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SOCIEDAD | 07-05-2016 09:10

La esposa de Vargas Llosa y Juliana Awada: estilo y glamour

Isabel Preysler y la primera dama argentina comparten gustos a la hora de vestir. La elegancia de ambas fue el centro de la atención en la cena anual de la Fundación Internacional para la Libertad.

El Nobel Mario Vargas Llosa pasó por la Argentina y se reunió con Mauricio Macri. Pero lo más comentado en la cena anual de la Fundación Internacional para la Libertad no fue ese encuentro, sino la presencia y el estilo de sus parejas: Isabel Preysler y Juliana Awada. Ambas mujeres marcan tendencia por su estilo, motivo por el cual inundaron infinidad de veces las páginas de las revistas de moda de todo el mundo.

Es indiscutible que ambas son dueñas de una belleza exótica y son símbolos fashion gracias a su elegancia. Por eso, no llama la atención que Preysler y Awada hayan acaparado todas las miradas en la noche del miércoles 4 de mayo en el Golden Center. Ambas eligieron transparencias para el evento. La primera dama llevó un vestido en color gris plata, con mangas largas y falda, apenas por debajo de la rodilla, de la firma El Camarín. Por su parte, la pareja de Vargas Llosa eligió un diseño de encaje, sin mangas en tono negro. Lo similar en el atuendo no es casualidad. De hecho, Preysler y Awada comparten gustos parecidos a la hora de vestir.

Se destacan por ser austeras y clásicas. Llevan colores neutros como el tierra y el beige, además de los clásicos blanco y negro. No lucen demasiadas estridencias en sus atuendos ni colores llamativos. Las prendas básicas son sus aliadas. Las camisetas y las blusas son sus preferidas. E hicieron del jean el complemento ideal para todos los días.

Por supuesto, cada una tiene sus caprichos y debilidades a la hora de vestir: Awada es fanática de las parkas, mientras que Preysler prefiere los sacos de piel y los blazers. Los accesorios también son otra de las cosas que las distingue por completo. La pareja de Vargas Llosa adora los pendientes y aros de diamantes de gran tamaño. En cambio, la primera dama, aunque se trate de la gala más coqueta, hizo de las orejas despojadas un sello personal. A pesar de estas diferencias, Awada y Preysler demuestran que, sin importar la edad, con estilo se nace.

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