Thursday 28 de March, 2024

OPINIóN | 20-04-2016 11:15

Educando a Juliana: los peligros de moldear a una primera dama

El macrismo quiere tener una Michelle Obama argentina. El rol de la politóloga que entrena a Awada y los riesgos de la impostura.

La tapa de NOTICIAS sobre la primera dama decorativa acumuló enojos de todo tipo, dentro y fuera del nuevo poder. Describía el regreso de un rol arquetípico –el de la mujer que exclusivamente acompaña y contiene– novedoso en el escenario político de los últimos años. Para mi sorpresa, pocas horas después de la salida de la revista, la propia Juliana Awada, que había respondido algunas preguntas para la nota, tuvo la gentileza de mandarme unos mensajes por celular: “No leí la nota pero qué feo el título!! jajaja”. Y más tarde: “La leí!! No hay nada malo!! Gracias y beso grande”. Pero lo más sorprendente ocurrió a mediados de la semana en que esa edición estaba en la calle. Recibí el llamado de María Reussi, a quien hasta entonces conocíamos como “vocera” de Juliana y ahora sabemos que es su asesora, con rango de subsecretaria de Estado y sueldo de $90.000 mensuales. Me dijo que la primera dama le había pedido que me transmitiera su malestar con la nota. En la conversación descubrí que la mensajera ignoraba el intercambio que ella había tenido conmigo desde su propio celular. “Habrá cambiado de opinión”, concluyó antes de informarme que, además, la nota le había caído muy mal al Presidente y que aunque “ellos”, a diferencia de “los anteriores” no iban a responder a las tapas molestas retaceando pauta publicitaria, tampoco era cuestión de seguir tirando del hilo hasta que se rompa.

Pensé entonces que su vocera no estaba contribuyendo a convencer de que el rol de la nueva primera dama era más que decorativo. Y pienso ahora en el destino forzoso de los familiares de políticos compelidos a la actuación pública. Como Máximo Kirchner, el heredero cuyas apariciones espasmódicas hacen dudar de su vocación de liderazgo. La mujer de Macri es fresca, agradable. Se la ve cómoda escoltando con mirada amorosa al jefe de Estado. Ahora conocemos la verdadera misión de Reussi. Ojalá que no la someta a una versión diplomática de “Educando a Nina”.

*Editora ejecutiva de NOTICIAS.

por Alejandra Daiha*

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