Por unas horas, el kirchnerismo volvió a ser gobierno, incluso con autoridad de policía. Antes, durante y después de la asistencia de Cristina Kirchner a los tribunales federales de Comodoro Py, militantes de la movilización de apoyo a la ex presidenta actuaron como agentes de seguridad informales que bloquearon el único ingreso disponible al edificio judicial. Tanto la prensa como el resto de los ciudadanos, que necesitaban entrar a Comodoro Py a trabajar o para realizar trámites judiciales, tuvieron que someterse al interrogatorio de los “guardias” K, quienes filtraban a los “autorizados” o no a pasar la estrecha puerta que dejaba el vallado instalado en la calle, delante de la escalinata de los tribunales por donde tenía que pasar Cristina. No había policías en el lugar: la única “autoridad” que regulaba el tránsito de personas era la guardia camporista.
Marcelo Escayola, reportero gráfico enviado por NOTICIAS para cubrir el acontecimiento, fue bloqueado en el ingreso y empujado por los “vigilantes” kirchneristas, que a cada periodista que buscaba entrar a Comodoro Py le preguntaban para qué medio trabajaba, y solo habilitaban el pase a los considerados medios amigos. Cuando Escayola le pidió a uno de los “guardias” de los tribunales que se identificara, el militante le contestó “Germán”; y a la pregunta por el apellido, la respuesta fue una sonrisa irónica. Esto ocurrió poco después del incidente que sufrió la periodista de radio Mitre Mercedes Ninci, quien fue físicamente agredida por militantes cristinistas.
Parece que no cambió nada. O sí. El nuevo gobierno macrista, identificado en el relato K como hiper privatizador, tercerizó por un día la seguridad y el control de acceso público a Comodoro Py, y la dejó en manos de militantes kirchneristas sin credenciales ni autorización oficial alguna.
por Silvio Santamarina*
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