Tuesday 19 de March, 2024

SOCIEDAD | 15-03-2016 20:17

Más awadistas que Awada

Abundan los "defensores" de la primera dama por la tapa de NOTICIAS. Amas de casa versus trabajadoras, machismo y envidia.

Dice el diccionario sobre el significado de la palabra “decorativo”: que es estético, embellecedor, atractivo. Pero en el contexto de luna de miel que buena parte de la sociedad -y de los medios- vive con el gobierno macrista, analizar el rol decorativo de la primera dama que ocupa la tapa de NOTICIAS, resulta para muchos una afrenta, como lo prueba la polémica que estalló en las redes sociales y mi experiencia como invitada al programa de América, Desayuno con Pamela.

En la nota se retrata ese arquetipo femenino que encarna Juliana Awada, en las antípodas de la mujer alfa propia de la escena política kirchnerista. Una descripción que no es valorativa sino descriptiva: se la ve muy feliz de haber puesto en pausa su rol de empresaria para dedicarse exclusivamente a acompañar y cuidar al presidente, pero eso no le quita excepcionalidad a la decisión.

A quienes la tapa hirió su sensibilidad, coinciden en la reivindicación de las gloriosas amas de casa que no trabajan fuera del hogar, con un énfasis que parece postularlas como un estadío superador de quienes participamos del mercado laboral y también adoptamos roles domésticos en contraturno. Pero lo realmente insólito es que se acuse de machismo al señalamiento de ese perfil de mujer, tan ajeno a las mayorías, inmersas por vocación o necesidad económica en la duplicidad de tareas. ¿Qué vendría a ser el feminismo?

Entre los argumentos que los periodistas de Pamela -y la propia conductora- dispararon contra mi nota, además de que solo podría provenir de una mente envidiosa (esta sí, una observación algo machista) me asombró la del psicólogo-panelista Gervasio Díaz Castelli: le pareció “una desestimación de la mujer que está bien constituida en su femineidad”. A saber: si te levantás a las 6 para cocinar antes de correr a la oficina o leés el cuaderno de notificaciones antes de caer rendida en la cama, andás floja de constitución femenina. Freud no nos habrá querido tratar tan mal.

Por lo demás, la propia Awada demostró ser más inteligente que los aduladores que ya le arman la corte: primero aceptó que le haga unas preguntas por teléfono; después tuvo la gentileza de escribirme para decir con humor que no le había gustado el título, pero agradeció la nota en la que no encontró “nada malo”.  Obsecuentes, abstenerse.

por Alejandra Daiha*

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