210”: los contenidos audiovisuales para jóvenes hoy son el reflejo crudo de los conflictos que vive a diario su audiencia, con temáticas vinculadas a las frustraciones personales y profesionales, los conflictos sexuales y de género y los vínculos efímeros y mediatizados por la tecnología. La generación que le da la espalda a la televisión tradicional quiere ficciones no condescendientes.

Los Millennials, o Generación Y, es la denominación con la que se conoce a aquellos que nacieron luego de 1985 y que entraron en la juventud con el cambio de milenio. Su característica principal es que no recuerdan cómo era el mundo antes de la web. A diferencia de sus predecesores, que vivieron y crecieron en un mundo analógico, son nativos digitales y no conciben una realidad que no esté siempre conectada. Para ellos, las fronteras entre realidad y virtualidad son borrosas y la tecnología es una prolongación de su propio cuerpo. Se trata de nuevos consumidores y usuarios que no se rigen por las mismas reglas que sus mayores y que tienen otras necesidades y demandas. A pesar de que sus comportamientos son un misterio para muchas marcas, en América Latina los Millennials representan el 30% de la población y según una proyección de la consultora D´arriens, en 2020 representarán el 41% de la fuerza laboral del mundo y en 2030 este número superá el 70%.

Al igual que en el resto de los aspectos de sus vidas, estos jóvenes entienden al entretenimiento en términos digitales. A la hora de las series y las películas, esta generación prefiere ver sus contenidos on-demand y en la plataforma que tenga más a mano, desde celulares y tablets hasta un televisor. En 2014 el 78% de los Millennials latinoamericanos tenían un smartphone y sólo un 57% acceso a una computadora de escritorio, por lo que gran parte de lo que realizan y consumen lo hacen en dispositivos móviles. De acuerdo a números difundidos por Latin Link, el 59% de los jóvenes del continente consume películas sólo por Internet, volviendo obsoletos términos tradicionales como “tanda publicitaria” o “prime time”. Es por eso que quienes quieran seducirlos y ganarlos como audiencia deberán adaptarse a sus demandas.

Para lograr ser exitosos con la Generación Y no sólo se deben tener en cuenta los formatos de transmisión sino también los tipos de contenidos que les ofrecen. Lejos de las fórmulas que fueron exitosas en el pasado, hoy la audiencia busca ver reflejados sus conflictos reales en pantalla sin concesiones. Uno de los productos que logró este cometido es “Girls”, cuya quinta y última temporada se estrenará el 23 de febrero a las 21.30 por HBO. Cuando el ciclo debutó en 2012, el anuncio de una comedia dramática centrada en cuatro amigas que viven en Nueva York trajo de inmediato comparaciones con uno de los productos más populares en la historia de la señal: “Sex and the city”. Sin embargo, bastaron pocos minutos del primer episodio para entender que las similitudes eran meramente formales. Todo comienza cuando los padres de la protagonista deciden anunciarle que no pensaban mantenerla más y que a partir de ese momento debía sobrevivir como pudiese. La escena, una verdadera pesadilla para un Milllennial, está inspirada en lo que le sucedió en la vida real a Lena Dunham, la mente detrás del envío. Ella es quien escribe y protagoniza el programa, tomando su propia vida y la de sus amigos como base para contar historias que antes no tenían lugar en la televisión, como las dificultades de ser una joven con un cuerpo diferente del socialmente establecido, el neo-narcisismo que trajeron las redes sociales y el status actual de los vínculos afectivos tradicionales, desde la amistad hasta los lazos familiares y qué sucede con las relaciones amorosas. Todo en “Girls” es crudo y realista, desde las escenas de sexo, lejos del esteticismo con el que la pantalla chica siempre las trató, hasta discusiones sobre aborto o acoso laboral.

Suceso. Gracias a este enfoque honesto, “Girls” se volvió en un suceso de rating a nivel mundial, sobre todo en la audiencia joven, y convirtió a Dunham en un ícono de esta generación inconformista. De hecho, a partir del suceso de la serie la editorial Random House le ofreció un contrato de 3.5 millones de dólares por su primer libro. “No soy ese tipo de chica” se editó en 2014 como un conjunto de ensayos que fue un suceso de ventas y en donde con un estilo franco y tragicómico, esta neoyorquina cuenta desde un episodio de violencia sexual que sufrió en carne propia hasta los problemas profesionales que vivió en la industria. Hoy, además, es una de las principales adherentes a la candidatura presidencial de Hillary Clinton y apoya a varias causas humanitarias. Se trata de algunas de las cualidades que se destacan de los Millennials, que tienen como hábito apoyar económicamente o trabajaron como voluntarios en alguna causa que les parezca justa, además de mantenerse informados sobre temas sociales que les interesan, como la brecha en los sueldos entre géneros o los problemas inmigratorios.

Es un buen ejercicio ver “Girls” pensando en otras producciones que reflejaron la juventud o la temprana adultez en los 90, como “Beverly Hills 90210” o “Friends”. A diferencia de estas series, en este caso los vínculos son imperfectos, todos los personajes cometen errores y, en ocasiones, actúan de manera maliciosa, sin más excusa que sacar ventaja. Aún así, si “Girls” busca ser un reflejo de la generación Y en la Nueva York actual, le falta recorrer un largo camino en términos de minorías raciales e inmigración, por ejemplo. Los Millennials son la generación más diversa en la historia de los Estados Unidos: se calcula que el 18.5% son hispanos, el 14.2% son negros y el 4.3% son asiáticos. El envío de Dunham, en cambio, está dominada por blancos y fue blanco de críticas por eso.

Universo On-demand. Aunque “Girls” puede verse on-demand en la plataforma de HBO para móviles y computadoras, todavía está atada a una lógica de televisión perimida para los jóvenes. Netflix, en cambio, es el vehículo perfecto para contar estas historias pero se enfrenta a un desafío mayor: el público que hoy es adolescente y que es incluso más complejo de abordar que los Millennials. La “Generación Z” nació a mediados de la década del 90 y aún hoy está moldeando sus hábitos pero las series y las películas no son su prioridad. Es por eso que la compañía tomó como uno de sus objetivos próximos salir a su conquista. Su primera movida fue tomar la mítica serie canadiense “Degrassi”, con 14 temporadas al aire desde 1979, y reacondicionarla a los tiempos que corren. “Degrassi: Next Class” sigue la vida de estudiantes y egresados de un colegio secundario en la actualidad. Sin puntos de contacto con las producciones juveniles tradicionales como de décadas pasadas, en este caso las temáticas que se tocan incluyen las diferentes maneras de asumir la sexualidad y los géneros, las nuevas drogas, las familias disfuncionales, el cyber-bulling y las enfermedades mentales. A la vez, el gigante del streaming compró los derechos exclusivos de dos films que tienen a youtubers estadounidenses como protagonistas. Por un lado, la comedia “Smoosh: The Movie”, con el dúo formado por Anthony Padilla y Ian Hecox y la aparición de varias estrellas de la plataforma de videos de Google, y por otro, “Una mala noche”, una cinta de aventuras con Jenn McAllister y Lauren Luthringshausen. A diferencia de “Girls”, no se trata de títulos que pueden llegar a atraer a un público amplio, sino que están específicamente pensados para los adolescentes actuales quienes, incluso más que los Millennials, descartaron las formas tradicionales de consumir contenidos audiovisuales en favor de opciones digitales no tradicionales como YouTube o Snapchat.

En este escenario queda claro que el principal obstáculo no es encontrar producciones que atraigan a los jóvenes y adolescentes, sino que los creadores de contenidos y quienes lo transmitan logren que estas generaciones adopten como hábito estar en esas plataformas y consumir sus productos. “En el universo on-demand no existe aún un sitio en donde encontrar ficciones y películas que atraigan a este público. Para nosotros eso representa tanto una oportunidad como un desafío”, aseguró Erik Barmack, vicepresidente de contenidos globales de Netflix, en una entrevista a un periódico inglés. A pesar de su sinceridad, lo que el ejecutivo no dice que es cortejar y conquistar a los Millennials y a la Generación Z ya no es una opción, sino una necesidad para sobrevivir.

por Tomás Balmaceda

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