Thursday 28 de March, 2024

MUNDO | 22-03-2016 16:01

¿Qué busca ISIS con el ataque a Bruselas?

Los objetivos y la estructura del grupo terrorista. Los temidos "lobos solitarios", las manos invisibles del terror.

En términos sismológicos, Bruselas sufrió una réplica del terremoto del noviembre del 2015, que tuvo epicentro en París.

Aquellas masacres en bares, restaurantes y el teatro donde actuaba una banda norteamericana, fueron diseñadas y coordinadas en la capital de Bélgica. Más específicamente en el barrio de Molenbeek, donde reside una gran comunidad musulmana.

Los servicios de inteligencia francés y belga creyeron haber desarticulado la célula terrorista, al capturar la semana pasada a Salah Abdeslam, el jefe de las masacres parisinas. Los atentados en Bruselas evidenciaron que el aparato aniquilador aún tenía estructura para seguir golpeando.

El ataque que ensangrentó a Bélgica y aterrorizó nuevamente a Europa, lleva la huella de ISIS, la organización que desplazó a Al Qaeda como principal organización terrorista y cuya existencia se da en tres dimensiones: La primer dimensión es visible y consta de un proto-estado autodenominado Califato, que dispone de un gobierno, encabezado por Abú Bakr al-Bagdadí; un territorio que abarca partes de Siria y partes de Irak; una capital que está en la ciudad siria de Raqqa, y un ejército de tierra que está librando una guerra cuasi-convencional contra los ejércitos de Siria e Irak, contra las potencias que apoyan a esos ejércitos y contra los peshmergas, esos valerosos milicianos kurdos que en los últimos meses han recuperado territorios poniendo a ISIS en retroceso.

Además de la dimensión corpórea y territorial, hay otras dos dimensiones en la que ISIS se vuelve un cuerpo fantasmagórico.

Una de esas dimensiones es la que adquirió como herencia en la matriz terrorista de la que proviene: Al Qaeda.

Antes de zambullirse en la guerra civil siria, fortaleciéndose con el financiamiento de estados oscurantistas como Arabia Saudita y Qatar, ISIS se llamó Al Qaeda Mesopotamia, milicia creada por Abú Mussab al Zarqawi, jihadista jordano que fue lugarteniente de Osama Bin Laden en Afganistán.

En esa matriz, conoció la creación más siniestra y eficaz del saudita Bin Laden y el egipcio Aymán al-Zawahiri: la estructura global de células dormidas, conectadas a una neurona central que las activa en el momento conveniente para que produzcan una deflagración en el lugar en la que estén implantadas.

La tercera dimensión en la que se desarrolla la existencia invisible de ISIS, es la de los llamados “lobos solitarios”. Esta es la forma más laxa de pertenencia, porque no existen casi vínculos orgánicos a estructuras, sino lunáticos inspirados por mensajes en la web que han sido estratégicamente diseñados para convertir el lunatismo en fanatismo.

Esas personas que no han recibido ni adoctrinamiento ni instrumentos, sino sólo mensajes detonadores de un fanatismo sanguinario, actúan cuando pueden, como pueden y contra quien tienen a mano y en situación de absoluta vulnerabilidad.

La masacre de Bruselas fue perpetrada por los brazos que ISIS tiene en la segunda dimensión de su existencia, o sea la de estructuras de células dormidas.

Las víctimas directas de golpe sanguinario son las decenas de personas que murieron en el subte y en el aeropuerto de Bruselas.

Pero el blanco del jihadismo abarca mucho más que las víctimas directas. Igual que Al Qaeda a partir del 11-S, ISIS busca que las potencias occidentales pierdan libertades públicas e individuales. Ergo, el blanco es también el Estado de Derecho, rasgo esencial de la democracia occidental. Con cada golpe terrorista en sus propios territorios, los ciudadanos europeos y norteamericanos ven adelgazar sus libertades y ven crecer la incidencia imperceptible pero real de los aparatos de inteligencia de sus respectivos países.

El otro blanco al que apuntan estas masacres de ISIS en Europa son los cientos de miles de refugiados. Esas masas desesperadas de familias que dejan sus hogares en el Oriente Medio, buscando sobrevivir en lugares donde haya paz y trabajo.

El objetivo del terrorismo jihadista es que Europa cierre sus puertas a esas multitudes desesperadas. Las masacres del pasado noviembre negro que vivió París, tuvieron que ver con el funesto pacto entre la UE y Turquía, para empezar a sacarse de encima esas olas de refugiados en las que se infiltraron los kamikaces que, ya en territorio europeo, se unirán a células existentes o las conformarán, para planificar las deflagraciones que se perpetran siempre contra blancos civiles e inermes.

¿El objetivo? Que los musulmanes de la diáspora occidental vivan bajo sospecha y sean blanco del temor de sus vecinos, para que queden condenados a regresar al “califato” y tomar las armas para vivir y morir en la “jihad”.

Es posible derrotar a ISIS en su dimensión visible, o sea en el territorio sirio-iraquí donde construye un proto-estado y tiene un ejército que, al mismo tiempo que perpetra un genocidio, lucha en una guerra regular.

Lo imposible es derrotar a esa modalidad de terrorismo en las dos dimensiones invisibles y laxas de su existencia.

por Claudio Fantini

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